La amante ||C.V|| Sin Editar

Capítulo 89

//Christopher Vélez//

Entró a paso decidido al edificio. La recepcionista me deja pasar sin hacerme muchas preguntas, subo al elevador y presionó el piso, pasan unos minutos, por fin se detiene y se abre, salgo por supuesto.
Suspiro antes de entrar. Toco. Adelante dicen del otro lado, sin perder más tiempo entro.

—Christopher, amigo, ¿Qué te trae por aquí? —pregunta en una sonrisa.

—Sabes a lo que vengo —contesto en tono frío.

Este solo sonreí de manera irónica, haciéndome enojar aún más.

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Por qué hice que?

—Tu sabes perfectamente lo que hiciste, ¿Por qué la besaste?

—Oh vamos Chris, debo admitir que Alessia es demasiado hermosa, que yo recuerde nunca te llegaste a enojar por una mujer, respondeme algo, ¿Cómo es Alessia en la cama?

No respondo.

—Debe se ser muy buena, si no, ¿Por qué estarías con ella? Mira Christopher, te voy a ser directo, Alessia es hermosa y la quiero para mi, te guste o no, ya veremos a quien prefiere, mírame, mira a tu alrededor, soy igual o aún más millonario que tu, soy guapo, lo tengo todo. No te niego al principio dudé, porque valoraba la amistad que teníamos, pero luego recordé que tu me hiciste lo mismo, lo recuerdas ¿Verdad? Así que ¿Por qué no pagarte con la misma moneda?, en menos de lo que esperas tendré a Alessia debajo mio gritando, mientras que tu —me señala— te estarás hundiendo en tu miseria.

Decidido me acerco hasta el y le doy un puñetazo, esta vez el no se queda sin hacer nada y me devuelve el golpe, así duramos por un par de minutos hasta que decido poner fin a esto.

—Sobre mi cadáver, te quedarás con Alessia, antes muerto que cedertela.

—Ya lo veremos Christopher, ya lo veremos, tal vez sea ella la que venga corriendo hasta mi, mientras tanto te recomiendo disfrutarla tanto como puedas. Ahora si me disculpas tengo una reunión que atender, por lo que te voy a pedir que te vayas.

—No hacía falta que me lo dijeras, ya me iba.

Abro la puerta y salgo de la oficina, entro al elevador y presionó el botón de la primera planta.
Las palabras de Joel no logran salir de mi mente.

«¡Maldita sea!»

El elevador se abre, salgo de este y camino hacia la salida, ya fuera del edificio dejo salir una enorme bocanada de aire. No, por nada de este mundo voy a darle a Alessia, jamás.
Subo a mi auto, y comienzo a conducir a casa.

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La casa está en total silencio. Me trae el vago recuerdo del día en que descubrí el engaño de Sunshine.
Subo las escaleras con sumo cuidado, camino hasta llegar a la puerta y la abro cuidadosamente, respiro tranquilo nuevamente al ver que no hay nadie más que Alessia en la habitación. Sonrió tiernamente al verla durmiendo, está acostada boca abajo, sonrió aún más al ver que su espalda está llena de rasguños, pequeños recuerdos de la noche anterior.
Me quito la ropa hasta quedarme solo en boxer y me acuesto en la cama.