XLVI

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"Las mentiras y los secretos son como un cáncer para el alma. Se comen lo que es bueno y dejan solo la destrucción..." - Cassandra Clare

Todos se quedaron en silencio después de lo que la rubia dijo, nadie dijo ni una palabra, solo se miraban entre sí y Betty en su cabeza se recrimaba por no haberle contado la verdad.

- Supongo que fue una reacción buena ¿No? - dijo el joven de gorro y los demás lo miraron - considerando su enfermedad no reaccionó como cuando la internaron

- Yo también me sorprendí por su reacción Juguead, pero en su mente debe de haber hecho todo lo que no hizo delange de nosotros - habló la madre de la chica

- No debimos mentirle. Mamá sabe que cuando reacciona así es peor a cuando nos quiere matar, porque no sabemos que es lo que va a hacer - se levantó de su lugar y empezó a caminar de un lado a otro - Voy a verla

- ¡Elizabeth! Déjala sola, de verdad, yo sé lo que te digo

- Betty tiene razón, hay que ir a verla, darle una explicación del porqué le metimos. No creo que sea bueno que esté sola en este momento, puede hacer algo

- Que no vayas FP, es mi hija y yo sé como actuar ante esto

- ¿Cómo puedes actuar tan fría? Tu hija en este momento tal vez se esté tomando pastillas de más, se esté cortando las venas o a punto de aventarse por la ventana o haciendo otra cosa yo que sé

- No me hables así - se levantó para encarar a FP - yo he vivido 17 años con ella y sé que hacer con ella en cada situación, así que no digas nada. Betty por cualquier cosa que pase ya todos saben dónde están los tranquilizantes. Voy a subir y a tratar de escuchar que está haciendo y no se les vaya a ocurrir ir a verla

La ojiazul subió, pero a medio camino dejó caer las lágrimas que había estado aguantando. Se acercó a la puerta de la habitación de su hija y pudo escuchar sus sollozos, se le partió el alma y mejor se fue a su habitación.

Al día siguiente la vieron bajar como si nada hubiera pasado, cosa preocupante porque no era de reaccionar así, les habló, solo guardó una manzana a su mochila y se fue a la escuela.

Los días posteriores fueron igual, los ignoró lo más que pudo. Nadie hacía ruido en la casa y Alice y FP estaban enojados pro el siempre hecho de que ella seguía imponiéndose a qué él le hablara a su hija.

La mejor noche de la vida de ellos dos, tuvo como resultado a Kristell, pero guardar el secreto por 17 años estaba siendo caótico para todos, ningún secreto permanece enterrado por mucho tiempo. La que más sufría era la rubia menor, que incluso estaba tomando pastillas de más, en las noches no dormía por estar llorando.

Una noche se escabulló por su ventana, en la tarde había acomodado la escalera que Juguead utilizaba para subir. Ala habitación de Betty, antes de vivir juntos.

- FP Kristell no está - entró corriendo a su habitación que compartía con su pareja

- ¿Cómo que no está? Yo me la topé en el pasillo

- No está, ya la busqué en el sótano, en el ático y en todos lados, no está. Hay que ir a buscarla

- Juguead y yo vamos, quédate aquí con Betty, le pediremos ayuda a Hiram, a Fred, Archie y a los demás. Te falta mes y medio para que des a luz, no puedes andar a estás horas, hazlo por los bebés

- FP no me va a pasar nada, sé que estoy en la recta final del embarazo, pero necesito buscar a mi hija, si me quedo aquí me voy a morir de la preocupación - hizo un puchero y lo tomó de la mano - vayamos por Fred y Archie

- Tú ganas, vamos

Los dos salieron y sus amigos como los hijos de ellos se les unieron en la búsqueda. Hermoine se fue con Alice a otro lugar, pro suerte lograron alejarse de los demás sin que se dieran cuenta, de la nada el teléfono de la latina sonó.

<<Llamada>>
- ¿Qué pasó Gladys? ¿Apareció?

- Jellybean anda en casa de una amiguita y su mamá la iba a dejar al remolque y me dijo que en el camino vió a Kristell golpeando algo, está en un viejo parque. Alice y tú están más cerca que nosotros

- Vamos para allá
<<Fin de la llamada>>

- Era Gladys, dice que Jellybean vio a Kristell en un parque viejo, pero yo no doy en cuál ¿Tú si?

- Ya sé cuál, vamos

Empezaron a caminar hasta que Alice a lo lejos la vió caminando de un lado a otro y patenado piedras mientras lloraba. A ese parque Hal las había llevado al poco tiempo de que le diagnosticaron la esquizofrenia y le explicaron que ella era normal y que podía hacer lo mismo que los demás, no sabía cómo se le había ocurrido ir ahí, si en veces anteriores cuando se había escapado la encontraban ahí. La rubia menor le había explicado que ese lugar se había vuelto significativo para ella porque podía recordar que a pesar de que todo estuviera mal, todo tenía una solución, pero en ese momento por la expresión de su hija sabía que no pensaba que tuviera una solución.

- Ahorita vengo Hermoine, quédate aquí

- Te acompaño, se ve muy alterada

- No creo que me haga algo. La conozco

- Está bien, ve - le dió un abrazo

Alice se armó de valor y empezó a caminar en dirección a su hija, la rubia la sentir la presencia de alguien se volteó y Alice pudo ver qué tenía una navaja en la mano.

- ¿Qué haces aquí? - gritó

- Me preocupe por ti

- Ya no mientas, no estás preocupada por mi, no quieres cargar con la culpa de si me llegó a suicidar - en ese instante la ojiazul se dió cuenta de que la cara que había estado poniendo su hija, había sido una fachada, no estaba bien, estaba demacrada de la cara y demasiado pálida - ¡Me destruiste mamá! - elevó su voz - Todo fue una mentira

- No te lo dije porque no quería verte así, me rompe el corazón verte cuando te dan tus crisis. No quería hacerte daño

- El problema no es la mentira, el problema es que creías que no merecía saber la verdad por mi condición mental. Jamás me ha gustado que me oculten cosas y tu mentira se volvió mi única verdad, era lo único que sabía, no soy quien creía, mi papá no es el que pensaba, el novio de mi hermana, no solo es mi cuñado, también es mi hermano, nada es lo que me hiciste creer - se colocó la navaja en la muñeca

- Fui una tonta por mentirte, perdóname. Se qué no vas a escuchar nada de lo que diga pero quita eso de tu muñeca porfavor

- Por esa mentira tan grande tuya, desconfío de todos ahora, incluso de mi. No sé quién soy

- Eres mi hija y eso nunca va a cambiar por nada del mundo. Ven porfavor - abrió los brazos esperando que su hija se acecara y funcionó, al tenerla cerca le quitó la navaja y la aventó - Lo siento tanto - la abrazó y pudo sentir como temblaba e intentaba safarse de ella - todo va a estar bien, te lo prometo - empezó a acariciar su espalda - Tranquila cariño

El hilo rojoWhere stories live. Discover now