Juichiro

98 17 2
                                    

Tras una semana más de viaje, hospedándonos de gratis en casas rurales, posadas y demás alojamientos que encontrábamos por el camino, llegamos al mar.

Digo que nos ospedamos de gratis, porqué al no tener dinero, nos marxamos temprano por la mañana sin dejar rastro.

Al menos Tobirama tuvo el detalle de "tomar prestada" algo de ropa para que no se repitiera la situación de esa noche.

Hecho de menos a los chicos, me pregunto qué estará haciendo Madara y si van a tardar mucho en encontrarme.

Tobirama no me está tratando mal, pero porque estoy haciendo todo lo que me pide y siguiéndolo sin rechistar, tengo comprobado que cuando le desobedezco me secuestra o termina en pelea.

Además de que sigo llevando los grilletes que me debilitan. Además de no sentir ni una gotita de mi chakra, la sensación es similar a cuándo tienes fiebre y no puedes apenas moverte.

Estaba pensando en los chicos cuándo Tobirama por fin habló.

- ¿Puedes usar algo de chakra? ¿Podrías andar sobre el agua?

- Ha, aquí estaría. - resalté mirándolo mal-.

- Bien.

Sin nada más que añadir, pasó una mano  bajo mis rodillas y otra en mi espalda para alzarme y llevarme en brazos.

- O-oye, que se supone que...

- Sujétate bien.

Sin mediar más palabras, ambos desaparecíamos repetidas veces entre destellos de luz mientras Tobirama usaba el Hiraishin no jutsu para avanzar más rápido sobre el agua.

Reposé mi cabeza en su pecho y me sujeté a sus hombros durante todo el viaje, que no fue corto. Al cabo de un buen rato, sentí que de tenía y pude levantar la vista para confirmar que habíamos llegado a tierra firme.

- Uff, menos mal, tu técnica termina por marearme cuándo la usas tan seguido.

- No te preocupes, ya casi hemos llegado y podrás descansar.

No pregunté nada pero me hallaba neguitosa por saber qual era el lugar al que me había querido traer el albino.

Andamos unos quantos kilómetros más hasta detenernos frente a las ruinas de una antigua fortaleza.

Tobirama levantó la mano y parecía cómo si tocara algo, una especie de sustancia viscosa en medio del aire que no se veía si no la tocabas.

De pronto, en medio de la nada, se abrió una especie de brecha en el aire, cómo si fuera una puerta y a través de ella se veía un paisaje totalmente distinto.

Tobirama pasó y yo le seguí de cerca. Vislumbré admirada cómo la fortaleza tomaba vida, las murallas se alzaban imponentes sin grieta alguna y la gente paseaba por los jardines.

- Esta fortaleza está rodeada por una potente barrera que impide que nadie del exterior vea lo que hay dentro. - aclaró ante mi cara de estupefaccion-  Bueno, y tampoco se puede entrar ni salir sin permiso de alguno de los guardianes de la barrera.

Seguimos abanzando hasta llegar a una escalinata que daba accedo al interior de la edificación principal y un hombre salió a recibirnos.

- Tobirama sama, que placer contar de nuevo con su visita. - dijo exageradamente un tipo de tez pálida y pelo rojo-.

- Juichiro, gracias por dejarnos pasar. Dime, ¿Has tenido alguna noticia o visita reciente de alguno de mis compañeros?

- No señor, sois el primero que nos honra con su presencia desde la última vez.

Ore wa... Uchiha Madara.Where stories live. Discover now