40: Bebé inquieto; Visitas nocturnas.

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Una semana antes de dar a luz al principito, Shen Lian finalmente comenzó a sentir las muy temidas e irritantes "molestias del embarazo".

Al principio fue una ligera sensación de molestia en la base de su estómago, como una punzada o un pinchazo en lo alto de su estómago que iba y desaparecía tan rápido que apenas podía notarlo. Tan despreocupado como era el joven Shen, no pensó en darle mucha importancia a lo que sucedía.

Luego, una mañana mientras se vestía, sintió que algo en su interior se sacudía de manera dolorosa. Frunció el ceño, pero el dolor no desapareció sino hasta que pasó las manos sobre su estómago. Pensó que tal vez eran secuelas del golpe que recibió, así que estuvo tranquilo por un rato.

Cuando intentó comer de repente sintió que la comida no era lo que realmente quería, y ordenó a los sirvientes que le trajeran algo diferente. La carne le resultaba insatisfactoria. El pescado no tenía nada de sabor. Y todas los vegetales que comía parecían tener el mismo sabor. Tampoco quería arroz o bollos de masa. Nada le gustaba.

A pesar de la falta de sabor, no tuvo más opción que comerse todo lo que traían. Su mayor prioridad era asegurarse de que el principito estuviera bien alimentado.

Irritado, Shen Lian se acostó de nuevo. Si no podía disfrutar la comida, al menos dormir le traería algo de calma. Se equivocó, ya que a los segundos de haberse acostado sintió otra vez ese peculiar dolor en su abdomen. Soltó un quejido, seguido de un suspiro hastiado.

El dolor se fue, dejando que Shen Lian tuviera un descanso que duró minutos. Cuando pensó que los molestias se habían ido, sintió que era imposible caminar debido a la hinchazón en sus pies. Se sentían apretados e incómodos, tanto que solo pensar en caminar le hacía poner una mueca de dolor.

Acostado, sólo podía quejarse en silencio de todo lo que ocurría con su cuerpo. Ni siquiera quería llorar, pero fue inútil tratar de contener las lágrimas una vez que éstas empezaron a salir.

No entendía por qué había tanta irritación en su cuerpo ahora si había pasado todo su embarazo relajado y sin molestia alguna. Era injusto que se sintiera mal cuando faltaba tan poco tiempo para la llegada de su querido bebé.

Shen Lian hizo un puchero, lloriqueó e incluso cruzó sus brazos con enojo. Nada de ésto disminuyó las molestias que sentía.

Para empeorarlo todo, también le costaba respirar por el gran bulto en su estómago. Todo le pareció tan cruel que no pudo resistirse más y empezó a llorar con fuerza, sonrojándose y hipando debido a la intensidad de su llanto. Lloró y lloró, sin detenerse por horas.

Así lo encontró Mo Yang tras regresar de su visita al emperador. Con rapidez, fue al lado de su esposa para atender cualquier necesidad que pudiera tener. Su tío le mencionó alguna vez que los últimos días antes del parto eran los más difíciles para la madre, y quería hacerse cargo de su esposa.

—¿Shen Lian?— el príncipe colocó sus manos sobre el estómago de su esposa. —¿Qué sucede?

—Señor Mo…— sollozó el muchacho.

—¿Qué pasa?

—Algo molesta mi estómago— Shen Lian infló sus mejillas. —Y mis pies duelen.

—¿Eso es todo?

—¡Aish, usted no lo entiende!— chilló Shen Lian, dándose la vuelta para no ver a su esposo.

—Esposa, no quise enojarte. Mírame.

—No. Usted es malo.

Sin discutir, Shen Lian cruzó los brazos y decidió ignorar a su malvado esposo.

La esposa del soberano. (BL)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang