Invitación

295 26 5
                                    

POV Madara
Desperté sintiendo un cuerpo entre mis brazos. Abrí los ojos y ví a Alba dormida, recostada sobre mi pecho acurrucada como un bebé. Me levanté con cuidado, tratando de hacer el mínimo ruido posible y sin moverla.
Salí de la habitación dejándola descansar un poco más y fuí a la sala de reuniones.
Han pasado tres dias des de que volvímos de recuperar a mi pequeña y hoy venían los espadachines para compartir información sobre los kages y los ninjas que se encontraron desde su resurrección. Aunque más que una reunión parecíamos un grupo de amigos en un bar, el hecho de compartir un enemigo común y que no hubiera enfrontamientos entre nosotros suavizaba la situación.
Tras un par de horas hablando ya de otros asuntos menos importantes decidí que ya era hora de despertar a Alba, estoy seguro que si se van sin saludarla va a cabrearse.
Unas voces en mi habitación hacen que detenga el paso y escuche más atentamente. Una de las voces es la de Alba, pero hay alguien más. Pego mi oreja a la puerta ocultando mi chakra para que Alba no me detecte y sigo escuchando.
- Claro, hablaré con los chicos para ver si puedes pasar unos dias aquí con nosotros.
- ¿De veras? Me haría mucha ilusión, pero... ¿Cuantos son? Yo no conozco a ninguno y... Ai, que verguenza...
- Tranquila, seguro que todos te caen muy bien, ya lo verás. Tu dame un para de días y te llamo. ¿Si?
- Vale, ya me dices. Si te dicen que no tampoco pasa nada, podemos ir a tomar algo tu y yo solas, o solo a dar un paseo, o solo hablar por telefono, o lo que tu quieras...
- Tu no te preocupes, déjalo en mis manos. Un besazo!!
- Adios Alba, besos.

¿Pero que demonios...? Sigo escuchando pero solo oigo los pasos de Alba. Me decido por entrar. Examino a mi alrededor y no veo a nadie, tan sólo a Alba... Y está desnuda.
- ¡Madara! Podrías llamar antes de entrar. -dice cubriéndose con una camiseta que tenía a mano-.
- Princesa, no debes avergonzarte frente a mí, no hay nada que no te haya visto.
- De todos modos, mejor avisa.-se sonrojó hasta las orejas-.
- ¿Con quien estabas?
- ¿Eh? Con nadie.
- Alba...
- Es verdad, he estado sola. Ah, ya se a que te refieres. Estaba hablando con una amiga por el móvil.
- ¿Ese aparato electrónico?
- Si. Por cierto, ya que sacas el tema... Hay una amiga mía que se fué hace unos años a estudiar al extranjero y regresó anteayer. Ana le ha dado mi número y quería quedar conmigo.
- No quiero que te alejes de aquí, puede ser peligroso.
- Esa es la cuestión, le dije que vivía con más gente y que os pediría permiso para que se quedara con nosotros unos dias. Si os parece bien.
- ¿Eres consciente del tipo de gente con la que vivimos?
- Bueno... Es un poco tímida pero supongo que no tendrá mucho problema. Además, estará conmigo, no con ellos.
- ¿Y cuando estemos tu y yo a solas? -dije acercándome a ella mirándola directamente a los ojos-.
- Bueno... Tal vez entonces pueda decirle a alguno de los chicos que la cuide por mi.
- Seguro que Hidan se ofrece encantado. -digo entre risas-.
- ¡Madara! Quiero que la pase bien, no que la violen. -dijo pegándome en el brazo-.
- No deberías de haber hecho eso pequeña... Has pegado al líder de una organización de críminales muy peligroso... -terminé de acortar la distáncia que nos separaba, apartando la camiseta con la que se tapaba y agarrándola por la cadera- Tendré que enseñarte quien manda.
- Ma-Ma-Madara... Tengo que cambiarme, estan los de la niebla fuera...
- No puedo controlarme si te tengo desnuda entre mis brazos.
Antes de que pudiera responderme la callé con un beso. De todos modos tampoco es que ella pusiera mucha resistencia, al contrario, al sentir mi lengua buscando la suya empezó a bajar sus manos por mi abdomen buscando desabrochar mis pantalones.
- Creí que no era un buen momento para esto. -la incité-.
- A la mierda los invitados, cállate y bésame, Madara.
No se lo hice repetir y seguí besándola. Mi ropa empezaba a molestar, por suerte ella estaba completamente desnuda, puesto que cuando entré estaba rebuscando ropa en el armario. Ni siquiera me di cuenta de cuando me bajó el pantalón, ahora iba a por mi camiseta pero no la dejé. Aparté sus manos, la levanté sujetándola por el culo y la tiré a la cama. Era una imagen excitante, ella tumbada en mi cama, boca arriba, sudando, con la boca entreabierta y los labios enrojecidos por mis besos, con las piernas separadas dándome la bienvenida. No soportaba este calor que me provocaba esa visión. Desgarrés de un tirón mi camiseta, haciéndola trizas, sin la paciéncia suficiente para perder el tiempo en quitármela. Trepé a la cama con calma, ella me miraba ansiosa, con su mirada llena de pasión y lujúria. Tomé una de sus piernas con mis manos y empecé a repartir besos por su rodilla, subiendo lentamente, viendo como se contraían los músculos de su zona íntima cada vez que sentía mi toque. Finalmente llegué a la parte más sensible de mi pequeña mujer. Esperé unos segundos, respirando con difucultad debido a la excitación, justo encima de su entrada, disfrutndo de la vista que me ofrecía des de ahí abajo. Su cara sonrojada, dominada por una expresión de anhelo. Se mordió el labio impaciente por recivir placer. No la hice esperar mucho más. Acerqué mi rostro a sus labios inferiores, lamiendo su coño como si fuera el mejor de los manjares, disfrutando el sabor que cada rincón de su feminidad me ofrecía. Metí mi lengua en su vagina, moviéndola en círculos mientras ella gemía. Tomé su clítoris entre mis dientes, lo mordisqueé un poco para después succionarlo y meter un dedo en su interior.
- Mmm... Madara...
Joder, como me excita oír mi nombre entre sus gemidos mientras le doy placer. Añadí otro dedo más, metiéndolos y sacándolos con velocidad, a la vez succionandola con ferocidad.
- Oh.. Oh.. Madara.. Mm.. Si... Oh.. Voy a... A... Ahhhh...
Sentí como su vagina se estrechaba, apretando mis dedos en su interior mientras se corría. Mantube mis dedos en su interior un poco más, moviéndomos arriba y abajo permitiéndola terminar completamente. Al sacar mis dedos observé el líquido blanquecino y espeso y lo lamí. Me situé entre sus piernas y rocé varias veces mi pene con su entrada, humedeciéndo mi punta.
Entré en ella lentamente, disfrutando de la sensación. Ambos gemíamos, respirabamos con dificultad y nos movíamos al compás de nuestros cuerpos deseosos de placer.
No se el tiempo que estuvimos disfrutando de nuestros cuerpos, tal vez una hora, tal vez dos. El tiempo pasa volando cuando estoy con ella.
Mientras nos limpiabamos alguien llamó a la puerta.
- ¿Quien?
- Hidan. Los de ña niebla se marchan, pensé que Alba querría decirles algo.
- Ahora la aviso.
Cuando me giré ella ya se estaba vistiendo toda prisa para salir a su encuentro. Tenía tanta prisa que se tropezo poniéndose el pantalón y cayó en la cama haciéndome reír.
- Me voy, nos vemos luego. -dice dándome un beso en la boca.

POV Alba
Madara me vuelve loca, no puedo resistirme a sus encantos, mucho menos a sus besos y sus carícias. Francamente, pasaría el día entero con él en la cama. Iba en las nuves pensando en nuestro reciente revolcón cuando Hidan me sacó de mis pensamientos.
- Oye Alba... ¿La tiene grande el jefe? -dice aguantándose la risa-.
- ¿Eh? Oye, eso es privado.-dije poniéndome como un tomate-.
- ¿Más grande que la mía?
- Y a mi que me cuentas. No se como es la tuya.
- Eso se puede solucionar. -dice con una pícara mirada-.
- Si Madara te oye decir eso te arrancará la cabeza.
- Al menos podrías buscarme una amiga tuya, hace siglos que no hecho un buen polvo y encima os escucho a vosotros toda la noche.
- Oi, oi. Si se pueden pedir mujeres a domicilio yo me pido una. -nos interrumpió Kisame-.
- Buscaoslas vosotros mismos, o iros de putas si tan necesitados estais.
Ambos se pusieron a reír.
- Vaya, pasen las épocas que pasen los hombres siguen pensando con la cabeza de abajo. -se nos unió Ameyuri con el resto de espadachines a su espalda-.
- Ya pensaba que no vendrías a despedirte. -dijo Haku dedicándome una sonrisa-.
- Lo siento a todos por no haber podido estar antes. Otro dia prometo pasar más rato con vosotros.
- Tranquila, lo entendemos. -me revolvió el pelo Zabuza-.
Les dí un abrazo a cada uno antes de que marcharan y me quedé viendo como se iban junto a Hidan y Kisame. Cuando oigo la barriga de Hidan sonar.
- ¿Quereis que prepare la comida?
- Depende... Cocina mejor Konan.
Le metí un colleja que por poco no cae al suelo de narices.
- Eso es porque no estas acostumbrado a la cocina occidental. Pero si prefieres que cocine Konan vete a buscarla.
- Vamos enana, era broma, tu comida es potable.
Esta vez fué Obito el que le metió una hostia bien dada.
- No se le habla así a una señorita.
En medio de las discusiones del día a día dentro de nuestra gran y extraña família, fuímos a preparar la comida. Mientras tanto todos se iban acercando al comedor a medida que el olor de la comida inundaba los pasillos de la guarida. Nos sentamos todos a comer hablando de temas variados.
- Va a venir una amiga de Alba a pasar unos dias con nosotros. ¿Alguien tiene algo que decir? -anunció Madara-.
Por supuesto nadie dijo nada, al contrario, se alegraron por poder conocer alguien nuevo. Puse una mano sobre la pierna de Madara por debajo de la mesa y le susurré un agradecimiento por aceptar.
- Otra cosa más... Alba no podrá estar las 24 horas del día con su amiga, así que en los momentos que no esten juntas me gustaría que uno de vosotros esté pendiente de ella.
- Yo pued...
- Tu no, Hidan. Prefiero alguien más maduro, mi amiga es un poco tímida y vas a hacer que coja miedo.
- ¿Que tal Itachi, entonces? Es el que tiene la cabeza más en su sitio. -propuso Madara-.
- A mi me parece bien. ¿Te molesta Itachi?
- Sin problemas, me quedaré con ella si eso te hace sentir más tranquila.
- Grácias Itachi. Esta noche mismo le preguntaré cuando puede venir.

Seran ninjas, delincuentes, criminales, asesinos... Pero ante todo son personas, que dejaron atrás su pasado y quieren volver a comemzar.
- ¿Y cómo se llama tu amiga? -curioseó Itachi-.
- Se llama Franchesca, pero prefiere que la llamen Fran.

Ore wa... Uchiha Madara.Where stories live. Discover now