Los Kage

263 24 0
                                    

POV Alba
- ¿Que hace ella aqui? -exclamó una mujer rubia de grandes senos-.
- Yo la liberé.
- ¿Porqué lo hiciste?
- La chica me parece inofensiva, más aún perteneciendo a la sociedad actual. Además estoy seguro que puede darnos información valiosa.
Maldito Tobirama... Lo miro con rabia, él ignora mi gesto y separa una silla amablemente para que me siente en ella. Me siento y examino uno a uno a todos los presentes. En una esquina de la sala está Zabuza observándome.
- ¿Cómo te llamas? -preguntó un hombre alto y fornido.
- ¿No sabes que es de mala educación pedir el nombre de alguien sin antes dar el tuyo? -recriminé.
- No tienes derecho alguno en esta sala, Uchiha. Estas retenida para que valoremos si eres una amenaza o no, así que más te vale responder a todas nuestras preguntas. -acusó la rubia-.
- Pues yo creo que la joven lleva razón. -concedió un joven rubio. Espera, este me suena.
- Disculpe señor, ¿Es usted Minato Namikaze?
- Así es. Y todos los presentes en esta mesa fuímos Kage de una aldea algun dia. -respondió con una amplia sonrisa-.
- Gracias señor Namikaze, es un placer que alguien me trate como a una persona normal para variar. Ah, y me llamo Alba, Alba Uchiha.
- Llámame Minato, no son necesarias las cordialidades.
- Basta de cháchara. ¿De cuántos de nosotros conoces el nombre?
- Mmm... A ver, tú eres Tsunade Senju, Minato y Tobirama ya lo sabéis, ése de ahí creo recordar que se llamaba Oonoki, ella Mei Terumi, el pelirojo Gaara... El borde sin nombre creo que era apodado "A"...
Paro un momento observando a otro rubio sonriente.
- Lo siento, pero tu eres el único que no me suena.
- Oh, vaya... Bueno entonces tendré que presentarme, me llamo Naruto Uzumaki.
- ¿Eh? Vaya ya se quien eres, pero no conocía tu cara de mayor, lo siento.
- ¿Qué quieres decir, has visto nuestras caras en algún sitio?
- Bueno... Madara decidió no tener secretos para mi así que me mostró sus recuerdos a través del sharingan para que supiera el tipo de persona que era y todo lo que había hecho.

Las caras de los kages merecían una foto, se quedaron pasmados ante mi declaración.
- Dime, ¿Es cierto que mantienes una relación con Uchiha Madara? -questionó Oonoki-.
- Sí, lo es.
- ¿Incluso después de ver todas las atrocidades que hizo?
- Por lo que ví, todo ninja ha cometido atrocidades, si los hay son muy pocos los que tienen las manos límpias. No solo ví sus crímenes, también ví sus motivos, sus motivaciones, las personas que le engañaron, las que influyeron en su vida y los motivos que le llevaron a ser cómo es. Quiero a Madara tal y como es, no justifico los errores de su pasado pero se que no va a repetirlos, aunque no dudará en mataros a vosotros y a cualquiera que ponga una mano sobre mí.
De nuevo silencio incomodo y todas las miradas sobre mi.
- ¿Porqué ahora después de tanto tiempo querría vivir en paz? -interrogó Tsunade-.
- Está harto de tanta guerra sin sentido, vosotros participasteis en la última batalla que libró y algunos estubisteis presentes en su último aliento. Madara murió arrepintiéndose de muchas cosas y aprendiendo muchas otras. En esta nueva oportunidad para vivir no quiere cometer los mismos errores que en el pasado, al igual que el resto de Akatsuki.
- ¿Entonces para qué siguen entrenando? -escupió sarcástico A-.
- Por favor, son ninjas. ¿Cómo van a dejar de pelear? Es lo que les gusta, por eso se mantienen unidos en vez de irse cada uno por su lado. Entrenamos juntos, peleamos juntos, vivimos juntos, todos nosotros, en paz, sin molestar a nadie más. Hoy en dia hay mucha gente que practica deportes de contacto y distintas modalidades de lucha por hobby, y no por eso son criminales.
- Aún así has dicho que vendrán a matarnos.
- Por supuesto. Aquí y ahora, vosotros sois los malos, los que habeis secuestrado a su compañera. Si ahora vinieramos nosotros y secuestraramos... Nose, a Tsunade por ejemplo. ¿No nos atacaríais?
- La muchacha lleva razón. -concedió Gaara-.
- Pero no podemos dejarla marchar así como así, y a ellos tampoco. Deben pagar por sus crímenes.
- ¿Crímenes de hace cientos de años? ¿En qué mundo vivís? Abrid los ojos por favor, ya no estamos en vuestra época, estamos en la mía. Olvidaos de los conflictos y llevémonos todos bien.
- Si lo que Alba dice es cierto, yo no pienso atacar a Madara ni a ningún Akatsuki. -me defendió Naruto- Yo siempre busqué la paz entre aldeas y en el mundo entero, si realmente no quieren dañar a nadie, ¿qué más dan sus crímenes pasados?
- Estoy de acuerdo. -aceptó Gaara-.
- No nos precipitemos, tenemos más temas que discutir, hablaremos de esto en la reunión de mañana, sin la chica. -mandó Tsunade mirando a Tobirama-.
- Esta bien, me pareció interesante traerla. Vámonos, Alba.
- Si, un placer conocerles. -hice una leve reverencia y salí detrás de Tobirama-.
- Los tienes bien puestos para hablar así sabiendo quienes somos.
- Solo he dicho la verdad, no tengo nada que esconder. Por cierto, ¿Dónde estamos?
- En un antiguo castillo alemán que hemos reforzado. Aún que tendría mejor cara si nos hubiera ayudado mi hermano pero por desgracia él no volvió.
- ¿Hashirama no resucitó?
- Por lo visto todavía quedaban restos en otros lugares pendientes de enviarlos al museo y los de mi hermano se encontraban allí.
- Por lo visto la lió bastante el que os resucitó ¿Eh?
- Hm, no lo sabes bien. Con lo tranquilo que estaba muerto.
- Eso suena raro.
Mientras hablábamos llegamos a la habitación, Tobirama me dejó un pijama suyo que me quedaba como un saco y nos fuimos a dormir.
- Cómo se te ocurra acercarte te chamusco ese pelo canoso que tienes, ¿Queda claro?
- Como el agua. Duerme tranquila que no voy a hacerte nada, pequeña Uchiha.
Al poco rato me quedé frita. Soñé con Madara, que estaba con él y me abrazaba, lo hecho tanto de menos. Ojala vuelva a estar pronto con él y con los chicos. Incluso podría jurar que sentía el calor de su abrazo. Espera... Realmente lo siento. Me despierto por los rayos de luz de la mañana tomando conciencia de donde me encuentro y siento unos brazos a mi alrededor. Abro los ojos de golpe temiéndome que pasara esto.
- ¿Ya estas despierta?
- Bu-bu-buenos dias. ¿Te importaría quitarte? Estas demasiado cerca.
- Vaya, creía que me ibas a chamuscar. -dijo riendo- Además, eres tu la que se me ha acercado a medianoche buscando mi calor.
Sentí un calor subir por mis mejillas y me sonrojé.
- Fué inconscientemente, estoy acostumbrada a dormir con Madara.
- De veras que no sé que le ves a ese tipo. Es un ser vil y cruel que solo sabe matar. Estoy deseando que venga para matarlo.
- ¿Cómo? Creía que eso se decidiría en la reunión de hoy.
- Me la suda la reunión de los cojones, tengo asuntos personales oendientes con ese Uchiha que no dejaré sin resolver, menos ahora que no está mi hermano para detenerme.
- Entonces yo te detendré.
- No podrás.
- ¿Apuestas algo? Además, Madara no tiene ni para empezar contigo.
- Te dije que no te haría nada pero creo que estoy cambiando de opinión. -dijo sujetándome aún mas contra él e impidiendo que me mueva- ¿Qué diria ese asqueroso Uchiha si me quedara con su chica?
- Hah, ni en sueños, rata blanca.
Nos da la vuelta dejándome boca arriba y situándose encima de mi.
- ¿Sabes?, eres exactamente el tipo de mujer que me gusta. Lástima que seas una Uchiha.
- Aún que no lo fuera, jamás estaría contigo.
- Eso dices ahora.
Después de decir eso se lanzó a mis labios tratando de besarme, a lo que giré la cara y noté su lengua en mi mejilla. Le dí un cabezazo.
- ¡Quitate de encima, cerdo!
- Joder, Alba. ¿Porqué has hecho eso? Ahh.
- Me querías besar, ¿Que coño querías que hiciera?
- No sé, ¿Seguirme el beso, tal vez?
- Ni loca, Senju.
- Hm, cuando menos lo esperes caeras rendida a mis brazos.
- Tsk, que te lo crees.
El sonido de alguien llamando a la puerta interrumpió nuestra conversación.
- Adelante.
- ¡Tobirama-sama! ¡Los presos se han escapado!
- ¿Todos?
- Si, señor. Estan todas las celdas abiertas.
- ¡Mierda!
- ¿Que hacemos Tobirama-sama?
- Buscadlos, que no escapen, id tras ellos. ¿Has informado al resto?
- No señor, usted es el primero.
- ¿Y a que cojones esperas? Ve ahora mismo y que lo sepan todos, id a buscarlos ¡¡¡Ya!!!
- Si señor.
Tobirama se puso a dar vueltas en la habitación cogiéndose de los pelos estresado y maldiciendo por lo bajo. Entonces se detubo y me miró. Su mirada me dió un poco de miedo y me hice para atrás.
- ¿Sabes rastrear?
- ¿Eh? No, solo siento un poco el chakra y a cortas distancias.
- Entonces no me sirves, quedate aquí y no te muevas, ¿De acuerdo?
Asentí con la cabeza en respuesta. Parecía que iba a irse pero se detubo en la puerta y sin mirarme dijo:
- Como me desobedezcas vas a saber de verdad quien es Tobirama Senju.
Y se fué dando un portazo. Porfin podía respirar tranquila. Al menos no me puso las cadenas de nuevo.
Entonces sentí un chakra acercarse. Pero no podía determinar su ubicación, parece como si viniera de abajo. Me asomé por la ventana y pude ver a un hombre extremadamente delgado con una mascara que subía por la pared corriendo en mi dirección. Me aparté de la ventana y éste emtro de un salto.
- Kushimaru Kuriarare, un placer bonita. Mis compañeros dijeron que teníamos que sacarte de aquí así que he venido a buscarte. Venga, rápido, no hay tiempo que perder.
- ¿Estas con Zabuza y Ameyuri?
- Si, venga vámonos antes de que me detecten aquí.
Tomé su mano y con un ágil movimiento me subió a su espalda. Y saltó por la ventana. Si, simplemente saltó y caímos en picado. Me sujeté con fuerza en su espalda creyendo que iba a morir. Entonces lanzó su espada hacia arriba y cuando esta volvió a bajar había un hilo de chakra que Kushimaru usó como balancín para sujetarnos y no chocar contra el suelo.
Aunque sabía que no nos estrellaríamos, no me gustaba para nada bajar colgando de un hilo y a esas velocidades, mis sentidos se activaron sin pedir permiso en cuanto vi el suelo cerca y a los 6 espadachines restantes esperándonos. Activé el mangekyou sharingan y usé el kamui. Kushimaru y yo desaparecímos en una espiral y aparecímos de nuevo en el suelo sanos y salvos. Bajé de su espalda agradecida por tocar suelo firme de nuevo.
- ¿Que cojones ha sido eso?
- Lo siento, tu forma de bajar me dió un poco de miedo y usé el sharingan para llegar antes. -respondí cabizbaja-.
- Hah, ahí lo tenéis. ¡Soy el primer espadachín de la niebla que viaja en un sharingan!
- Vaya creí que te enfadarías. Y por cierto... Kisame ya ha viajado con el kamui.
- Mierda, maldito tiburón.
- ¿Ese malnacido del biju sin cola está vivo? -preguntó un hombre gordo y feo-.
- Eso dijo Alba. -respondió Ameyuri-.
- Ese maldito me mató para quitarme a Samehada. Espero que ella se lo comiera.
- En verdad se llevan muy bien. -reí entre dientes-.
- Ya ajustaré cuentas cuando lo encuentre. Venga vámonos de aquí.
- Chicos, gracias por venir a buscarme. Al no estar en la celda creí que me dejaríais.
- Pudimos hacerlo, pero a Zabuza y a mi nos caes bien enana. -dijo Ameyuri guiñándome un ojo-.
Seguímos corriendo un buen rato. Pero de pronto sentí un chakra acercarse muy rápido, demasiado rápido.
- Nos siguen.
- Es rápido, debe de ser el Senju del hiraishin.
- ¿Tobirama?
Sabía que si me cojía lo pagaría caro por desovedecer, la mirada que me dió antes de irse decía que no mentía.
- Mierda, nos va a coger.
- Tendremos que luchar.
- Joder, todavía no he recuperado todo mi chakra.
- Debemos acabarlo antes de que nos alcancen los demás o estamos perdidos.
Ví la desesperación en sus rostros, todos sabíamos que si nos alcanzaban ellos iban a morir, no les encarcelarian otra vez. Mucho menos a Zabuza que les engañó para poder escapar. Ellos me habían ayudado, ahora me tocaba a mi hacer algo por ellos. Dejé de correr.
- Chicos, gracias por esperarme y por tenerme en cuenta en esta huída. Pero no lo lograremos todos y no voy a dejar que os hagan daño después de haberme ayudado. Por favor, seguid sin mí. A mi no me matarán. Huíd.
- ¿Que mierdas dices? ¡Sigue corriendo Alba! -me gritó Ameyuri-.
- Eso haré.
Y heché a correr hacia el otro lado dándoles la espalda y la oportunidad de escapar.
- ¡No! Alba, espera.
- Ringo, déjala. Es su decisión y nuestra última oportunidad. Ya pensaremos en algo.
- Mierda.
Seguí corriendo en la dirección en la cual sentía el chakra de Tobirama y  a lo lejos ví un relampago. Destellos de luz que avanzaban hacia mí. Sentí un golpe en medio del estómago que me dejó sin respiración y escupí sangre. Levanté la vista y vi unos centelleantes ojos rojos que me miraban enfurecidos.
- Después te haré pagar por tratar de huír.
- No te dejaré.
Me agarré fuerte a su brazo y usé de nuevo el mangekyo para transportarnos de nuevo debajo de la ventana de Tobirama. Solté su brazo y éste me miraba lleno de ira.
- No sabes lo que has hecho, por tu culpa esos criminales quedarán libres.
- ¡Son buenas personas Tobirama!
No pude decir más, puesto que Tobirama me dió un potente puñetazo en la cara que me lanzó hasta incrustarme en la pared del castillo. Caí al suelo y respirando a duras penas me levanté. Me erguí orgullosa delante de él desafiandolo con la mirada. Volvió a pegarme. Me volví a levantar y lo volvió a hacer. Y así hasta que llegaron los demás.
- ¡Tobirama, vas a matarla si sigues golpeándola así! -me defendió Naruto.
- ¿Dónde se dirigían? -preguntó A.
- A Noruega.
- Mentirosa.
- Entonces no vayas a buscarles a Noruega si miento.
Y me gané otro golpe más que me dejó aturdida en el suelo tratando de recuperar el equilibrio.
- Basta, Tobirama. -pidió Naruto-.
- Naruto, Gaara y yo iremos a Noruega a confirmar si hay algún indicio de los espadachines. -decretó Minato-.
- Y mientras estemos fuera no la pagueis con la chica. -añadió Gaara-.
- No claro... Sólo le enseñaré un poco de disciplina. -me miró serio Tobirama. Me cogió del brazo y aparecímos de nuevo en el calabozo. Me puso las cadenas, pero esta vez también en los pies.
- Dime... ¿Que planes tienes con Madara?
- La verdad es que antes de venir aqui me apetecía ir a nadar. -solté provocándole. Y me abofeteó.
- Mocosa impertinente.
- Sucio Senju maltratador.
Esta vez me dió un puñetazo.
- Tienes que aprender a respetar a tus mayores, Alba.
- Si quieres que te respete tendrás que ganartelo.
Y me cayó otro golpe.
- Quiero que me pidas perdón por faltarme al respeto.
- Aja, ni en mil años, ¡rata inmunda!
Ésta vez no se detubo en un golpe, me usó como si de un saco de boxeo se tratase hasta que quedó satisfecho. Podía sentir el sabor metálico de la sangre en mi boca.
- Creo que no te he oído bien.
- He dicho, que te metas un dedo en el culo y bailes.
Cerré los ojos con fuerza esperando la paliza pero no llegó. Abrí los ojos lentamente y ví como Tobirama hacía signos con las manos.
- Suirō no jutsu (prisión de agua).
Se empezó a arremolinar a mi alrededor una gran masa de agua que terminó cubriéndome y ahogándome. No podía respirar, me asfixiaba. Cuándo estaba al borde del colapso tube una idea. Abri mis ojos con el sharingan activado y metí a Tobirama en un genjutsu, haciendo que la prisión se deshaciera. Empecé a forcejear con las cadenas pero estas no cedían. A los segundos Tobirama consoguió salir de mi genjutsu y me cogió apretándome por el cuello.
- Parece que haga lo que haga no aprendes. Pero eso me gusta, eres una mujer fuerte.
Le mordí la muñeca para que me soltara y vaya si me soltó, pero pegó su cuerpo al mío y me besó. Le mordí el labio haciendo que sangrara consiguiendo que volviera a abofetearme. Entonces se dirigió a mi cuello, lamiendo, mordiendo, dejándome marcas.
- Creo que no eres consciente de hasta que punto te tengo en mis manos. No deberías rechazarme, te tengo a mi merced, puedo hacerte lo que me plazca.
Empezó a meter las dos manos por debajo de mi jersei acariciando mi cuerpo con necesidad.
- Eres hermosa, des del primer momento en que te ví quise hacerte mía.
- Aléjate de mí, imbecil. -dije tratando de pegarle con algo, pero al estar atada de pies y manos me era imposible.
De un solo jalón arrancó mi camiseta dejándome en sujetador frente a él.
- No, para, por favor para...
Mi fuerza interior se fué al garete. Mi primera vez no podía ser así, ni con él. Mi primera vez es para Madara, el hombre al que amo.
- Oye, no llores.
Ni siquiera me dí cuenta de que estaba llorando, pero efectivamente mis ojos producían dos riachuelos cayendo por mis mejillas.
- No me gusta ver a una mujer llorar.
- Pues es tu culpa. -dije entre sollozos.
Tobirama desamarró las cadenas de mis manos, con lo cual caí al suelo. Se quitó su camiseta y me la arrojó.
- Póntela, no quiero que mueras de frío.
No me moví del sitio, temblando sobre mis rodillas sollozando como un bebé. Tobirama se acercó a mí y yo traté de alejarme pero me detubieron las cadenas de mis pies.
- Oh mierda, estas sangrando. -dijo recogiendo la sangre que salía de mi labio- Iré a buscar un botiquín.
- Vete a la mierda.
- Alba... Yo... Lo siento, de veras que lo siento. Me puse furioso, merecías un castigo por querer escapar de mi.
- Que te jodan Tobirama. -escupí sangre en su dirección.
Me puso el mismo su camiseta ya que yo no la acepté, me besó en la frente y se marchó para volver al rato con un botiquín.
Mientras me curaba me pedía disculpas y yo me limité a ser todo lo borde que pude con él. Cuando terminó de curarme me desató completamente y me cogió de la mano guiándome por los passadizos. Me llevó otra vez a su habitación.
- No pienso quedarme contigo.
- No tienes opción.
- No eres el único aquí.
- Pero sí el único que te defiende.
- Lo que necesito es a alguien que me protega de ti.
- ¿Cuántas veces tengo que pedirte perdón?
- Tus disculpas no me sirven.
- Vámos preciosa, no te enfades conmigo.
Esta vez me tocaba a mi soltarle un bofetón que resonó por toda la habitación.
- No me hables como si tu y yo fueramos algo. Amo a Madara y és el único al que dejaré tocarme.
- De veras que no lo entiendo. ¿Que le viste? ¿Que tiene él que no tenga yo?

Iba a responder cuándo oímos un fuerte golpe. Mirámos por la ventana y vímos salir humo de la parte principal del castillo.
- ¿Nos atacan?

Ore wa... Uchiha Madara.Where stories live. Discover now