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Aclaración: Esto no es un capítulo de la historia que yo escribo. Inspirado en el capítulo de ayer que me hizo llorar demasiado.

Narra Alice.

Me encontraba dando vueltas por la sala, quería morderme las uñas de lo nerviosa que estaba, aún no podía creer lo que Jellybean había hecho, pero no la culpaba ¿Cómo podría hacerlo? Solo es una niña que se sentía abandonada. Su madre la había utilizado para controlar a FP, Juguead se iba a ir a estudiar, su papá estaba conmigo y trabajando, lo que hacía que le quedara poco tiempo para estar con ella, en cierto punto me sentía culpable y no tenía del por qué.

Lo vi bajar las escaleras, se veía mal.

- Oye ¿Cómo está? - lo vi sentarse y solo mirarnos

- No lo sé, en verdad no lo sé

- No sé si te agrade la idea pero busqué terapeutas infantiles y encontré uno con execelentes referencias - me había dado a la tarea de esto porque quería ayudar

- Espero que esté en Toledo, porque es donde llevaré a Jellybean - me miró

- Tienes razón, necesita a su madre - miré para otro lado para evitar el contacto visual con él, pero sentí los ojos de Juguead y Betty sobre mi

- Y a su padre

- ¿De qué hablas? - no entendía lo que decía. Una sensación extraña invadió todo mi cuerpo

- Alice - se levantó y se paró frente a mi - Ella es mi niñita, si esto no es un grito de ayuda, no sé lo que es

- Al menos ¿Podemos conversar al respecto? - un nudo se formó en mi garganta y sin darme cuenta las lágrimas ya habían comenzado a invadir mis ojos. No podía perderlo una vez más

- Si - me tomó de las manos - pero primero lo primero. Jellybean me dijo donde se ocultan sus cómplices todas las noches

Cuando terminó de decir eso, le explicó a Juguead lo que harían y se fueron. Creí que me daría un beso, peor no fue así, decidió irse sin volver a cruzar la mirada conmigo.

Me sentía tan mal, que solo subí a mi habitación dejando a Betty sola en la sala, quiso hablar conmigo, pero le dije que no era el momento adecuado, además, no quería aquel Jellybean me viera así. Ya en mi habitación que compartía con ese hombre de cabello castaño y ojos marrones me quedé mirando su lugar en la cama. Nunca pensé que lo perdería de nuevo. Esa habitación había sido testigo de las veces que nos entregamos el uno al otro, testigo de discusiones tontas, risas, de las veces que hablábamos de nuestros planes para el futuro.

Lo esperé, pero conforme pasaba el tiempo, creía que no regresaría, que se iría sin despedirse. Fui a ponerme mi pijama y me amarré el cabello en un chongo no muy bien hecho, porque aún tenía cabellos sueltos por mi cara, pero algo era algo. Me acosté en mi lado de la cama y saqué mi teléfono y me puse a ver unas fotos de nosotros, las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas y me tapé la boca con las manos, no quería que Betty o Jellybean me escucharan. El sueño me venció, o mejor dicho, tanto llorar que me quedé dormida.

No sé que tiempo pasó, pero desperté y lo vi quitándose la ropa para ponerse su pijama, se veía tan sexy.

- FP - hable y volteó a verme, justo cuando acababa de terminar de ponerse su playera

- Lo siento, no quería despertarte. Vuelve a dormir - se metió debajo de las sábanas y me dió la espalda - Buenas noches

- Forshyte, tenemos que hablar - me levanté de la cama y fui a su lado, me puse en cunclillas y lo ví, queriendo ignorarme - No te voy a dejar dormir hasta que hablemos - se sentó en la cama y se llevó las manos a la cara, estaba agotado

El hilo rojoWhere stories live. Discover now