¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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(TN) se cubría la boca con sus dos manos, un poco de sudor recorría su rostro como si tuviera calor, pero si alguien viera los pequeños temblores que le daban en el cuerpo cualquiera podría pensar que tendría frío. Podía sentir su corazón retumbar contra su pecho con fuerza, los nervios los tenía a flor de piel, sus ojos temerosos veían por una ranura hacia el exterior intentando ubicar a su captor.
No tenía idea por qué se ponía de tal manera, esta era la cuarta vez que "jugaba" al escondite con el hermano de Amane, Tsukasa. Tampoco comprendía qué tenía de divertido si consistía en esconderse en la habitación del Club de Radio y él conocía bien el lugar, no había muchas opciones para esconderse, así que el azabache siempre terminaba encontrándola después de fingir por un rato que no sabía dónde estaba. Aunque sabía que el resultado siempre sería el mismo, no podía evitar sentir la adrenalina recorrer todo su ser. Solo deseaba irse de aquel lugar, que Hanako viniera en su rescate y se la llevara de una vez por todas, pero no había manera de que el gemelo se enterara de su localización, no tenía por qué sospechar nada de lo que pasaba, puesto que era un horario normal en el que típicamente no la veía.
—¡Te encontré! —exclamó Tsukasa con una amplia sonrisa y ojos brillantes, y tomó a (TN) del brazo para sacarla de su escondite— ¡Eres muy fácil de encontrar, (TN)-chan! ¡Esfuérzate más!
La muchacha estaba agotada emocionalmente, ya no deseaba jugar ni una vez más, pero sabía que no debía decir nada, tenía que hacer todo lo que Tsukasa quería por el tiempo que durara ese calvario. Durante un tiempo desde hace meses el gemelo de Amane estuvo observando los movimientos de la chica, a qué hora hacía ciertas cosas, y en especial a qué hora solía ver a su hermano, todo para que llegara este momento.
De manera sorpresiva, Tsukasa abrazó con fuerza a (TN) a la vez que hacía soniditos como niño pequeño abrazando a un cachorro con mucho amor.
—Dame mimos —le ordenó con su típica voz animada.
La muchacha dudó un poco sobre qué hacer exactamente por unos segundos para al final optar por acariciarle el cabello luego de quitarle el sombrero. El chico se acurrucó en su pecho, disfrutando del tacto de la joven, y cerró los ojos para dejarse llevar aún más. No se podría asegurar que Tsukasa supiera que sentía amor por ella, lo único de lo que estaba consciente era que quería estar a su lado y juguetear por horas. Habían momentos en los que a (TN) le daba la impresión de que el azabache no era tan malo como podría pensar. Parecía mucho más tierno, en especial en la posición en la que estaban en este instante sin contar lo que había pasado minutos atrás, pero ella sabía perfectamente que las apariencias pueden engañar.
—Es una verdadera lástima que no pueda verte a la par que mi hermano, podríamos disfrutar los tres durante horas —habló después de unos minutos mientras que acariciaba la piel desnuda del brazo de la muchacha—. Pero a Amane-kun no le gustaría que te viera —hizo un pequeño puchero.
Tsukasa levantó la vista para encontrarse frente a frente con (TN) a tan solo unos centímetros de distancia, le sonrió con dulzura, como si estar entre sus brazos fuera lo mejor que podía pasarle.
—Si Amane-kun tiene a esa chica como su ayudante —dijo el azabache refiriéndose a Nene al mismo tiempo que sacaba algo de entre sus ropas—, yo te puedo tener a ti, ¿no es así?
Puso una escama de sirena en los labios de la joven, quien no los abría para nada, él mordió el otro extremo del objeto y la metió lo más que pudo entre sus labios. Sin cerrar los ojos, Tsukasa se fue acercando hasta cubrir en su totalidad la escama, dando lugar así a un extraño beso.
—Pero ser un pez no te quedaría en nada, (TN)-chan —el gemelo se apartó de ella echando la escama en la palma de su mano para volver a guardarla—. Eres más bien una linda cachorrita —Tsukasa estiró su mano para acariciar su cabello como si se tratase de una perrita, o más bien, su mascota.
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