Se terminó

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POV Madara

Tras una ardua batalla, y después de haber deseado tanto éste momento, el miserable Tobirama Senju llace a mis pies, desangrándose hacia su pronta muerte.

Iba a darle el golpe de gracia, pero un horrible y desgarrador grito golpea mi conciencia.

Tanto mi abatido rival cómo yo, olvidamos la batalla y la situación en la que nos encontramos, para mirar a la mujer que nos quita el sueño a ambos.

Hidan acaricia su espalda tratando de calmarla y Obito sólo la mira fijamente, con cierto deje de pena y comprensión.

Ese maldito mocoso...

No me hace falta preguntar. Sé, que ha roto el sello que mantenía oculta su memoria.

El silencio que invade el lugar tras detenerse sus gritos me perturba. Deseaba que ella volviera a mirarme con sus ojos, con los ojos de la mujer que me ama, pero cuándo lo hace...

Juro, que a todos los presentes, a mí incluso, se nos hiela la sangre y se nos para el corazón al ver esos ojos.

Sin expresión en su rostro, oscuras lágrimas de sangre descendiendo por sus mejillas y el mangekyou sharingan activado de nuevo.

Se levanta sin temblar ni titubear, y en apenas un instante aparece frente a mi, interponiéndose entre el Senju y yo.

— Yo... Lo siento...

Incapaz de articular ninguna palabra, me limito a mirarla. ¿Lo siento? No es su culpa, fue ese maldito y miserable Senju del demonio el que la alejaba de mi una y otra vez.

Aparta sus ojos de los míos, incapaz de sostenerme la mirada. Frunzo el ceño en confusión por actitud, confusión que aumenta cuando la veo agacharse al lado de Tobirama y levantarlo ligeramente para apoyar su torso y cabeza sobre su regazo.

¿Pero que mierdas...?

Sigo siendo completamente incapaz de moverme, limitándome a mirar la escena frente a mí, sin querer creerlo y sin poder entenderlo.

La mujer a la que amo, fue secuestrada por éste energúmeno... Y ahora ella acaricia su cabello y lo acompaña en su lecho de muerte cómo si fuera su esposa y no la mía.

La veo acercarse aún más a su rostro y susurrar palabras cerca de su oído.

— Mentiroso.

— Al menos... Tengo algunos... buenos recuerdos... contigo. Yo...

La sangre que sale de su boca le impide seguir hablando y ella se la retira con su mano.

— No digas nada. Ahora descansa, Tobi.

Ambos se miran a los ojos y ella aparta algunos mechones que caen sobre el rostro de él, que sonríe antes de cerrar definitivamente sus ojos.

Todo regozijo que hubiera podido sentir por su muerte queda opacado por la rabia y el odio que me embargan al ver tan "conmovedora" escena.

No lo entiendo. ¿Que he hecho mal? ¿Ella ha jugado conmigo todo éste tiempo?

Mi mente queda en blanco, a la espera de su próximo movimiento al verla levantarse y abandonar el difunto cuerpo de Tobirama Senju en el barro.

— Tengo... Algo que hacer. - se excusa sin mirarme-.

Dicho esto, hecha a andar, sin mirar atrás. Dejándome ahi, viendo como se aleja de mi sin decirme nada más.

¿De verdad has recuperado tus recuerdos?

¡Eh, mocosa! ¿Dónde mierdas crees que vas?

El jashinista peliblanco no tarda en llegar corriendo a su lado.

— A matar a alguien.

Todos nos sorprendemos, pero tardamos poco en seguir sus pasos, temiendo perderla de vista de nuevo.

La gente nos mira, temerosos, sin osar interponerse en nuestro camino mientras entramos al interior de la fortaleza, que está en ruinas de nuevo.

Caminamos tras ella por un pasadizo, hasta que se detiene frente a dos mujeres que hay en un rincón llorando.

— ¿Juichiro? - pregunta sin siquiera mirarlas-.

La mayor de las mujeres señala una puerta un poco más adelante mientras abraza a la más jóven.

Alba reemprende su camino hasta la puerta que señaló la mujer y entra en la habitación.

El resto, que vamos unos pasos por atrás, aún no vemos que hay en el interior de ésta, pero oímos un ruido sordo y al llegar vemos el cuerpo de un hombre pelirojo desplomado a sus pies.

Ella no se mueve, no habla, no se da la vuelta, sólo sige allí de pié mirando el cadáver.

— ¿Alba? - pregunta un inquieto Obito-.

— Fue él. - dice en apenas un susurro-.

— ¿Él, qué? - pregunta Hidan-.

— Juichiro Uzumaki, el hombre que selló mis recuerdos.

El silencio se apodera del ambiente, y nos sobresaltamos cuándo en unos segundos el cuerpo del Uzumaki prende y se consume entra llamas negras.

Jamás le enseñé a usar el Amaterasu... Aunque no sé porqué me sorprende después de verla usar la Gran Aniquilación de Fuego la otra vez.

Permanecemos aún unos minutos más viéndolo arder, hasta suelto un suspiro y decido que ya va siendo hora de retirarse.

— Nos vamos.

— Aún no.

Alba pasa entra nosotros saliendo de la habitación sin mirarme siquiera.

La seguimos de nuevo hasta unas escaleras que bajan al sótano. Seguimos descendiendo hasta llegar a unas celdas, aunque están todas vacías.

Ella las examina una por una hasta que se detiene en la última de todas.

De sus ojos vuelven a caer lágrimas, pero ésta vez no son de sangre.

Nos acercamos para ver que hay en esa celda, aunque ninguno se sorprende al ver...

... El cuerpo torturado y ensangrentado de Mei Nohara.

— Mierda... - masculla Hidan-.

Alba se acerca a ella y se arrodilla a su lado. Acaricia su mejilla y la vemos dar un pequeño respingo.

— Aún está viva. - murmura-.

— Debemos irnos, hay que tratarla lo más pronto posible. - digo con ganas de salir de ahí-.

Obito pone su mano sobre el hombro de Hidan y desaparecen con el kamui, dejándonos sólos.

Voy a hacer lo mismo con ella pero desaparece con la chica poco antes de que mi mano llegue a tocar su hombro.

Cierro los ojos decepcionado y mosqueado. Tumbo una pared de un puñetazo descargando parte de mi rabia para poder volver con los demás y no discutir.

Respiro profundamente y uso el kamui para reunirme con los demás y largarnos cuánto antes lo más lejos posible de ésta maldita pesadilla.





Ore wa... Uchiha Madara.Where stories live. Discover now