XXI

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“Algo es seguro, sea lo que sea lo que intentamos esconder nunca estaremos preparados para cuando llegue el momento en que la verdad se desnude. Los secretos como las desgracias nunca vienen solos, se van acumulando hasta que se apoderan de todo, hasta que no queda lugar para nada más, hasta que tienes tantos secretos que parece que vas a reventar. El problema con los secretos es que incluso cuando crees tenerlo todo controlado no lo está.”

Todos se habían reunido nuevamente, habían recibido la misma carta y con la misma advertencia, revelar lo que habían hecho hace años.

— ¿Porqué aquí? Verónica puede llegar en cualquier momento — dijo la latina

— Esto ya no causa gracia, dejen de bromear y digan quien envío los sobres — la ojiazul dijo desesperada, se estaba poniendo nerviosa

— No me miren a mi, no siempre tengo que estar detrás de todo lo malo que pasa en este pueblo

— Hiram tiene razón, él también se sorprendió igual que yo cuando vio la invitación — se puso de pie — tenemos que actuar rápido — pasó la mirada por todos

— Desenterremos el cuerpo hoy — habló la pelirroja mientras se ponía de pie

Todos se miraron entre si. La idea de Penélope no era tan mala, puesto que tenían que saber si el cuerpo seguía donde lo habían enterrado y tratar de investigar cómo la persona que había enviado los sobres se enteró de que habían matado a alguien hace años.

— FP ¿Sigues cargando tu navaja?

— Si Penélope ¿Por qué? — la sacó de su pantalón

— La vamos a necesitar, en caso de que vayamos al bosque a desenterrar el cuerpo de ese depravado

— Yo cargo un arma — dijo Hiram mostrándola

— Yo también cargo la mía conmigo — habló Tom haciendo lo mismo que FP y Hiram — ¿Para qué las cosas?

— Penélope tiene razón, nos podemos encontrar asaltantes o lo que sea y llevamos unas mujeres bellas — Fred sonrió a las damas que estaban ahí — vámonos que tenemos que cabar. Traigo herramientas en mi camioneta

Martí Mantle fue el primero en salir con Penélope detrás de él y cuidando que nadie los viera. Se llevó a la pelirroja en su auto deportivo.

Hiram y Hermoine se subieron al auto negro de lujo que tenían, para seguir de cerca a Penélope y Martí.

Fred Andrews, se llevó con él a Tom y a Sierra, entre menos carros fueran, mejor.

FP le ofreció a Alice llevarse su carro, pero la rubia dijo que no, que iría con él en la moto. La ojiazul se subió a la moto y se agarró fuertemente de la cintura de FP, para no caerse.

En el orden en el que se fueron, fue en el que llegaron al bosque, así que Alice y FP fueron los últimos en llegar,  él la ayudó a bajar de la moto y ella se quedó agarrada de la mano de él.

— Se sintió increíble FP — se acercó a él y lo abrazó

— Cuando quieras te puedo dar las vueltas que quieras en la moto — inclinó su cabeza para poder besarla y ella se puso de puntitas

— ¡Nooo! — gritaron los demás

— Les recuerdo que estamos aquí para desenterrar un cadáver. Si van a negar que están saliendo por favor eviten, llegar juntos, irse juntos, darse la mano y besarse — habló Hiram mientras bajaba dos palas de la camioneta de Fred y sintió varios pares de ojos sobre él — sé que lo pensaron, pero no tuvieron el valor para decirlo, pero no sé preocupen, para eso estoy yo. Alice, muévete tantito — cuando la rubia se movió le aventó la pala a FP — Agarrala — se bajó de un brinco

El hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora