Christopher Vélez, cree que lo tiene todo, es rico, guapo, y está felizmente casado.
Pero alguien llegará... Alguien que cambiará el orden de su vida, que lo hará darse cuenta de que es lo que realmente desea...
⚠️Historia adaptada, aunque a partir...
Cuando el juego terminó bajé prácticamente conteniendo las ganas de vomitar. Busqué un lugar apartado para luego soltar todo.
—¿Qué tal? —me abrazó fuerte, cuando terminé de vaciar mi estómago.
—¡Me encantó! ¡Hay que subirnos todo el día! —repliqué sarcástica.
—Jaja, que graciosa.
—Lo sé —le guiñé el ojo— ojalá te rías cuando te tenga como mi esclavo.
—Yo se que no será así. Ven, mejor vamos a buscar a mis primas.
Me acercó aún más para besarlo, pero el fue más rápido y los mordió, me sujetó más fuerte de la cintura y me siguió besando.
—Les dije que se estarían comiendo —Leslie dijo.
Nos separamos rápidamente riendo. Estaba totalmente sonrojada, las cuatro soltaron risas al vernos.
—Bueno, ya dejen de molestar, mejor vamos a comer.
Comimos pizza, después por helados, y por último nos subimos a los juegos que nos hacían falta. Y por supuesto nunca faltaron los besos de Christopher. El sol ya se estaba metiendo, caminábamos por todo el parque, me encantaba que estuviera todo iluminado, era demasiado lindo y daba un ambiente romántico. Nos tomamos unas fotos, y por último fuimos a la rueda de la fortuna, por elección de las niñas.
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—¿Cuándo volveremos a Nueva York? —pregunté cuando estuvimos en el auto.
Las primas de Christopher estaban dormidas cuando llegamos a casa, por lo que con ayuda de Yenni y Leonardo las llevamos hacia sus respectivas habitaciones. Ahora estábamos en la habitación de Christopher.
—Mañana por la noche —respondió suspirando.
—¿No quieres volver?
—La verdad no.
—¿Por qué?
—Porque aquí puedo estar tranquilamente con mi familia y contigo. —me besa delicadamente— mientras que en Nueva York, tengo demasiado trabajo y solo te veo en horas de trabajo y al llegar a casa me deprimo.
—Cuando te sientas así, sabes que mas puertas de mi departamento están abiertas —respondí coqueta— y otra cosa también.
—¿Y si siento solo ahora mismo? —me acomodó debajo de el.
—Pues...
No me dejo terminar, sus labios tocaron los míos y en cuestión de minutos la habitación se lleno de sonidos placenteros...
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—No quiero que se vayan —dijo mientras abrazaba la pierna de Chris.
—Si, no te vayas porfavor —Leslie dijo entre lágrimas.
—¿Nos veremos pronto verdad? —Camila preguntó en tono triste.
—Por supuesto que si —respondió Chris— . Les prometo que haré todo lo posible para venir más seguido. Además ustedes también pueden ir a verme.
Me había encariñado con ellas...
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