Cumpleaños

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POV Alba
Hace una semana que Madara se fué. Tal vez haya vuelto al lugar del que venía. Sólo espero que no le haya pasado nada malo.
Hoy es el cumpleaños de Ana. Va a dar una fiesta esta noche en su casa, pero rechazé la invitación, conozco a pocos de sus amigos y paso de tener que volver a las tantas de la noche con lo oscuro que está el bosque a esas horas.
Así que quedamos las dos solas para pasar el día juntas y celebrarlo por la ciudad. Suelo ir siempre vestida con tejanos, camiseta y deportivas, pero esta ocasión merecía que me arreglase un poco. A Ana le encanta arreglarse, maquillarse, comprar ropa y esas cosas, siempre insiste en que yo también debo hacer lo mismo así que le gustará que al menos no traiga mis deportivas.
Me pongo un vestido a rallas horizontales azules y blancas, de tirantes, que me llega un poco por encima de la rodilla. Lo mejor de éste vestido es que es muy cómodo, además de quedarme cómo anillo al dedo.
- Abuelo, voy a salir. Hoy pasaré el día con Ana así que no me esperes hasta la hora de cenar.
- ¡Que os divirtáis! Ése vestido te queda genial pero, no crees que iría mejor con unos zapatos un poco menos deportivos?
- No te preocupes, las zapatillas son solo para salir del bosque, llevo unas sandalias en la mochila.
- ¡Vaya, que previsora! Jaja. Vamos, vete, no la hagas esperar.
- Adiós abuelo! Te quiero! -me despedí dándole un beso en la mejilla y salí corriendo.
Llegué 5 minutos antes y Ana ya estaba allí. Ese dia ambas lo pasamos muy bien. Por la mañana fuimos a un salón de juegos recreativos, compramos golosinas y comímos en un restaurante japonés mientras hablabamos de anime, de chicos y también le conté lo sucedido con Madara. Por la tarde la acompañe de comprar por el centro comercial y aprovechamos para ver una peli en el cine que había ahí mismo, una de miedo realmente buena, tal vez esta noche me cueste dormir.
Lo pasamos realmente genial, pero ya iba siendo hora de irme hacia casa, el camino es largo y empieza a oscurecer. Se ofrece a acercarme en su coxe pero prefiero caminar, además el camino a casa casi siempre es tranquilo y pasan pocos coches.
Cuando llego cerca del camino de tierra por el cual entro al bosque oigo un coche, así que me acerco lo máximo posible al borde derecho de la carretera. Pero el coche en vez de pasar de largo baja la velocidad hasta la mía y se situa a mi lado. Es un coche viejo de color negro, descapotable, de esos deportivos que sólo tienen los asientos delanteros. Este lo llevaban sin el capote e iban cinco personas, dos en los asientos y otro tres sentados en la parte donde se supone que debe ir el capote.
- Oye muñeca, ¿Te has perdido?
- Si quieres nosotros podemos llevarte, nos lo pasaremos bien.
Seguí caminando ignorandolos, ya traía mis zapas puestas y recién llegamos al camino de tierra así que supongo que pasaran de seguirme. Pero me equivoqué. Primero me siguieron por el camino de tierra y bajaron del coche cuando me vieron entrar en el bosque.
- Oye que te estamos hablando.
- ¿Así que quieres jugar al escondite, eh?
- El bosque no es un lugar seguro a estas horas para una mujer.
La situación no me gusta nada, pero conozco el bosque mejor que ellos. Hecho a correr. Maldigo por lo bajo al ver que uno de ellos parece el maldito Usain Bolt. Llega a toda velocidad y me hace un placaje, rodando los dos por el suelo. Me levanto lo más rápido que puedo y le meto una patada en los huevos.
La caída me costó un tiempo valioso que permitió al resto alcanzarnos. No hay tiempo de huir, espero mirándolos de frente a que llegen y tal como se me acerca el primer le doy un puñetazo directo en toda la cara seguido de un gancho con la izquierda que lo hace retroceder sujetandose la nariz y que por poco lo tumba.
El que tenía todavía revolcandose en el suelo tira de mis piernas haciendome caer de nuevo, le pateo la cara y paso por encima suya para alejarme de los otros. Me levanto como puedo y vuelvo a la carrera. Veo a alguien aparecer delante, corriendo hacia mí a toda velocidad y ambos paramos justo antes de chocar.
- ¿Madara? ¿Que haces aqui? ¡Vamos corre, sígueme!
Lo tomo de la mano y tiro de él, pero no consigo moverlo ni un centímetro. Él me mira, con la mano que le tengo cogida me situa detrás de él y extiende el otro de forma protectora indicando que quiere defenderme.
- ¿Y tú quién coño eres? -le suelta el primero en llegar respirando a duras penas.
- Te lo advertimos, si te apartas ahora no te haremos daño. Sólo queremos divertirnos -dice con una sonrisa que me da el más profundo asco.
- ¿Se te ha comido la lengua el gato? Vamos, aparta de en medio.
Uno de los chicos se acercó arremangandose para pelear con Madara.
- Madara, vámonos, no tienes porque hacer ésto. -dije preocupada.
El chico que iba a enfrentarse a Madara se quedó paralizado en el sitio mirándolo fijamente a los ojos, los otros de atrás tenían la misma cara de haber visto a un fantasma.
- No, por por por favor, lo siento, perdóname. No me hagas daño. -balbuceó temblando de miedo-.
No entiendo. ¿Porqué ahora parece que sean ellos la presa? Interrumpiendo mis pensamientos madara levanta su mano izquierda y coje con ésta el cuello del muchacho con la intención de ahogarlo. Cuando empieza a ponerse morado lo lanza contra otro chico y los dos salen volando chocando contra un árbol y rompiéndolo. ¡Menuda fuerza! Estoy paralizada, ahora mismo no se quien da más miedo, si mis perseguidores o el propio Madara. Avanza hasta situarse frente al tercero de los chicos, y éste empieza a gritar sin que le haya tocado, a los segundos cae inerte al suelo. ¿Qué cojones, le ha dado un infarto o qué? Los dos que quedan en pié se miran y deciden atacar juntos. Uno intenta acertar un puñetazo en las costillas mientras el otro lanza una patada a la cara. Cierro los ojos con fuerza esperando oír los golpes, pero no llegan a producirse. Abro los ojos y lo que veo me deja en shock. El que lanzó la patada está en el suelo con la pierna y el cuello doblados y los ojos abiertos y en blanco, el otro sige en pie, con un agujero en medio del pecho sangrando abundantemente. Y Madara está cubierto de sangre.
Repaso mentalmente todo lo ocurrido y busco uno por uno a mis perseguidores con ka vista. Llacen todos en el suelo. ¿Estarán todos muertos, alguno está sólo herido?
Entro en pánico y empiezo a hiperventilar.
Madara se acerca a mi e intenta tocarme el hombro pero camino hacia atrás para alejarme de él y caigo de culo al suelo.
- ¿Qué has hecho? ¿Porqué? ¿Como...? ¿Que se supone...? ¡¡JODER!!
Estoy temblando y con lágrimas en los ojos, jamás habia visto algo así fuera de las pelis de terror. Subo la mirada para fijar mis ojos en los de Madara y mi confusión aumenta. ¿Son rojos, dónde ha ido ese hermoso negro évano?
Madara me mira y parece comprender que el culpable de que me encuentre en este estado ha sido él. Veo una profunda tristeza en sus ojos antes de que empezara a andar alejándose de mi. No, no me dejes sóla, tengo miedo, por favor...
- Madara... -consigo decir con un hilo de voz-.
Detiene su paso y me mira. Me levanto temblorosa y me acerco a él. Tengo miedo, éste hombre acaba de matar a cinco personas delante de mis narices, pero lo ha hecho para salvarme. No logro pensar con claridad, pero es Madara, él se portó bien conmigo, durmió y comió en mi casa, confiamos el uno en el otro en cuanto nos conocimos y yo ahora mismo he traicionado esa confianza apartándome de él cuando sólo quería ayudarme. Francamente, no sé que pensar, ni que decir, así que solamente actuo.
Con mis manos temblorosas lo agarro de la camiseta, me acerco un poco más y lo abrazo. No se mueve, creo que no se lo esperaba.
- Arigatou. (Gracias) -pronuncio a duras penas esperando que no necesite más palabras-.
Y parece que entiende mi discurso silencioso, me acerca más a él con el brazo que no tiene manchado de sangre y apoya su barbilla sobre mi cabeza. No se durante cuanto tiempo permanecimos abrazados pero no me importa, su abrazo consiguió calmarme e incluso olvidé que los cuerpos seguían ahí.
Pregunté con señas que íbamos a hacer con los cuerpos, no podíamos dejarlos ahí. Él suspiró, me apartó un poco y vi sus ojos cambiar de nuevo. Encima de tres de los cuerpos se prendieron unas llamas negras que en cuestion de segundos calcinaron los cuerpos hasta las cenizas. Se acercó a los dos restantes y les abrió los ojos, les miró por un par de segundos a los ojos aún inconscientes y se los cargó a hombros cómo si no pesaran nada. Lo seguí hasta que los dejamos de vuelta en su coche y nosotros volvímos al bosque.
Nos mantuvimos todo el camino en silencio. Cuando nos acercamos a casa ví a mi abuelo y después miré a Madara. Aunque a mi abuelo tal vez no le desagrade del todo la idea de que este hombre sea capaz de matar para proteger a su nieta, no se como reaccionara si nos ve aperecer llenos de sangre. Si, ambos, ya que cuando le abracé me manche el vestido.
- Matte. (Espera) -le digo a Madara en voz baja y le indico que haga silencio.
Él me espera en la parte trasera de la casa y yo voy con mucho cuidado sin hacer ruido hacia la ventana de mi habitación. Saco una pequeña navaja y un pasador de pelo de mi mochila (siempre hay que ir preparada ;) ), y abro el seguro de la ventana tratando de no hacer ruido. Miro a Madara, sigue en el sitio observándome curioso, repito con señas que me espere ahí. Entro silenciosamente y vuelvo a salir en menos de un minuto con ropa para ambos en la mochila.
Vuelvo dónde está él, lo tomo de la mano y le guío hasta la cascada dónde nos conocimos. Saco la ropa de mi mochila y le paso la que traje para él.
Después de todo el camino, por fin me doy la libertad de relajarme y me tumbo boca arriba en la hierba.
- Vamos cámbiate. -digo cerrando lls ojos-.
Noto como en vez de eso, él se acerca y se sienta a mi lado. Siento que con sus dedos roza unos arañazos que tengo en el tobillo, supongo que el que me tiró al suelo me clavó las uñas. Me incorporo un poco sentandome con las piernas semiflexionadas y miro los rasguños.
- Bah, no es nada, se curará en un par de dias.
- Estás herida.
Abrí mucho los ojos, eso si que no me lo esperaba.
- ¿Sa-sabes español? ¿Me has estado tomando el pelo? -casi grito enfadandome por momentos-.
- Tranquila, no sabía hablarlo cuando nos conocimos y creo que antes no era momento de hablar.
- Y pretendes que me crea que aprendiste en ¿Cuánto, una semana?
- Exacto.
Lo miro con desconfianza. ¿Es realmente eso posible? Yo intenté apender algo de japonés para entender el anime pero lleva mucho tiempo. Aunque quien sabe, visto lo visto este hombre no es normal.
- Bah, no importa. Me alegra que podamos entendernos. Oye... ¿Los tipos que volvimos a dejar en el coche...?
- Esos siguen vivos, pero no recordaran nada cuando despierten.
- ¿Como sabes eso? Podrían denunciarte y vendría la policía a buscarte.
- Simplemente lo sé. No quieras saber todo de golpe de mi, hay mucho que contar. Pero me alegro de que te preocupes por mi -dice con una media sonrisa ladeada-.
Me sonrojo levemente. Ahora que puedo escuchar bien su voz, es muy grave y masculina, cómo las de los actores de cine. És un hombre bastante atractivo, pero es raro que lleve el pelo tan largo.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Acabas de hacerlo.
- Bueno, verás, me preguntaba el porque de esa melena tan larga que llevas. ¿Eres de una banda de rock o algo así?
- Jajaja Ni siquiera sé a que te refieres. No, solamente me gusta así y del lugar al que pertenezco era algo normal entre los hombres llevar el pelo largo.
- ¿Era? ¿Porqué estas aqui, Madara? En el dibujo donde me explicaste que no tenías a donde ir dibujaste llamas en la casa.
- Todo a su tiempo. Haces demasiadas preguntas.
- Oh, lo siento.-dije ruborizándome de nuevo.
- Sólo, déjame ir contandote cosas de mi mundo a mi ritmo, a su tiempo lo sabras todo. Pero nada de preguntas, hay cosas que es mejor que no sepas, al menos de momento.
- De acuerdo, entonces solo muchas gracias por ayudarme, Madara. No creí que fueras a... Matarlos. Eso, al menos aquí, no es algo normal. Pero entiendo que tu eres diferente. Y también lo siento, cuando te ví matarles te tube miedo, y eso que lo hiciste por mi, eso no estubo bien.

Madara pasó un brazo por encima de mis hombros y me acercó a él, quedando mi cabeza apoyada en su pecho.
- No debes disculparte, entiendo que es la primera vez que ves asesinar a una persona. Yo esperaba que te fueras corriendo y me tocara a mi pedir disculpas por no controlarme. Gracias a tí por tomartelo tan bien.

Nos quedamos así un momento, disfrutando de la compañía del otro. Hasta que el sol casi se había escondido por completo.
- Mierda, ¡La cena!
- Tu abuelo estará preocupado por ti, iré a cambiarme a la otra orilla así no perderemos más tiempo.
Iba a rechistar diciéndole que tardaríamos más si tenía que llegar a la otra orilla pero antes de poder abrir la boca, dió un salto impresionante y llegó al otro lado. Me quedé con la boca abierta.
- Voy a cambiarme, si sigues mirándome con la boca abierta asumire que quieres verme desnudo.
- ¿Como demonios has hecho eso?
- Dije que nada de preguntas.
- Claro, claro...
Ambos nos cambiamos de ropa, guarde la ropa sucia en la mochila, lavamos la sangre seca que teniamos en la piel y volvimos a casa. Mi abuelo aún estaba fuera en el porche.
- Abuelo, lo siento por tardar tanto en llegar, me encontré con Madara por el camino y se me pasó el tiempo más rápido de la cuenta. -dije con una risa nerviosa-.
- No pasa nada cielo, me alegra ver que estás con este muchachote, es fuerte y os llevais bien, sé que si algo ocurriera él te protegeria.
- Ya, claro. Yo también lo creo.
Madara solo asintió con la cabeza en señal de saludo y me siguió hasta mi habitación.
- ¿Porqué no le hablaste a mi abuelo?
- No era necesario.
- Bueno, él quería darte una charla así que asegurate de que sepa que hablas español antes de que intente dartela hablando en indio.
- ¿Porqué iba a darmela en otro idioma?
- Es una expresión, se dice que hablas en indio cuando dices palabras sueltas para que un estranjero te entienda, por ejemplo. Así que... Yo, ducha, ahora, tu esperar y luego tu duchar también.
- Dudo que a los indios les guste mucho esa expresión.
- Jajaja pues nunca lo habia visto así. Bueno, iré a ducharme.
- Espera, ven, déjame ver tu pierna.
- És un simple arañazo, ahora lo limpiaré y en un par de días estara curado.
Me senté a su lado en la cama con las piernas dobladas de forma que podia ver las marcas en mi tobillo. Acercó sus manos a la herida y empezaron a emitir un brillo azul. Ví como lentamente mis heridas sanaban y en pocos segundos no había rastro alguno. Sorprendida iba a preguntar que fué eso cuando se me adelanto y puso un dedo en mis labios impidiéndome hablar.
- Nada de preguntas.
- Bueno, entonces al menos déjame darte las gracias -me levanté y besé su mejilla- por todo.
Y fuí a ducharme antes de preparar la cena. Preparé unos sandwitch de queso ya que era tarde y no tenía mucho tiempo para cocinar. Visto el hambre con que comió Madara la última vez, nos preparé dos a mi abuelo y a mi y cinco para él, que sorpendientemente se terminó.
Nos despedimos y nos fuimos a dormir. Me metí al baño a cambiarme por mi pijama, que consiste en una vieja camiseta de mi padre con el dibujo de un perrito y un pantalón corto gris que asoma un poco por debajo de la camiseta. Me acosté en la cama mientras Madara iba a cambiarse.
- ¿Hoy no vas a intentar dormir en el suelo? -preguntó saliendo del baño-.
- ¿Para qué, si vas a obligarme a regresar a la comodidad de mi camita? -dije estirandome y bostezando-.
Él rió levemente y se metió en la cama. Estuvimos un rato hablando de cosas sin importancia, le conté mi dia hasta antes de encontrarnos y preguntó cosas cómo que era un cine, un videojuego, etc. El sueño me vencía poco a poco, me acomodé de espaldas a él encontrando una postura más que cómoda para dormir.
- Madara yo voy a dormirme ya que tengo sueño -dije bostezando-.
- ¿Eres consciente de que vas a dormir en la misma cama que un asesino? -dijo susurrándome en la oreja, tan cerca que sentí su aliento erizarme los pelos de la nuca. Pasó un brazo por encima de mi cintura y se acomodó lo más cerca que pudo de mí oliendo mi cabello.
- No me importa si ese asesino eres tú. -dije cogiéndole la mano que me abrazaba. Se sentía tan bien notarlo tan cerca.- Me siento protegida teniéndote aqui. Buenas noches Madara.
- Buenas noches princesa.-dijo dejando un suave beso en mi nuca-.

Creía tener pesadillas esta noche, pero ahora mismo estoy segura que sera totalmente lo contrario. Sólo espero no hablar en sueños, porque hoy estoy segura de que tu aparecerás en ellos... Madara.

Ore wa... Uchiha Madara.Where stories live. Discover now