VII

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14 años después

Alice se encontraba en la cocina hablando con Hal. Hablaban tranquilamente porque sabían que Betty se había desvelado leyendo un libro y Kristell, siempre despertaba tarde.

— ¿Qué te dijo el doctor de la niña?

— Que ya tiene el diagnóstico. ¿Me vas a acompañar?

— Alice, cariño ¿Qué día es?

— Hoy en la tarde

— Lo siento, no puedo, recuerda que tengo que ir a un congreso — disolvió la azúcar en su café — pero cualquier cosa me llamas

— Hal, tengo miedo

— Todo va a estar bien cariño

— No sé, me preocupa demasiado

— ¿Quién te preocupa mamá? — apareció Kristell en el marco de la cocina — por tu cara supongo que yo. Ya me voy, al rato regreso

— No puedes salir

— ¿Por qué no? Voy a correr con Archie, quedé con él anoche

— Tienes cita con el doctor y tenemos que ser puntuales

— Voy a hacer ejercicio, regresaré a tiempo. Lo prometo — su madre negó con la cabeza — ¡Papá! Dile algo, que me deje salir. No me puede tener encerrada

— Alice...

— No Hal, no va a salir. Está bien, vete, pero solo tienes permiso una hora

— Adiós

La menor de sus hijas se fue y la vieron unirse a Archie. Alice estaba preocupada, su hija llevaba meses en terapia y el psiquiatra ya tenía un diagnóstico. En lo que esperaba a Kristell, preparó el desayuno para Betty.

— Buenos días mamá — tomó asiento y se sirvió jugo — ¿Dónde están papá y Kristell?

— Tu padre ya se fue al congreso y tu hermana salió a correr con Archie

— ¿Con Archie?

— Si, con él. Por cierto Elizabeth, quiero decirte algo

— Dime mamá

— Te daré un consejo, los hombres suelen ser una porquería. Por nada del mundo, te vayas a enamorar de Archie, es tu mejor amigo y no quiero que te rompan el corazón cariño

— En caso de que me gustara Archie ¿Qué tendría de malo? Nos conocemos muy bien

— Míralo como lo que es, tu mejor amigo, no quiero que te rompan el corazón. Los hombres suelen ilusionarte y después irse como si nada hubiera pasado, además no estás en edad de tener novio

— Hablas como si te hubiera pasado

— Dios, que cosas dices Elizabeth. ¿Quién me puso haber roto el corazón a mi? Por favor — se levantó y dejó su taza en el fregadero. Miró por la ventana y el nombre de esa serpiente vino a su cabeza. Soltó un suspiro lo bastante largo, como para que Betty se le acercara

— ¿Segura?

— Que si Elizabeth. Por cierto, en la tarde no puedes salir, ni siquiera con Archie, tengo cita con tu hermana en el doctor

— Pero mamá, yo no tengo la culpa de eso, ya tenía planes para ir a Pop's. A mí no me dejas salir y a Kristell si, cuando ella es la que se supone que está enferma — comenzó a argumentar — Creo que mínimo me merezco salir con mi mejor amigo

— Está bien, puedes ir. Pero al igual que tu hermana, tienes prohibido decirle una sola palabra a Archie de tu hermana. Hoy nos dan el diagnóstico

— ¿De verdad está enferma? Porque no parece. Va de fiesta, sale, estudia, todo

— Físicamente Elizabeth. Veremos qué es lo que pasa hoy.

Betty consiguió su permiso para ir a Pop's con Archie. Kristell regresó dos horas después, por lo que hizo enojar a Alice. Esa hora de más le costó que su madre la regañara y la persiguiera por toda la casa para preguntarle dónde había estado.

Alice y Kristell, se encontraban sentadas en la sala de espera del hospital. Por muy tonto que a ella le pareciera, Alice la obligaba a estar con lentes de sol, para intentar que nadie los reconociera, nadie en Riverdale podía saber que la hija menor de los Cooper visitaba continuamente al psiquiatra, cuando aparentar era normal.

— Kristell — mencionó una enfermera

— Vamos cariño — su hija solo le hizo una mueca

Se adentraron en el consultorio del doctor Oliver y tomaron asiento. Él las saludó cordialmente y del cajón de su escritorio sacó un sobre.

— ¿Cómo te has sentido?

— Igual, como siempre. Para serle sincera, estoy harta de sus terapias

— Disculpela, no...

— No pasa nada — miró a la rubia que se encontraba cruzada de brazos y sin expresión alguna en su rostro — Puedes salir, necesito hablar con tu mamá, porfavor

— Perfecto — miró a su madre

— No te vayas muy lejos cariño — rodó los ojos y salió — Supongo que es algo grave, como para que tuviera que salir

— Después de todas las sesiones que llevamos, por fin tengo el diagnóstico — los ojos azules de Alice se podaron sobre él — su hija tiene esquizofrénia juvenil, debemos comenzar con el tratamiento

— Dios mío. ¿Cómo se lo voy a decir a su padre?

— Necesito que regresen mañana, pero los dos

— Él no está, salió hoy a un congreso 

Alice salió con el sobre en la mano. Se sentó en una butaca y comenzó a sollozar. Por fin pudo entender las actitudes de su hija, sus agresiones a ella y a los demás, todo lo que le decía, el aislamiento, todo, dejó de pensar que eran solo berrinches. Con lágrimas en los ojos recordó que no todo estaba perdido, el doctor le había dicho que el tratamiento podía ayudar e incluso los síntomas podían desaparecer y hacer una vida normal, pero tal vez tendría que estar medicada toda su vida.

Se fueron a su casa y la dejó un rato ver la televisión. El secreto que ella cargaba y ahora la enfermedad de su hija la iba a absorber por completo, que de tanto pensar y pensar empezó a llorar en la sala.

Archie y Betty se pararon enfrente de la puerta roja brillante y se dieron un abrazo.

— Prometo que lo repetiremos

— Gracias Archie

— Si, porque si de por sí tu mamá ya me quiere matar porque Kristell regresó dos horas más tarde, supongo que tendrá razones para hacerlo si llegas un segundo tarde

— Es exagerada — abrió la puerta — adiós — cerró y caminaba en dirección a buscar a su mamá, pero no fue necesario porque lo primero que vio fue a su madre sentada llorando — Mamá ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Papá?

— Estamos bien Betty

— ¿Kristell dónde está?

— En su habitación — comenzó a llorar más

— ¿Qué les dijo el doctor? Me estás preocupando

— Tú hermana tiene esquizofrénia juvenil — dijo y vio como los ojos de Betty también se llenaban de lágrimas. Se dejó abrazar por su hija y se permitió llorar en sua brazos


El hilo rojoWhere stories live. Discover now