¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Era un frío día de diciembre, las nubes grises amenazaban con descargar una lluvia torrencial en cualquier momento, también hacía un poco de viento que arremolinaba en el suelo las pocas hojas secas que quedaban de los árboles, los pájaros no cantaban ya que éstos habían migrado. Comúnmente se diría que era un día lúgubre, y que algo desagradable podría pasar en cualquier momento.
Masamune estaba afuera de su apartamento recargado en la puerta del mismo fumando un cigarrillo, estaba entrado completamente en el teléfono con Tōru al otro lado de la línea. Ignoraba casi por completo lo que pasaba a su al rededor.
—Debemos cambiar muchas cosas si...
Hasta que una voz conocida llamó su atención.
—Veo que no has dejado ese hábito a pesar de los intentos que hice, eh.
El rubio dejó de hablar inmediatamente y volteó a ver a la dueña de la voz. Sintió su respiración cortarse, su sangre bajó de su cabeza a los pies, y su celular se resbaló de su mano. El dolor no se hizo esperar, verla parada justo enfrente de él le traía tantos recuerdos dolorosos que le tomó dos años poder superar, era como caminar descalzo sobre vidrios rotos.
—¿Puedo pasar?
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—...Perdón por hacerte tirar tu celular... —dijo ella mientras calentaba sus manos con el calor de la taza de café que le pidió a Masamune. Él no respondió—. Hace un clima pesado afuera ¿no crees? —tomó un sorbo del café.
—¿Qué haces aquí? —habló con una voz grave.
—Estoy de vuelta.
—¿Por qué?
—Masamune... Creí que ya lo habíamos hablado. Nunca lo quise decir de esa manera. . .
—¿No? ¿De qué otra manera dirías eso para después desaparecer por dos años?
No podía creer lo que había salido de sus labios ese día. ¿Cómo le pudo haber hecho eso? Una persona a la que más confianza le tenía que a nadie. No comprendía cómo fue que todo se derrumbaba de un día para otro. Tantos recuerdos que ahora sólo tenían un escondite en la mente de Masamune para hacerse presentes con el único propósito de atormentarlo. Ahora la presencia de ella lo mataba suavemente. Después de todo parece que no lo superó en verdad, lo que había sentido después de su partida eran sólo alivios superficiales ¿qué debía hacer? ¿podría perdonarla? ¿podría perdonarse? El hecho de que fue culpa de él tampoco lo dejaba en paz. "Ya no te amo". ¿Fue así como debía acabar todo? En este momento parecía echarle toda la culpa a ella pero... ¿cómo no podría? A la vez se detestaba porque sabía que él también había tomado parte en la causa de ese desenlace.
Después de todo ese tiempo aún se aferraba a la idea de salvar la situación. Masamune sentía que tampoco había hecho nada para evitarlo aquella vez. Susurrando palabras al viento frío que no hizo más que retenerlas para que no llegaran a oídos de su amada.
(TN) dejó la taza de café en la mesa. Se paró del sillón y caminó hasta pararse enfrente de Matsuoka. Podía leer su expresión facial muy fácilmente, sabía sus reacciones, estados de ánimo y ante que circunstancias podía presentarlos, por eso se entendían muy bien en sus años de relación. Ella tampoco entendía cómo todo fue a parar así. Ni mucho menos cómo ella pudo siquiera estar con un chico como él. Lo que pasó ya no lo podía cambiar... aunque tampoco sabía si quería cambiar, no sabía si se arrepentía de lo que había dicho hace dos años. Ella sabía del problema de Masamune para confiar en las demás personas, que ella haya hecho lo que hizo fue un golpe bajo y delicado para él.
—Será mejor que me retire —dijo (TN) en voz baja.
(TN) intentó apartarse pero Masamune repentinamente la abrazó, ocultó su rostro en su cuello. El abrazo era débil. Debía decir ahora lo que no dijo aquella vez.
—Quédate.
(TN) vaciló un momento, pero le regresó el abrazo. Acarició el cabello rubio de Masamune y daba palmaditas suaves a la espalda del chico. Se separó un poco y miró sus bellos ojos azules carecientes del brillo que siempre llevaban. Parecía tan... indefenso y lamentable.
Jaló lentamente a Masamune hacia ella, haciendo que se inclinara, cuando estuvo a una altura adecuada le dio un delicado beso en la frente, temerosa de que el chico se fuera a romper en cualquier momento entre sus brazos.
—Estoy aquí para quedarme.
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