XI

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Actualidad

Despertarse en algunas ocasiones era doloroso, a pesar de que ya habían pasado tres años desde que le habían diagnósticado la esquizofrenia, su familia aún no estaba acostumbrada a verla cuando tenía una crisis; durante ese lapso de tiempo la habían internado tres veces. Si alguien le preguntara que era lo que sentía cuando la dejaban ahí, no terminaría nunca. Esa sensación de Soledad y abandono no se la deseaba a nadie.

Trataba de vivir con la enfermedad, pero la sobre protección de su madre y la actitud de su papá, la estaba acabando. La culpa la carcomia por dentro, sabía que no había hecho nada malo, pero Betty, Betty pagaba las consecuencias de que ella estuviera enferma, sus padres la obligaban a ser la hija perfecta y ella no merecía eso.

Era un fin de semana, se levantó para bajar a desayunar.

— Buenos días cariño — dijo Alice al sentir la presencia de su hija menor

— Buenos días — se sentó al lado de Betty

— Recuerda que no puedes tomar café, la cafeína te altera — Hal le quitó la taza que tenía y el café. Ella solo puso los ojos en blanco — es por tu bien, así que no pongas esa cara

— Papá — se percató de que su hermana había comenzado a  pasar sus uñas por sus piernas mientras dejaba marcas de resguños — creo que un poco de café no le hará daño — tomó la mano de Kristell y con la mirada le dijo que se tranquilizara o el desayuno no terminaría bien

— No pasa nada Betty — sonrió — puedo tomar jugo. Total es lo que siempre desayuno

— Oh por Dios — Alice llegó a la mesa con si taza de café — Mira la cara que tienes

— ¡Mamá déjala! — objetó Betty — todos nos acabamos de despertar, yo tampoco me veo mal

— Lo sé Betty, tranquila. Cariño — su mirada se desvío hasta la otra adolescente rubia — Cariño, te pones maquillaje después de que te duches

— Si mamá

— ¿Te tomaste tu medicamento? — habló Hal

— Papá, le has hecho esa pregunta todos los días durante el desayuno por tres años ¿No te cansas?. Pueden por lo menos tratar de ponerse en su lugar, no saben lo que ella siente, ni siquiera yo lo sé

— Betty — la tomó del brazo, pues ya se había levantado de la mesa — déjalo así y siéntate — la jaló, haciendo que su hermana se sentar

— Sé que le he repitido la misma pregunta por tres años Betty, pero es por su bien, sabes que si no se toma los medicamentos empieza a alucinar — se levantó de la mesa y dejó la servilleta de mal modo — me voy al registro. Alice, asegúrate de que se tome los medicamentos y si sigue así, que no salga

—  A veces pienso que ustedes son los que la enferman — soltó Betty mientras comía su cereal

— Elizabeth, déjame desayunar en paz

— En la tarde saldré con Verónica

— ¿Verónica? — dijo con su tenedor en la mano

— Verónica Lodge — respondió Kristell

— ¿Lodge?

— Ya te dijo Kristell que si. Acaba de llegar a Riverdale con su mamá... Hermoine, si, así se llama

— Oh por Dios, Hermoine Lodge de vuelta en el pueblo. No te quiero cerca de esa niña Elizabeth

— Es mi amiga

El hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora