XL

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Después de la discusión con Jellybean, Gladys trató de calmarla, pero fue imposible. FP veía a Gladys dormir plácidamente mientras le daba la espalda, a diferencia de ella, él no podía dormir, miraba al techo pensando en todo y nada a la vez. Cuando ya se estaba quedando dormido, su celular sonó y abrió el mensajero, se paró rápido y se vistió, sintió que Gladys se despertaría pero no fue así, la castaña tenía el sueño muy profundo. Tomó las llaves de la camioneta y se fue.

Pop se encontraba limpiando una mesa cuando escuchó sonar la campana que anunciaba que alguien había llegado, alzó la mirada para ver quién era y se topó con FP y Alice a las 2 de la mañana.

— Chicos. Que gusto verlos ¿Cómo han estado?

— Engordando — frotó su vientre

— Estamos bien Pop, mejor que nunca — abrazó a la rubia 

— Me da gusto que vengan aquí como cuando eran adolescentes, es como volver al pasado

— Solo éramos amigos

— Eso decían ustedes, pero yo siempre les vi mucha química, una conexión innegable — les sonrió

— Si, no me recuerdes mis épocas de estúpido — soltó una risita — por fin estamos juntos y vamos a tener un bebé — le sonrió a Alice y puso su mano sobre la que ella tenía en su vientre

— Me da gusto por ustedes. Estaban destinados a estar juntos

— La verdad si — vio la mirada que Alice le lanzó — Pero venimos porque esta mujer me llamó que tenía un antojo de aquí y bueno, aquí estamos, hay que consentirla lo más que se pueda — le dio un beso en la sien a la ojiazul

— Yo quiero una malteada de vainilla, una hamburguesa vegetariana y una rebanada de pastel de chocolate

— ¿Todo eso?

— Creo que si va a heredar tu apetito FP

— A mi solo tráeme una malteada de chocolate — sonrió y tomó a Alice de los hombros — Vamos a sentarnos

Pop se apuró para tenerles su pedido lo más rápido posible. Les llevó la comida y regresó a hacer sus cosas, mientras que FP veía comer a Alice, le gustaba verla contenta, por lo menos ya se le había pasado el mal rato que Jellybean le había hecho pasar en el día.

— ¿Está rico?

— Demasiado —se metió una papa a la boca — ¿No quieres?

— Dame una papa — iba a agarrar la papa, pero la rubia le dio un manotazo — ¿Qué pasa? Creí que me ibas a dar — se empezó a reír

— Abre la boca — agarró una papa y le dio en la boca, para quedarse mirándolo unos segundos. Amaba a ese hombre con todas sus fuerzas y estaba feliz por poder estar con él — ¡Te amo! — dijo y miró con ternura al castaño, decir esa palabra siempre le había dado miedo

— ¡Yo te amo más, Al! — le sonrió y se acercó a ella dejando un beso tierno sobre sus labios — Eres lo mejor que me ha pasado

— ¿De verdad? ¿Lo dices en serio?

— Por supuesto

— Gracias por pasar por mi a mí casa para venir por mis antojos

— Siempre que quieras lo haré, y lo sabes. Todo sea porque ese bebé no se quede con el antojo de nada — con su pulgar acarició el vientre de Alice y sintió más de una patada — Por lo que veo me extrañaste eh

— Siempre se pone así cuando le digo que su papá es el hombre más maravilloso que existe en este mundo — sonrió

Ahí se quedaron un rato más. Cuando FP pidió la cuenta vio que Alice pidió 3 hamburguesas a Pop para llevar, cos que lo desconcertó un poco, pensó que ya se había llenado. Él condujo hasta la calle Elm para dejar al amor de su vida (como él ya se refería a ella) en su casa, la encaminó hasta la puerta roja y ya estando ahí le dio un abrazo. Amaba los abrazos de esa rubia, pues para él era una de las sensaciones más bonitas en el mundo.

El hilo rojoWhere stories live. Discover now