¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Cierto infante albino se ocultaba entre los arbustos vistiendo un sombrero de hojas que le ayudaban a camuflarse entre las plantas. Sus ojos púrpura escaneaban con cuidado su alrededor en busca de su objetivo. Desde hace varias semanas Prusia había notado un extraño comportamiento en su amigo de cabellos café claro, Hungría. Desaparecía por largas horas casi todos los días y regresaba hasta poco antes de la puesta del sol. Se le veía más relajado y contento cada que volvía de sus peculiares escapadas, aunado a esto, en algunas ocasiones incluso llevaba algún objeto o platillo típico de él consigo, esto obviamente no pasó inadvertido por el albino y decidió preguntarle de manera casual a dónde se dirigía, el húngaro respondió de manera muy ambigua, a lo que el prusiano contestó ofreciéndose para nada sospechosamente a ayudarle a llevar la cesta de picnic que cargaba el niño contrario. Claro está que Hungría dudó de las verdaderas intenciones de dicho país, por lo que declinó y le advirtió que ni se le ocurriera seguirlo.
Apesar de haber aceptado a regañadientes la amenaza de Hungría, evidentemente hizo caso omiso y se aprontó a conseguir un traje militar de camuflaje para dar inicio a la operación que él mimo había titulado como "Operación Seguir a Hungría y Descubrir sus Oscuros Secretos porque Soy una Cosa pero Bárbara". Finalmente divisó al blanco de su plan, no parecía hacer nada extraño, simplemente colocaba los objetos que tenía en la cesta sobre el mantel especial para picnic. Una vez terminado su trabajo, se dedicó a esperar sentado juguetenado con algunas cosas que había llevado para distraerse. No habían pasado ni cinco minutos cuando los párpados de Prusia comenzaron a caer cubriendo sus orbes moradas, para él el tener que mirar fijamente al húngaro sin hacer nada era tan aburrido como ver una pintura sercarse durante horas. Estaba a punto de pasar de dormitar a dormirse en forma cuando una voz femenina llamó la atención de ambos.
Sucedió.
Fue entonces cuando una flecha atravesó su corazón de manera no literal dejándolo boquiabierto. Una bella niña corría en dirección a su amigo, llevaba un hermoso vestido con arreglos dorados de la época que la hacía lucir como una verdadera princesa, unos zapatos de plataforma también del color semejante al oro, su peinado combinaba a la perfección con su vestimenta. Todo en ella parecía estar en armonía, tanto que el albino sintió que la miraba pasar en cámara lenta sonriendo con una gracia angelical.
No fue hasta que abrazó a su amigo que se acordó de su existencia y su meta inicial. Ahora un par de preguntas más invadieron su cabecita: ¿Qué tienen que ver esa preciosa niña con Hungría? Y ¿Era ella a quien iba a ver cada que se perdía por horas?
Prusia no aguantó más las incógnitas, por lo que con un estrepitoso salto salió del arbusto donde se escondía y exclamó sin sentir vergüenza:
