Incertidumbre

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Dos años después

Macario Valdés paladeaba su whiskey mientras descansaba en el sofá, cuando vio entrar a Juliana a la estancia. Acomodó sus lentes, y agudizó su mirada. Al ver a su hija no pudo evitar recordar a Valentina. En dos años no había podido conseguir que su hija regresara al redil, a su hogar.

Le incomodaba de sobremanera los rumores. Valentina Carvajal tenía su reputación, y el que compartiera apartamento con su hija, no se miraba bien. Durante esos años no había encontrado la manera de romper esa amistad de su hija con Valentina, pero su paciencia estaba empezando a agotarse.

- La he dejado mucho tiempo a su libre albedrío- pensó- es hora de que eso cambie- acomodó sus lentes con su índice y ladeó su cabeza tal cual hace un boxeador antes de iniciar un round.

- Mija! Venga! Siéntese aquí con su papá! - le señaló el sofá frente a él- ahí acomódese! - dijo con su voz àspera, pero tratando de sonar amable.

Juliana lo miró, y fue a sentarse donde le señaló.

- Dime, pa! Tienes algo que decirme? Es que quedé con Valentina de ir al teatro. Y ya se está acercando la hora, no quiero llegar tarde.

El solo escuchar el nombre de ella lo alteraba. Pero por su experiencia en los últimos años sabía que gritar, exigir y demandar no daba resultado con Juliana, era como que el verle su ira ella activaba su escudo protector y se preparaba para el contraataque, esta vez sacaría de la ecuación a Valentina con una nueva estrategia.

- Mija, y su madre? - preguntó

- Dijo que se sentía cansada, fue a recostarse.

Macario era un hombre inteligente y hasta cierto punto perverso. Con la respuesta de Juliana de inmediato se le ocurrió su estrategia para por siempre terminar con esa amistad. No quería que su única hija se desviara por la mala influencia de su compañera de apartamento.

- Ay mi Lupe! - colocó el vaso de whiskey en una mesa cercana y se sobó la sien con ambas manos. Su expresión facial cambió a una de gran preocupación y sus ojos fingieron una gran tristeza.

Juliana se inclinó hacia él, posó su mano derecha sobre su rodilla y con voz trémula por la preocupación, consternada preguntó,

- Papá, pasa algo que yo no sepa? Me estás preocupando - expresó sumamente preocupada.

Macario se levantó, dio unos pasos y se detuvo frente al ventanal y comenzó a sollozar, Juliana se sorprendió por su reacción, desde su lugar pudo observar como sus hombros se agitaban, como si estuviera conteniendo un llanto franco. Jamás de los jamases Juliana había visto a su padre así.

- No puedo decirte, hice una promesa- tragó saliva, sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió sus lágrimas de cocodrilo- Pero.... no importa puedes irte. Se te va a hacer tarde para llegar a la tu cita con tu amiga.

Se volteó, caminó hacia ella, la tomó de la mano y la abrazó. Suavemente acarició su cabello,

- Mija, olvídese de este momento de flaqueza! - besó su frente con ternura y palmeó su hombro.

- Vaya! No haga esperar a su amiga! Yo aquí me quedó, ok?

Juliana era buena hija y al ver a su padre en ese estado, no podía marcharse. Además que ver a su padre demostrando debilidad era algo completamente nuevo para ella. Supo que algo grave estaba pasando y no pensaba salir de esa casa hasta averiguar.

- Papá, no estoy yendo a ningún lado, voy a cancelar lo del teatro, pero me tendrás que contar que está pasando ok?

Juliana sacó el cell de su cartera y envió un mensaje a Valentina. Mientras lo hacía Macario mordía su labio inferior, una sonrisa maquiavélica se insinuó en su boca.

Soy como quiero ser (Terminada)Where stories live. Discover now