Christopher Vélez, cree que lo tiene todo, es rico, guapo, y está felizmente casado.
Pero alguien llegará... Alguien que cambiará el orden de su vida, que lo hará darse cuenta de que es lo que realmente desea...
⚠️Historia adaptada, aunque a partir...
Entro rápidamente a casa, ignoro por completo a Nadia, quien me suelta millones de preguntas apenas cruzo la puerta, subo corriendo a mi habitación y me encierro, claramente no voy a dejar las cosas así porque si. Si de verdad me va a dejar me lo tendrá que decir a la cara. Marco el numero de Erick, al segundo timbre contesta.
—¡Hey Bro! ¿Qué pasa?
—¿Podrías pasarme la dirección de Joel?
—¡Claro, anota!
Copio la dirección.
—Gracias Er, te debo una.
—No te preocupes —cuelg la llamada suspirando.
Vuelvo a salir de la casa, subo al auto y manejo hacia dicha casa.
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Estaciono el auto frente a la casa de Joel, y bajo. Las empleadas me facilitan el acceso muy rápido, pues vine un par de veces.
—¡Alessia! ¡Alessia ven aquí a darme la cara! ¡Ven aquí y dime que ya no quieres estar conmigo!
Entro a la sala gritando. De la nada sale Joel, quien solo está vestido por unos boxers, y que me sonríe descaradamente.
—Christopher, que sorpresa, ¿Te unes a la fiesta?
—Sabes a lo que vengo, ¿Dónde mierda esta Alessia?
—¿Alessia? Mmm... Esta profundamente dormida, de hecho se acaba de dormir, ya sabes la deje cansada —espeta burlonamente.
No contesto. Me dirigo hacia las escaleras y comienzo a subir con Joel detrás mío. Abro bruscamente cada puerta en su búsqueda, no la encuentro hasta que abro la penúltima puerta del pasillo. Efectivamente Alessia esta dormida, pero no está para nada desnuda, me acerco hasta quedar acostada en la cama y suavemente la comienzo a mover, en vano porque no despierta.
—Vamos Chris, déjala dormir, esta demasiado cansada —Joel suelta recargado en la marco de la puerta.
—No te creo para nada, ¿Cómo ves? Hasta que de ella no salga que se acostó contigo y que me a dejar no te voy a creer nada.
Vuelvo a moverla, susurro su nombre en su oído. Por fin, luego de cuatro veces más, comienza a moverse.
—¿Joel? —menciona adormilada.
—No, soy yo, soy Christopher amor.
—¿Chris? ¿Qué haces aquí?
—Vine a ver como mi novia y mi ex mejor amigo tienen sexo, ¿Quieres que me una?
Su rostro suelta una expresión de completa confusión, listo, comprobado, ella no se acostó con el.
—Si quieres, aunque podrías esperar hasta mañana, Joel ya me ha dejado bastante cansada.
Mi rostro se transforma en una completa cara de enojo y decepción, «¡Mierda!» Joel, aun recargado en la puerta, suelta una carcajada, para luego guiñarle el ojo a Alessia, provocando su sonrojo.
Si, ahora si, la he perdido totalmente.
Joel dos, Christopher
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