Sette

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Después de unos cuantos minutos de silencio eterno y de expectación agonizante, una tarjeta rectangular sale de la cámara. El fotógrafo la toma enseguida y la agita suavemente a la espera de su revelación.

Ashton suspira ruidosamente antes de regresar a la silla de su escritorio.

—Rinaldi, independientemente de que sea perfecta para tu visión de la nueva temporada, no podemos contratar a una chica cualquiera que te encontraste paseando a tu perra— Comenta sin mucha importancia, calando del cigarrillo y dejando caer las cenizas en la porcelana que de cristal que tiene al lado.

Amélie se siente algo ofendida.

Luke parece estarlo un poco más que ella.

—Discúlpate, pero ella no es una chica cualquiera— Interviene con seriedad, dispuesto a hacerle saber cómo son las cosas. Se relame los labios y la mira. —Ella es, huh. ¿Cuál es tu nombre, linda?

—Amélie Hepburn— Contesta en un murmullo avergonzado, no es capaz de hablar más alto ni aunque quisiera.

—Su nombre es Amélie. Oh, qué bellísimo nombre, me encanta— Se muerde los labios al mismo tiempo en que cierra los ojos por un segundo, como si de verdad estuviera disfrutando el saber que ahora puede llamarla todas las veces que se le antojen.

Es posible que Amélie quede un poco hipnotizada con aquel gesto, y piensa en que hombre es, santísimo sea el cielo por haberlo creado así de atractivo.

—Ella es Amélie— Vuelve a tomar la palabra cuando parece haber salido de su deleite personal. —Y es definitivamente la única chica que vamos a encontrar en toda Italia que me complazca. No hay otra, he estado en toda Roma durante esta última semana y no he hallado a nadie que se asemeje a ella. Es perfecta para mi, la necesito.

—Pero es que ella no es obesa, Rinaldi— Insiste Ashton, como si eso fuese un requisito sumamente importante y Amélie no cumpliera con el. —Si nuestro lema es 'ama tus curvas', necesitamos a alguien que sea dos veces su talla.

Luke arruga las cejas de manera pronunciada.

—Pero coño, ¿tú necesitas una ballena o qué?— Se queja sin escrúpulos. Amélie quiere reírse por su expresión, pero considera que no es un buen momento para ellos. Además, están hablando sobre ella como si no estuviera, y siente que es su oportunidad para colocarse la ropa nuevamente y seguir siendo prácticamente invisible. —Ya se que las modelos que hemos tenido se han comportado de manera poco ética y que suelen tener discusiones de gatos y perros entre ellas, pero es que tampoco podemos tener un zoológico aquí dentro. Soy fotógrafo, tomo foto, no doméstico. Además, quiero que promovamos las distintas contexturas corporales, Milago. No promover la obesidad, es una enfermedad, ¿lo sabías?

Amélie definitivamente prefiere quedarse pasando desapercibida en estos instantes, porque Luke parece realmente irritado y Ashton no luce como que puede soportarlo tampoco.

—Si, lo se. No estaba hablando de ninguna ballena por el amor a Cristo, solo decía...

—Tonterías, eso es lo que decías— Lo corta ahí mismo. —Cuando te di la idea y el nuevo lema para nuestra revista no lo hice pensando en una mujer obesa, lo hice pensando en una mujer con peso promedio, bello, natural, realista, porque resulta que ahora todas las chicas quieren estar en los huesos como si esa fuera la apariencia ideal, pero la verdad es que tampoco puede ser sano— Sacude la cabeza como si se arrepintiera de algo. —Además, estoy exhausto de no tener a qué agarrarme a la hora de follar.

Ashton chasquea la lengua.

—Oh vamos. No seas ridículo. Si puedes agarrarte a una mujer delgada a la hora de follar sin ningún problema— Replica Ashton.

—¿En serio?— Alza las cejas. —Porque la última vez que te atrapé follando con una de mis modelos te estabas sosteniendo al escritorio. porque ni de broma esa chica tenía algo de masa en todo el cuerpo, así que a mi no me vengas con esa.

—Eso ha sido lo más machista que has podido decir en tu vida, Tenle un poco de respeto a Amélie. De seguro debe de estar molestándole que hables de esa forma, bastardo maleducado.

Luke jadea en voz alta y se gira hacia una Amélie que hasta ahora no ha dicho una sola palabra. Se saca el cigarrillo de la boca y la mira con toda la amabilidad y el arrepentimiento del mundo.

—Tiene razon, mil disculpas, Amélie. Ha estado mal de mi parte expresarme de esa manera.

—Huh, yo, si esta bien— Balbucea, y solo se pregunta por qué la mira así. La está desconcentrando. —No se preocupe.

—¿Te molesta que hable sobre el sexo?

—N-No. Yo, creo que no.

—¿Ves? No la he enfadado despues de todo, y no le incomoda que hablemos sobre el sexo— Devuelve la mirada hacia Ashton y de repente hace esto de bajar la voz diciendo algo que Amélie no consigue entender. —Yo en serio me la follaría.

—¿Disculpe?— Pregunta.

El fotógrafo la mira nuevamente y le sonríe tan solo para morderse los labios con suavidad.

—Que yo te fotografiaría.

Amélie asiente aturdida, siente el cuerpo caliente y es posible que ya no aguantar estar parada por más tiempo, cada vez que sus ojos viajan hacia el fotógrafo siente que pierde fuerzas, que se vuelve vulnerable, y no entiende por qué.

Luke vuelve a tomar la palabra.

—En fin, lo que quiero es que cualquiera que vea nuestra revista se de cuenta de que si una mujer tiene un par de libras sigue siendo hermosa, que no tienen que seguir ningún tipo de estándar establecido por la sociedad, que chicas como Amélie son hermosas, que Amélie es tremendamente hermosa. Para eso es que tuve esta idea, para nada más.  Ah, y mira, la fotografía se reveló— La alza y la deja sobre el escritorio de madera, justo al alcance de Ashton. El hombre la toma sin problemas. —¿No crees que el mundo merece ver esto? Merece ver lo que yo veo. Además, es extranjera, se le ve a leguas. ¿Cuál es tu nacionalidad, linda?

—Estadounidense, señor.

—¡Y es estadounidense!— Sonríe encantado. —A ellos les encantará, y debes admitir que tiene un acento muy sensual, hombre. Puede llamarme señor todas las veces que se le den la gana. Por favor hazlo, querida.

A Amélie no le da tiempo a pensar ni siquiera en una reacción para sus palabras, aquel hombre habla demasiado rápido, y vaga mucho.

Ashton mira la fotografía y se acaricia el mentón pensándolo.

—Tienes razón, sería un éxito. Pero, ¿le preguntaste ya si quiere ser nuestra modelo?

—Nuestra no, mía. Recuerda que tú te encargas de las redacciones y todo eso— Le recuerda. Se gira hacia Amélie con los ojos brillantes. —Amélie, te gustaría ser mi modelo, mi musa?

Bien. Amélie va a negarse, va a rechazar rotundamente lo que podría ser la burla más grande de su vida, la vergüenza infinita de toda su existencia. Sin embargo, lo tiene a el delante, con esos orbes azules y preciosos directos hacia ella, y aunque solamente se encuentra mirándola en un ruego, por dentro siente como le remueve cada entrada, cada célula, cada latido del corazón hasta manejarla y hacer a su antojo.

La cabeza se le mueve sola en un asentimiento.

—Yo, huh, si. De acuerdo.

El fotógrafo junta las manos en una alabanza y sonríe tantísimo que Amélie por un segundo piensa que se le van a romper las mejillas.

—Entonces no hay más nada que decir. Preciosa Amélie, bienvenida a Bella Donna.

Body art [#2] | ✓Where stories live. Discover now