¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
🚫 Está PROHIBIDO resubir m...
✁・・・Nota: Tengo un FF de Kou x Lectora que encontrarán en mi perfil. ¡Las invito a leerlo!
⁀➷Fictober (Día 28): Fantasmas
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Kou caminaba por los pasillos del instituto, el ambiente era lúgubre debido a la tormenta que azotaba la ciudad, la poca luz que lograba colarse entre las espesas nubes no era suficiente para los conductores, por lo que las carreteras estaban repletas de autos con los faroles encendidos, el alumbramiento de la escuela hacía parecer como si estuvieran tomando clase en plena puesta del sol, aunque recién daban las nueve de la mañana. Las ventanas retumbaban con cada rugido de los relámpagos y las gruesas gotas de lluvia se estampaban en los cristales y techos con agresividad. Pareciera el típico escenario de una película de terror, era normal que cualquiera sumergido en ese ambiente tuviera la sensación de aue alguna ánima de aspecto monstruoso podría aparecérsele en cualquier instante en cuanto girara una esquina o abriera la puerta de un solitario salón.
El rubio miró sobre su hombro, el pasillo estaba desolado, uno que otro estudiante caminaba hacia un aula o baja por las escaleras, aún no era tiempo de receso, por lo que obviaba el hecho de que todos estarían tomando clases. Sin embargo, el escalofrío que recorría su espina dorsal le avisaba que había alguien observándolo. Seguía sus pasos, el de en medio de los hermanos Minamoto intentó hacer un par de movimientos impredecibles para ver si así lograba despistar a quien lo acosaba y salía de su escondite de una vez por todas. Pero sus intentos fueron en vano, seguía sin poder revelar la identidad de quién lo perseguía.
Una mano helada tocó su hombro sin decir ni una palabra. Cómo en cámara lenta Kou se giró a ver quién le llamaba, pero su sorpresa fue inimaginable. Sus ojos se abrieron exageradamente, su piel se erizó y una fina capa de sudor se plasmó en su rostro. Claramente no era la primera vez que se encontraba cara a cara con un espectro, pero en su corta vida jamás le había tocado ver algo tan aterrador como el ser que se encontraba frente suyo.
El fantasma era pálido de piel, sus ojos negros abarcaban casi todo lo que se suponía debía ser blanco, no tenía pestañas ni párpados, solo sus ojos al descubierto rodeados de un sangrado oscuro que no escurría, tampoco poseía cejas, su cabello era largo, liso, y enmarañado, con un flequillo que le llegaba poco más arriba de la mitad de la frente. Sus labios habían sido arrancados, dejando ver en todo momento sus dientes blancos y encías negras. Tenía un cuello y brazos largos, estaba vestido con un uniforme que desconocía; lo miraba fijamente. No cabía duda, se trataba del espíritu maligno del poema maldito "El Infierno de Tomino".
El rubio sujeto su báculo enfrente de su persona en un reflejo, aunque no es como si pudiera hacer algo debido al sello que le había puesto Hanako. Lo único que podía hacer ahora era retroceder, pues el espantoso ser se acercaba lentamente a él.
Kou no supo reaccionar, inexplicablemente el miedo lo había consumido. Ya no había más suelo debajo de sus pies, con el siguiente paso hacia atrás que dio notó que estaba había llegado a las escaleras. Su cuerpo estaba a nada de caer cuando sintió que una mano lo agarró, y en un parpadeo estaba siendo abrazado por (TN).
—Hanako, te dije que no era buena idea —comentó molesta la fantasma hacia su colega.
El horripilante espectro se esfumó en un "poof!", dejando ver al número siete de los misterios quien reía divertido.
—Vamos~. Solo era una pequeña broma de Halloween —dijo Hanako terminando de reír y encogiéndose de hombros.
La fantasma no pudo evitar reír ligeramente.
—Bueno, no le culpo. Hasta a mí me da miedo Tomino.
Al pronunciar el nombre del ser se aferró más a Kou, abrazándolo más cerca de su cuerpo. El miedo del rubio había sido pronto reemplazado por pena, no estaba seguro si se sentía así por la broma que le habían jugado o por la cercanía que tenía con el misterio del salón de música del viejo edificio.
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