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"Debemos combinar la dureza de la serpiente con la suavidad de la paloma, una mente dura con un corazón tierno" - Martin Luther King, Jr.

FP se quedó esa noche con Alice, para ayudarla en lo que necesitara, el doctor les había dicho que si todo seguía bien, podrían irse al día siguiente.

Al día siguiente el doctor hizo un último chequeó y diles dijo que podían irse a su casa. FP acomodó los asientos especiales para transportar a los niños en el auto y regresó por su novia y sus hijos, sacó a la rubia del hospital en una silla de ruedas y sus hijos en brazos.

— Abre la puerta — ordenó la de ojos azules y con demasiado cuidado acomodos a los niños — listo, ya vamonos a la casa — FP le abrió la puerta y la ayudó a subir

— Ya vámonos

El castaño condujo con cuidado, tardo el doble de tiempo de lo que en realidad era de la casa al hospital y por mismo Alice se quedó dormida. Había dormido en el hospital pero no muy bien, nada como su cama. El hombre aparcó frente a la casa y despertó a Alice, aunque le dolió hacerlo por el siemple hecho de que se veía muy tierna, cuando la despertó la ayudó a bajar.

Aunque no quería cargar a los niños por miedo, tuvo que hacerlo. Alice entró primero con la niña en brazos y él detrás de ella con la pañalera colgada en el brazo derecho y el niño en sus brazos. El rey serpiente, un hombre rudo cargando un bebé.

— ¿Dónde dejo esto?

— Ponla en donde sea — se sentó en la sala con su hija en brazos — extrañé mi casa

— Yo también. Y eso que nos fuimos nada más día y medio — se sentó al lado de la rubia — Los niños están en la escuela, así que tenemos la casa para nosotros cuatro

— Se escucha bien ese cuatro — lo miró y le sonrió

— Tengo una duda ¿Qué hacías en el Heraldo? Se supone que dejaste de trabajar desde que nos reconciliamos con Kristell

— ¿En el Heraldo? ¿De dónde sacas eso? — regresó su mirada a la niña — Hola mi amor, ya estamos en casa — le dió un beso en la frente

— No te hagas tonta. Hiram me dijo que fueron a verte al Heraldo y ahí paso todo

— Te voy a matar — fue lo que pensó al escuchar que el moreno había abierto la boca — Estábamos en el Heraldo porque quiso tomar un atajo y cómo sabrás el está acostumbrado a las calles de Nueva York y ese día no traía a su chófer

— Haré como que te creo

— Te estoy diciendo la verdad

— Tendré que preguntarle a Hermoine

— No exageres ¿Porqué no me crees?

— Porque te conozco desde que tenemos diez años, Sussana

Decidierom quedarse en la sala un rato, en lo que la rubia pensaba como iba a hacer para que FP no se enterara que había ido a trabajar y una idea para callar a Hiram y a Hermoine. Patrick empezó a llorar y FP se espantó.

— ¿Porqué llora? No le hice nada — dijo preocupado

— Tranquilo Forshyte — sonrió — tiene hambre, eso es todo, dámelo. Le daré de comer antes de que Astrid despierte y también quería comer y me sea imposible

— Eres un encanto ¿Sabías? — se levantó y le entregó el niño a Alice — ¿Quieres que me vaya?

— Ya, ya vas a comer, no llores — habló tranquilamente — ¿Irte a dónde?

— Por allá, en lo que le das de comer

— ¿Estás loco no?

— Es que no te quiero incomodar

— No es como si no me hubieras visto desnuda ya antes, por algo estos niños están aquí — sonrió pícara — no pasa nada, solo que si ten una manta aquí y nada más checa que los niños no vengan. Eso es todo lo que tienes que hacer — comenzó a amamantar a su hijo

— Está bien

— Jamás pensé que a mi edad sería mamá otra vez, y mucho menos que por fin te dieras cuenta de con quién tenías que estar en realidad

— Yo tampoco pensé en convertirme en papá otra vez, tampoco que llegaría a tener gemelos. Estoy feliz de qué tú seas la madre de mis hijos, me haces el hombre más feliz del mundo. Desde niños siempre fuiste la única que podía sacar mi lado cursi y tierno, tienes ese poder sobre mi Alice

— Gracias, es un don. Por eso me enamoré de ti, porque a pesar de que con los demás podrías ser rudo, conmigo eras diferente, me tratabas como a nadie

— Me hacías como querías Alice — soltó una risa — y eso que a mí nadie me decía nada, pero tú si podías

— Éramos unos niños tontos

— Demasiado tontos — le sonrió — somos tal para cual. Ambos tenemos nuestro lado cursi y nuestro lado de serpiente y eso me gusta, me gusta que nos complementemos tan bien

— Menos palabras FP, dame un beso

— Encantado futura señora Jones — le dió un beso

— ¿Me estás proponiendo matrimonio?

— No lo sé — le sonrió — Habrá días en los que tendré que ir a la comisaría en la noche ¿Podrás quedarte sola?

— Supongo

— Te diría que los dejo en la semana de Juguead, pero es más miedoso que yo con todo este tema de los bebés

— Yo podré

Siguieron hablando de muchas cosas, de su relación, de ellos, todo lo que habían tenido que pasar para por fin estar juntos, su familia que se había convertido en una muy grande.

Sentir el calor corporal que los bebés emitían a Alice y a FP les daba ternura, eran tan pequeños que no querían soltarlos ni un momento. Eran sus hijos, resultado de su amor que había logrado sobrevivir por tanto tiempo. Cabe aclarar que al principio él si estaba enojado con ella por haberle ocultado su embarazo, pero conforme el tiempo había pasado esa discusión se convirtió a una que habían tenido en su habitación por los nombres que les podrían y todo porque FP quería seguir con si tradición formal, pero Alice terminó ganando como siempre y a sus hijos le pusieron Astrid y Patrick.

Sus apellidos se escuchaban tan bien juntos que a FP se le ocurrió una idea, claro, la tendría que platicar con Alice y ver qué opinaba de eso.













Boda no es JAJAJA

El hilo rojoWhere stories live. Discover now