Christopher Vélez, cree que lo tiene todo, es rico, guapo, y está felizmente casado.
Pero alguien llegará... Alguien que cambiará el orden de su vida, que lo hará darse cuenta de que es lo que realmente desea...
⚠️Historia adaptada, aunque a partir...
Siento unos leves empujones en mi espalda, trato de despertar pero me pesan demasiado los ojos, los empujones siguen una, dos, tres veces más, mis ojos comienzan a reaccionar, escucho una voz conocida susurrando mi nombre al oído.
—¿Joel? —menciono adormilada.
—No, soy yo, soy Christopher amor.
Me levanto bruscamente abriendo los ojos, ¡¿Qué hace el aquí!?
—¡¿Chris!? ¿Qué haces aquí?
—Vine a ver como mi novia y mi ex mejor amigo tienen sexo, ¿Quieres que me una?
Mi rostro suelta denota completa confusión, ¿Joel y yo? A lo lejos veo como Joel guiña su ojo, dándome a entender que le siga la corriente, o al menos eso entiendo.
—Si quieres, aunque podrías esperar hasta mañana, Joel ya me ha dejado bastante cansada.
Su rostro se transforma en una completa cara de enojo y decepción, no se que pensar, ¡El me engaño primero! No entiendo que es lo que me viene a reclamar, mi cabeza es un torbellino, siento ganas de vomitar, y encima tengo un dolor enorme en la cabeza. Joel me guiña el ojo, haciendome sonrojar.
—¡No! ¡Dime la verdad! Ale, tu no me fuiste Infiel ¿Verdad?
Mi corazón se comprime al ver como sus ojos están llenos de lágrimas, lágrimas que se rehúsa a dejar salir. Pero, ¿Qué puedo hacer? El me engaño primero, y no quiero ser la segunda opción de alguien.
—¿Por qué habría de mentirte? ¿En qué te afecta? Tu me engañaste primero, y prácticamente en mi cara —suelto llena de rabia.
—¡Maldita sea Alessia! ¡Yo no te engañé! ¡Andrea me tapó los ojos! ¡Yo pensé que eras tu! ¡Joder alessia! ¡Pensé que eras tu! ¡No me di cuenta hasta que toque sus caderas!
Me quedo callada. Christopher ha comenzado a llorar, joder la he cagado.
—Bueno, creo que los dejo solos, bonita si necesitas algo solo llamame vendré enseguida.
Joel se va a dejándonos solos, Chris se sienta en la cama, no dice nada, tiene la cabeza agachada y sigue llorando manchando la sabana con ellas.
—Entonces... ¿No me engañaste?
—No, jamás te engañaría.
Mis ojos se llenan de lágrimas también, joder, la he cagado completamente.
Fin de la primera batalla. Joel dos, Christopher cero.
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