Secuestro

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POV Madara
Aproveché el tiempo mientras Alba iba con los de konoha a reunirse con su informante para buscar algun lugar al que poder llevarla para estar solos. Encontré un acantilado, no muy lejos de la cascada, donde podríamos ir a ver la puesta de sol y cenar bajo la luna. Estoy seguro de que le encantará que la lleve.
Detecto la presencia de los de Konoha en la guarida, pero no siento el chakra de Alba. Voy de inmediato para saber porqué no ha vuelto con ellos.
- ¿Y Alba?
- Dijo que quería ir a un sitio. -musitó Hideki no muy convencido. Algo no va bien.
- Mientes.
- ¿Porqué debería de mentir? -defendió la Nohara.
- ¿Creeis que podéis mentirme a mi, mocosos? Todavía no teneis muy claro dónde estais. ¿DÓNDE ESTA ALBA?
Piqué con las manos en la mesa mientras gritaba la pregunta. Todos los Akatsuki se fueron reuniendo alrededor nuestro para ver que sucedía.
- Dijo que tenía que ir a un sitio, ya te lo hemos dicho.
Activo mi sharingan y empujo a la Nohara haciendo que se estampe en la pared más próxima. El inuzuka va de inmediato a ayudarla, mientras que el Hyuga se mantiene estático.
- No tenteis a la suerte muchacho, estoy teniendo mucha paciencia. Díme lo que quiero saber, ahora.
Puedo apreciar que el muchacho no era capaz de responderme por estar reteniendo las lágrimas. Su respiración se encuentra alterada y sus hombros suben y bajas sin poder retener más sus sollozos.
- Yo... Lo siento. No quería que pasara esto. Esto no tenia que pasar.
- ¡Hideki, no digas nada! -vociferó la Nohara.
A estas alturas ya puedo imaginar que es lo que ha pasado. Trato de mantener la calma y me siento al lado del Hyuga. Hago un gesto a Nagato y Hidan, quienes asienten con la cabeza y se acercan a la Nohara y el Inuzuka.
- Llévaoslos fuera de mi vista, Nagato crea una jaula de kuroi jushinki (las barras negras) y enciérralos.
Espero pacientemente a que se los lleven y los otros miembros presentes se sienten en la mesa con nosotros. Pongo una mano en el hombro del Hyuga, asustandolo, y me dispongo a hablar.
- Hideki, aunque no seas de mi agrado y no me gusten las intenciones que te traes con mi mujer, ahora eso no importa. Lo que importa ahora es ella, creo que eres consciente de eso. Ahora dime, ¿Que ha pasado ahí fuera?
- Ellos... Mei les dijo que era una Uchiha. Y se la llevaron. Yo traté de defenderla Madara, te juro que me interpuse, pero no pude evitarlo. -dijo secándose las lágrimas.
- ¿Dónde la llevan?
- Con los Kages.
Su sentencia cayó como una losa sobre mí y sobre el resto de Akatsuki.
- Creí haber dejado claro a esos estúpidos que queríamos que nos dejaran en paz. Os dímos alojamiento y comida y dejamos que metierais las narices en nuestras vidas... ¿Y nos lo pagan secuestrandola?
Mi cuerpo sintió de nuevo una sensación que había abandonado hace ya tiempo, la ira. Hervía en ira, el mangekyo se activó solo sintiendo la rabia y la fúria que latían en mi corazon. Apretaba con tanta fuerza los puños que mis palmas empezaron a sangrar. Por mi cabeza pasaron imágenes que mantenían el dolor en mi recuerdo... Pensé en mis hermanos muertos durante la guerra, después en Izuna el último de mis hermanos asesinado frente a mis ojos por Tobirama... Y en el día que conocí a Alba. No, a ella no puedo perderla.
- Esos dos ya no darán más problemas. ¿Que nos hemos perdido? -interrumpió el incomodo silencio Hidan-.
- Han secuestrado a Alba.
- ¿Que? -gritó Nagato- Tenemos que hacer algo.
- Creía que esta vez podríamos vivir en paz. Siento tener que pediros ésto una vez más, pero no me queda otra. ¡¡Akatsuki!!
- Si, Madara-sama. -respondieron todos al unísono.
- Vamos a empezar una guerra. Y tu, -dije señalando al Hyuga- vas a llevarnos al lugar dónde tienen a Alba.
Hideki sólo asintió con cara de pánico. Este chico debió de vivir en la paz posterior a la segunda gran guerra, normal que tenga miedo.
- Muchachos, tomad las armas. Konan, provisiones. Orochimaru, intoduce botiquines y kits de primeros auxilios em tus pergaminos. Deidara, deja comida y agua a los de Konoha, no queremos que mueran mientras estamos fuera. Sasori, prepara venenos para las armas y antídotos. Os quiero a todos en 1 hora fuera de la guarida.

POV Alba
Andamos durante lo que me pareicieron unas cinco horas hasta llegar a un punto de encuentro dónde nos esperaban dos hombres.
- ¿Quien es ella? -exigió el que tenía el pelo blanco y los ojos rojos.
- Una uchiha de la actualidad, tiene alguna relación con Madara Uchiha.
- ¿De la actualidad? -se sorprendió un rubio de ojos azules-.
- Así es, venga, vámonos, no hay tiempo que perder. Lleváos primero a la chica y a Zabuza, ya vendréis a por nosotros después.
El peliplata me cogió del brazo y acto seguido sentí un mareo y el mundo patas arriba. Tube que apoyarme en él para no perder el equilibrio. Cuando me dí cuenta, estábamos en una espécie de calabozos. Me condujo a través del pasadizo de celdas sin decir nada. Llegamos a una zona en la que había gente dentro de las celdas y paramos frente a una vacía.
- Entra. -ordenó-.
- Te llamas Tobirama, ¿Verdad?
El peliplata me miró unos segundos antes de asentir con la cabeza.
- ¿Que sabes de mi?
- Solo lo que me ha contado Madara.
- ¿Que relación tienes con él?
- Es mi marido.
- Hah, ese hombre no puede amar. Olvídate de él, seguramente solo quiera utilizarte con el fín de vengarse de alguien.
- ¿Porqué todos lo odiais? Es una persona como vosotros, todos cometemos errores. Sé que Madara no fué ningún santo, pero ahora solo desea poder vivir en paz.
- Eso ya lo veremos.
- ¿Como? ¿Secuestrando a su mujer?
- Permiteme que dude que lo seas, ese hombre no tiene corazón.
- Jamás verás su parte buena si sólo estimulas la mala. Mátame frente a él como hiciste con su hermano, a ver si consigues que te dé un abrazo. -ataqué sarcástica-.
- Basta, entra en la celda. Alguien vendrá más tarde a traeros la comida a los presos.
Me empujó dentro de la celda cerrando la puerta tras de mí y se fué. La situación no podría ser peor.
- Tss... Tss... Eh tu, la nueva.
Mis ojos todavía no se han acostumbrado a la oscuridad del húmedo calabozo y no podía ver quién me chisteaba.
- ¿Quien eres?
- Me llamo Ringo, Ameyuri Ringo. Dime, ¿es cierto que los miembros de Akatsuki también resucitaron?
- Si, lo és.
- Hm. Interesante. Y dime, ¿De que lado estás?
- De ninguno, yo solo quiero salir de aquí y volver con los chicos y con Madara.
- ¿Entonces es verdad, eres la mujer del Uchiha?
- Si.
- ¿También está Kisame?
- Claro, estan todos.
- Me alegro. Entonces creo que hay algo que te gustara saber. Uno de mis amigos les hace creer a los kages que está de su lado y en cuánto pueda va a sacarme de aquí. Pero ya que eres amiga de Kisame, podríamos ayudarnos mutuamente.
- No sé que decirte. En principio los Kage aceptaron el hechi de que queríamos vivir en paz, pero ahora que estoy aquí supongo que vendrán a por mi.
- No te preocupes por ellos, más de la mitad de su vida se la pasaron de fujitivos, dudo que les importe volver a hacerlo.
- Tal vez tengas razón.
Así pasamos el rato conversando Ameyuri y yo, hasta que nos trajeron la comida. Por suerte para nosotras era Zabuza.
- Ei, Zabuza, Alba dice que Kisame todavía coletea.
- Me alegro. Oye Alba, lo siento por lo de antes. Pero el plan se hubiera ido a la mierda si te hubiera dejado escapar.
- Lo sé, no te preocupes.
- Lo que me preocupa ahora es que no venga el loco de tu marido y me mate a mi también. -se quejó sacándome una risa-.
- Haha No te preocupes por ello, yo le diré que me has ayudado.
- Gracias.
Comí en silencio mientras oía a Zabuza hablar con otro prisionero llamado Haku, por lo visto eran antiguos compañeros al igual que con Ameyuri y Kisame, pero Haku no formaba parte de los espadachines de la niebla, al menos no recordaba su nombre entre los que me mencionó Madara. Al rato se fué y quedó todo en silencio y oscuridad. De vez en cuando se oía el repicar de las cadenas de algún preso acomodándose o algún estornudo. Ignoraba la hora del día que era, y me mareaba el olor a moho.
Y así, pasaron dos días. ¿Que cómo lo sé? Contaba el tiempo en base a las comidas que nos traían.
Empezé a pensar que los chicos tratarían de negociar en vez de atacar, puesto que nosotros llegamos en unas horas, aunque ignoro la distancia que pudo recorrer Tobirama con el hiraishin. Hablando del rey de Roma... Se abre con un chirrido la puerta de mi celda, levanto la cabeza y veo a Tobirama.
- Sígueme.
Me levanto y lo sigo. Subimos unas escaleras y a través de unos ventanales me ciega la luz del sol, obligándome a permanecer quieta hasta que mis ojos se acostumbraron. Perdí la cuenta de los pasadizos y escaleras por los que pasamos hasta que finalmente llegamos a una habitación y al entrar Tobirama cerró la puerta tras de sí.
- Siéntate.
Obedecí ante la mirada soprendida de Tobirama.
- No esperaba que fueras tan obediente siendo una Uchiha.
- ¿Qué quieres, Senju? -contraataqué-.
- No hace falta que estés a la defensiva conmigo. Las peleas de clanes terminaron hace mucho, me la suda bastante que seas una Uchiha, por mi como si eres de la família de las lombrices.
- ¿Qué quieres de mí?
- Conozco al maldito de Madara y sé perfectamente que se lanzará a la yugular en cuanto vea a alguien cerca de tí, así que quiero pedirte que si viene con la intención de atacar, lo calmes.
- ¿Cómo? Que te lo had creído. ¿Para que lo encerreis a él y al resto? Lo siento pero no.
- Lo hacemos por el bien común. Son un peligro para la sociedad.
- ¿Peligro? Por Dios, si estaban viviendo tranquilamente en el interior de un bosque alejados de todo.
- Siguen representando una amenaza, son demasiado poderosos.
- ¿Y tu no eres poderoso?
- Por supuesto que lo soy.
- ¿Entonces porqué ellos son una amenaza y tu no?
Por un momento se quedó sin palabras, sus ojos rojos no se separaban de los míos ni para parpadear. Entonces hizo algo que no me esperaba. Se acercó a mí y quitó mis cadenas, podía sentir como el chakra fluía a través de mi de nuevo. Suspiré aliviada.
- ¿Porqué has hecho eso? Podría atacarte.
- Pero no lo harás. Te estoy dando la oportunidad de demostrar que no eres como pensábamos. Pórtate bien, me seguirás a todos lados, no te separarás de mí y a cambio no tendras que volver a esa apestosa celda.
- ¿Y dónde dormiré?
- Lo siento por eso, pero sólo hay una cama por habitación.
- Llévame de nuevo a la celda.
- Tsk, no esperaba menos de una Uchiha, lo siento pero lo harás tanto si te gusta cómo si no. A no ser que quieras que matemos a tus amigos.
- Juegas sucio Tobirama.
- Eso dicen. -respiondió con una media sonrisa- Ahora vámos, tengo una reunión.
Le seguí un poco a regañadientes hasta una sala de reuniones en la que estaban todos los Kage reunidos.
- ¿Que hace ella aquí? -exclamó una mujer rubia con grandes senos.

Ore wa... Uchiha Madara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora