La amante ||C.V|| Sin Editar

Capítulo 92

//Joel Pimentel//

—¿Estas lista? —pregunté.

—Si señor, estoy lista.

— Bien, ya sabes, tienes que ganarte ese puesto, Alessia puede ser muy mansa, así que tienes que hacer de la niña buena que no rompe ningún plato.

—Si señor.

Le hice una seña para que se acercara, realmente se miraba muy sexy con el atuendo que estaba usando, ella, sumisamente obedeció, la besé con fuerza y poco a poco la fuí desnudando, justo cuando iba a penetrarla, mi teléfono sonó, aún maldiciendo contesté.

—Joel Pimentel.

— Señor... —aquella voz contestó.

—¿Qué pasa?

—Andrea necesita estar aquí en cuanto antes.

Gruñí, como les encanta joder.

—Bien —colgué— será para la próxima nena.

Rápidamente Andrea se compusó la ropa y salió de la oficina.
Resignado y cabreado, comencé a trabajar.

//Alessia Cruz//

Me dejé caer en la silla giratoria, miré a mi alrededor, esta sería mi nueva oficina, bufé, las malas miradas aumentaron aún más cuando supieron que había pasado de ser secretaria a ser la mano derecha de Chris.

La oficina en sí, ya era grande, pero sentía que le faltaba algo, tal vez algo más de iluminación y decoración.

—¿Puedo pasar? —Chris abrió la puerta— bueno no importa de todas formas ya entré.

Reí.

—¿Qué tal? —señaló la oficina— ¿Te gusta?

—Contrataré a un diseñador de interiores.

—¿Enserio? —preguntó riendo.

—Si, esto es deprimente —arrugué mi nariz.

—Bien, lo que tu digas cariño.

Se acercó a mí, por instinto me levante de la silla para luego ponerme frente a él, y besarlo, luego cuidadosamente lo aventé sobre ahora mi nuevo escritorio.

—¿Desde cuándo eres tan salvaje?

—¿Cuando...Vienen...Las...Candidatas —pregunté entre besos en ignorando lo anterior.

—Ya... No... Deben... Tardar...

Nos separamos, y luego de reponer el aire perdido hablé.

—Espero que estén viejas y arrugadas — dije causando la risa de Chris.

—Como sea, ninguna se comprara contigo.

Sonreí.

~~~~~~~~~~~~~~

Y así fue como después de algunos minutos o quizás después de una hora, comenzaron a llegar muchas mujeres y uno que otro hombre.
Algunas no me agradaban para nada.

—Después de las entrevistas puedes irte, yo me quedaré trabajando.

—¿Tan temprano?

—Si.

—¿Por qué? —pregunté curiosa.

—Solo hazlo.

—Hoy estás muy raro.

—Lo soy preciosa, lo soy.

Dicho esto, se sentó a mi lado, para que pudiera comenzar con las entrevistas.
Uno por uno fueron pasando (contando que también habían hombres.) algunas miraban de pies a cabeza a Christopher, causando mi enojo, casualmente las últimas habían sido las más respetuosas.

Cuando por fin acabé, solté un enorme suspiro de alivio, mire a Christopher, quien me guiñó el ojo, haciéndome reír levemente.

—Creo que ya se a quien escogerás.
—sonrió tras ver a la última de las mujeres.

—Me conoces tan bien cariño —palmeé su hombro.

§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§