XXXII

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"He descubierto que las personas no son más que una capa tras otra de secretos. Crees que las conoces, que las entiendes, pero sus motivos siempre permanecen ocultos, enterrados en sus corazones. Nunca conocerás a nadie, aunque, a veces, puedes decidir confiar en alguien" – Verónica Roth

Fred tenía a Alice sollozando en sus brazos y Archie y Betty los miraban desde las escaleras. Archie no tenía mucho tiempo que se había enterado de que la rubia menor tenía esquizofrenia.

— Señora Cooper — se acercó y se sentó a un lado de ella, pero se dio cuenta que la había regado cuando la vio llorar más — perdón soy un tonto. Señora Smith, perdoneme, no quise

— Archie, ya guarda silencio

— Perdón, solo quería ayudar — Archie regandola como siempre

— Ahorita regreso — se levantó y tomó el ultrasonido que aún tenía rastros de la sangre de su brazo — quédense aquí

— Alice, estás muy alterada no puedes salir así

— Cállate Fred — salió de su casa y se subió a su auto

FP estaba sentado en su sala, mientras doblaba unas toallas. Gladys estaba en la habitación guardando la ropa de los dos.

— FP ¿Crees que Jellybean y Juguead tarde?

— Supongo, están en Pop's

— ¿Iremos por ellos?

— Se vendrán solos

— Okey, ya casi acabo ¿Cómo vas

— Bien, igual ya casi acabo

Los dos continuaron con lo que estaban haciendo, pero ya no hablaron, se quedaron en silencio. De un momento a otro la puerta del remolque fue abierta y FP se levantó al ver a cierta rubia ahí.

— Alice ¿Qué pasa? — no iba en un estado de ánimo bueno. Ella se empezó a acercar a él

— Basta de secretos, basta de mentiras — las lágrimas no cesaban — Debí haberte dicho antes, tal vez todo hubiera sido distinto — FP la agarró por los hombros, estaba desconcertado, no entendí nada de lo que salía de la boca de la ojiazul — Tuve... Tuve a tu bebé — FP la soltó y las piezas en el rompecabezas empezaban a encajar — Kristell es tu hija — sollozó — yo no te lo dije...

— Alice, tranquila, cálmate — la volvió a agarrar — Cálmate ¿Quieres

— Le dije que no quería una hija como ella y ahora está cedada, por mi culpa — el castaño solo rodó los ojos — ¿Tú te acuerdas FP de ese día?

— Si recuerdo Alice, pero

— Lo siento

— Cometí un error hace 17 años y lo estoy volviendo a repetir — sollozó más fuerte

— Alice ¿De qué rayos hablas?

— De qué vamos a tener un hijo — le extendió el ultrasonido que tenía en la mano, al hacerlo FP se dió cuenta que tenía sangre en una de las manos y la blusa manchada también — Perdóname, fui una tonta, pero quiero que me ayudes, necesito internar a nuestra hija

— Basta, no te digas así — las lágrimas también ya estaban invadiendo sus ojos. Vio el ultrasonido y alzó la mirada para ver a la mujer que estaba enfrente — ¿Porqué no me dijiste nada? ¿Qué te pasó en el brazo?

— Fue Kristell

— ¿Estás bien?

— Si, solo fue algo superficial. Tú no entiendes lo que hice FP, le dije a mi hija que había sido un error y que nunca había querido tener una hija como ella. Tengo que irme

— No — la tomó del brazo — me vas a explicar porqué hiciste lo que hiciste. Creí que te conocía Alice, pero me doy cuenta que no, te puedo aceptar lo de Kristell, por la situación en al que nos encontrábamos hace años, pero lo de tu embarazo ahorita no ¿Porqué no me dijiste?

— Tú no entiendes nada — su llanto se intensificó más — El día que fui a verte a tu oficina, quería decirte que estaba embarazada, me había enterado esa mañana 

— Un segundo ¿Entonces la pruebas de embarazo que Verónica encontró en el baño de Hermoine eran tuyas?

— Si, eran mías — su respiración ya era agitada — Ya sabes toda la verdad.
Kristell dormirá por todo lo que resta del día, despertara mañana. Si la quieres ver, puedes ir a mi casa, antes de que le hable a su psiquiatra y vaya por ella

— Alicia. No hemos terminado de hablar — gritó

— Déjame y dame eso — le quitó el ultrasonido

— Alto ahí Alice — la castaña había escuchado todo, se sentía mal y no sabía porqué 

— ¿Qué quieres?

— Ya decía yo que tu hija me recordaba a la abuela de FP, es igualita, solo que con el cabello rubio, la piel más blanca y con los ojos de tu papá. Hace tiempo vi una foto que tenía FP guardada y tu hija es idéntica

— Yo... Lo siento Gladys

— La infedelidad fue algo fácil de digerir, pero que tienes una hija con mi marido no creo que lo sea — sus ojos marrones se posaron sobre el vientre de la que alguna vez fue su mejor amiga buscando algún abultamiento, pero no encontró nada, la blusa que llevaba la rubia era sueltan — pero más difícil que vas a tener otro hijo de él

— Gladys

— Ahora no FP — estaba a nada de quebrarse pero logró disimularlo bien — necesito analizar, está bomba que Alice dejó caer sobre ti — se regresó a la habitación

— Lo siento por arruinar tu vida — lo miró a los ojos

— Tranquila, no arruinaste nada. Solo que como dijo Gladys, necesito asimilar todo esto al igual que ella

— Lo siento

— Ya basta, ya no llores. No creo que eso te haga bien a ti o al bebé — como por instinto se acercó a ella y la abrazó mientras ella seguía pidiendo perdón. Estaba enojado con ella por ocultarle a sus dos hijos, pero la quería. Recordó las palabras de Gladys, recordó una foto que tenía de su abuela de joven y si, efectivamente Kristell era idéntica a ella, solo con las diferencias que Gladys había dicho — ¿Ya sabe que soy su papá?

— No, y no lo puede saber

— ¿Qué pasó para que se pusiera así?

— Temprano le dije que no quería una hija como ella, pero encontró el ultrasonido, eso fue el detonante de todo

— ¿Quién está con ella?

— Fred, Archie y Betty — su respiración se normalizó y se tranquilizó un poco — tengo que irme, tú tienes que hablar con Gladys

— Te voy a llevar, no puedes manejar así. Más tarde hablo con ella, no creo que quiera hacerlo ahorita — Alice asintió y salió del remolque

— FP — salió de la habitación otra vez y el castaño la miró, no necesitó hablar, su mirada lo decía todo, siempre había sido Alice — No te preocupes por mí, ve — con una lágrima cayendo por su mejilla hizo una seña para que fuera con la rubia que suponía etsba afuera

— Gracias — le sonrió y ella le devolvió la sonrisa

El hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora