XXVIII

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FP llegó al remolque encontrándose con Gladys y sus hijos, sonrió ante la imagen de verlos jugando un juego de mesa, eso lo reconfortaba pero no dejaba de sentir el corazón roto por haber déjado a Alice, no la quería, la amaba, siempre había sido ella, pero nunca se atrevió a decirselo.

— Papá — Jellybean corrió hacia él para recibirlo

— ¡Hola! ¿Ya está la cena?

— Ya, ya está — se levantó del sofá — llegaste más tarde de lo normal. Supongo que tuviste un día muy pesado

— La verdad si, mucho papeleo y sabes que no me gusta eso

— Que bueno que llegas papá — dijo Juguead mientras caminaba a la cocina — les quería decir que ya llegó la invitación de la boda del papá de Kevin y la mamá de Josie ¿Vamos a ir?

— Claro que vamos — dejó un beso corto en los labios de FP — tengo un vestido negro que te va a encantar

— Estoy seguro de eso, eres bonita — le dedicó una sonrisa falda, la quitó y fue detrás de Juguead — ¿Cuándo es la boda de Sierra y Tom?

— En tres días

— Hay que buscar un regalo, mañana me dejaré dinero a tu madre para que vaya a comprarlo. ¿Cómo te sientes ahora que tu mamá y yo nos dimos otra oportunidad?

— Al principio fue raro, pero ahora JB ya nos acostumbramos a verlos juntos — se sirvió un vaso de agua

Llevaba días saliendo con Gladys a pesar de que estaba con Alice. No se merecía a ni una de las dos, pero las cosas ya estaban hechas y no podía hacer nada, más que dedicarse a su familia.

— ¿Qué pasa? Te vez triste

— Nada ¿De dónde sacas eso muchacho? — fingió una sonrisa — estoy feliz, por fin está la familia junta. Cenemos que me vengo muriendo de hambre. Gladys, JB vengan — gritó y las dos llegaron — siéntense, yo les sirvo

— Algo hiciste, porque andad muy amable, pero lo aprovecharé, tú lavas los trastes

— No he hecho nada Gladys. Eso de lavar los trastes es trampa — servía comida en un plato — pero para que veas que he cambiado lo haré. Una cosa, mañana ve con JB a comprar el regalo para Tom y Sierra

— ¿Me puedes comprar un vestido?

— JB no le pidas cosas — la castaña recibió su plato de comida

— Déjala. Mañana le compras un vestido también. ¿Sabes una cosa JB?

— ¿Qué?

— Eres mi debilidad — la niña sonrió

— Todos lo sabemos — la castaña rió

— Le compras algo decente a Juguead porfavor

— Aceptó la ropa — habló con la boca llena — pero antes de que lo digas, les informo que mi gorrito no me lo quitaré por nada del mundo — siguió comiendo — habló en serio

— Debes de tener piojos porque nunca te lo quitas — la niña atacó a su hermano

En un casa de la calle Elm, se encontraban tres rubias cenando en total silencio, había una vibra rara y todas la sentían, tal vez era por lo de Alice o porque Betty estaba demasiado estresada por el periódico escolar.

— ¿Qué les pasa? Ya terminaron de cenar y no abrieron la boca más que para comer — las miró de reojo — ¿De verdad?

— A mi nada ¿A ti mamá?

El hilo rojoWhere stories live. Discover now