¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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No era la primera vez que (TN) veía al chico de cabellos dorados en el restaurante que ella trabajaba. Y este día no era la excepción y, como todas las otras veces que venía, estaba acompañado por una chica. Cada vez venía con otra diferente. No importaba si era alta, baja, morena, rubia, pelirroja, tez blanca o tez morena, con tal de que fuera hermosa. Era un mujeriego.
Era raro que (TN) atendiera al chico, pero este día sí le tocó hacerlo. No sabía porqué, pero la manera en la que él clavaba sus ojos verdes en ella cada que tenía que dirigirle la palabra la hacía ponerse nerviosa. Inhaló y exhaló profundamente y se encaminó hacia la mesa en donde estaba Caesar y su nueva cita. Con una sonrisa que forzaba y voz suave les preguntó lo mismo que le preguntaba a todos los clientes:
—Muy buenas tardes y bienvenidos sean. ¿Desean ordenar algo para beber?
Caesar pidió una botella de vino sin dejar pasar ni un par de segundos después de la pregunta de (TN). El chico la miró fijamente mientras que la cita del rubio comenzó a hacerle preguntas sobre un platillo que se mostraba en el menú a la mesera, (TN) contestaba sus dudas y anotaba de manera torpe en su libretita lo que la chica deseaba, no podía dejar de sentir la afilada mirada del rubio sobre ella, era como si analizara cada parte de su rostro; hasta que finalmente tomó su orden y se retiró.
El tiempo en el que estuvieron en el restaurante pasó sin mayor problema hasta que llegó el tan repetido momento en el que el rubio besaba a su cita, pero esta vez fue diferente. (TN) no se dio cuenta de en qué momento se les quedó viendo a ambos al besarse hasta que notó que en el acto Caesar tenía los ojos abiertos y la observaba directamente a ella. (TN) sintió sus mejillas calentarse y rápidamente apartó la mirada y siguió en su trabajo. Al final de la cita, la chica sólo fue a recibir el pago y se retiró de la mesa apresuradamente evitando cualquier otro contacto con ese par.
Las horas pasaron y finalmente el turno de (TN) había acabado. Como hacía en todos los días de invierno tomó su chaqueta y salió del establecimiento.
"Todos los días es la misma rutina". Pensó ella y emprendió camino hacia su apartamento.
—¿Disfrutaste la escena de hoy? —una voz le hizo pararse sobre su lugar, miró hacia a su alrededor para encontrarse con el rubio oxigenado mujeriego un par de metros atrás de ella.
—¿Disculpa?
—Tú y yo estaremos juntos.
—¡¿Huh?! No gracias. No estoy interesada en hombres como tú —(TN) bufó, se dio media vuelta y reanudó su camino.
Al decir verdad, a (TN) sí le atraía Caesar, y mucho, pero ese sentimiento se veía opacado por una especie de odio que recorría por su cuerpo cada vez que lo veía tomar a una mujer y luego dejarla por otra, y luego otra, y otra, y así sucesivamente. Ella no se prestaba para esas cosas, sabía que saldría lastimada. Por otro lado, Caesar notaba la diferencia entre (TN) y muchas otras chicas a las que había seducido, su aura era casi tan firme y asertiva como el de su maestra, aunque sí algo más blanda de corazón y espíritu. Ella sería un reto para él, pero estaba convencido de que había encontrado a la chica que buscaba fuera su compañera y no estaba en sus planes dejarla ir, abandonaría su corazón libre para intercambiarlo con esa persona.
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—Iré contigo.
—No.
—¡¿Por qué no?!
—Ya te dije que es peligroso.
—¡C-Con más razón iré!
—Te he dicho mil veces que no vendrás.
—¿Ese era tu plan desde un principio? ¿Me vas a dejar como a todas las demás? —Caesar detuvo lo que estaba haciendo y se volvió a mirar a (TN).
—¿Qué dices? (TN), tú no eres todas las demás, y eso te lo he demostrado durante más de un mes —el rubio se acercó a ella y la abrazó —. Sé que estás preocupada, pero te aseguro que volveré de Suiza sano y salvo —le plantó un pequeño beso sobre su cabeza.
Caesar fue capaz de conquistar el corazón de (TN), y ella fue valiente para tomar el riesgo de lo que una relación con el italiano significaba. Por poco más de un mes, ambos se habían estado frecuentado, a excepción de unos días que se ausentó de la nada, y hasta que lo volvió a ver, Caesar le mencionó poco sobre lo que estaba haciendo y sobre el hamon. Después de todo si ella sería su compañera de vida tarde o temprano lo sabría. Ahora sólo estaba enterada que iría a Suiza en busca de algo, la puso al tanto de los peligros que podrían haber, cosa que sólo preocupaban más a (TN) pero es algo de lo que debía estar consciente.
—No quiero que te pase nada... —dijo (TN) en voz baja aferrándose a la camisa de Caesar.
—Volveré.
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