49: ¡Confusion en el palacio! ¿Un segundo descendiente del clan FengLiuShen?

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Cuatro días después de lo ocurrido en su habitación, Shen Lian todavía sentía una ligera molestia en su cintura cuando caminaba por el palacio. Aunque estaba satisfecho, pensaba que su esposo tal vez se había excedido un poco. Las marcas que rodeaban su cuello, clavículas,  abdomen y caderas eran un constante recordatorio de la posesividad con la que que había sido tomado por el príncipe.

Sólo de pensarlo, las mejillas de Shen Lian se llenaron de un cálido sonrojo que le hacía parecer febril. Zhao Yuan, quién estaba junto a él como su fiel amigo, no hizo comentario a pesar de notar su estado. Sabía que él mismo debía lucir peor luego de pasar tree noches seguidas en la habitación del médico.

Shen Lian estaba jugando con su hijo, así que apenas percibía la presencia de su sirviente cerca de él. El principito había empezado a jugar en la nieve desde que Shen Lian le mostró cómo hacerlo. Como también era infantil, el joven Shen no dudó en lanzarse a rodar por el suelo blanco con su hijo.

Desde su lugar, Zhao Yuan veía a su señor y al principito jugando en la nieve con una ligera sonrisa. Le alegró ver a Shen Lian tan feliz luego de todo lo que había sufrido. Se merecía tener esa dicha, incluso si duraba poco.

—¡Zhao Yuan, ven a jugar!— llamó Shen Lian sonriendo. En sus brazos, el principito balbuceó imitando a su madre.

—No me gusta mucho la nieve, Joven Amo Shen— respondió el sirviente, ojeando la blanquecina sustancia con una mueca.

—¿Por qué no?— preguntó inocentemente Shen Lian mientras hacía gestos divertidos a su hijo. —Es muy linda.

—Trae malos recuerdos, joven Amo Shen— murmuró Zhao Yuan.

—¿Eh? No pude oírte bien. ¿Podrías…?

—Ahghiybdjjybfuubb.

Al oír los balbuceos del bebé, Shen Lian centró toda su atención en el pequeño principito para asegurarse de su estado. Cuando Shen Lian veía a su hijo, no había nada que pudiera hacerlo apartar sus ojos de la diminuta criatura.

La sonrisa de Zhao Yuan tembló varias veces antes de derrumbarse por completo. Aunque le hacía feliz ver la alegría de su señor, algo dentro de su mente lo llenaba de tristeza a medida que la nieve iba cubriendo los bellos pasillos del palacio.

Muy en el fondo, Zhao Yuan anhelaba una familia como aquella a la que observaba sonreír todos los días. También soñaba en las noches, preguntándose cómo habría sido su infancia de haber tenido una verdadera familia. Cuando Shen Lian preguntó por qué odiaba la nieve, el sirviente fue incapaz de decirle que sus padres lo dejaban durmiendo afuera en la nieve cuando desobedecia una regla o hacía algo que no les gustara.

Si cerraba los ojos brevemente, aún podía recordar el frío envolviendo su diminuto y esquelético cuerpo. Sentía la humedad del hielo filtrándose hacia el interior de su única túnica mientras luchaba por reunir calor. Recordaba el miedo, tan severo como el frío, de perder algún miembro debido al congelamiento. Sus labios se sentían entumecidos, e incluso parpadear dolía.

Zhao Yuan nunca había regresado a su casa después de ese incidente. El temor a sufrir esa agonía de nuevo lo obligó a recoger sus pertenencias y huir de la mansión en medio de la noche. No recordaba cómo, pero sabía que a la noche siguiente se encontraba en la puerta de una mujer que lo cubrió de mantas y le ofreció una bebida caliente.

La calidez que sintió con esa mujer solo pudo sentirla otra vez cuando miró a Shen Lian, un plebeyo al que debía cuidar para que se casara con el príncipe Imperial.

Muchas veces Zhao Yuan se preguntó qué pasó con esa amable y bondadosa mujer que sólo hablaba de su pequeño hijo. De seguro aún vivía en esa desgastada cabaña donde cultivaba vegetales para su hijo.

Zhao Yuan frunció el seño al sentir un repentino dolor en su cabeza. Llevó una mano a sus sienes, confundido por la espontaneidad de aquel malestar. No estaba enfermo y tampoco se había excedido con su trabajo como otras veces. Honestamente, no podía pensar en ninguna razón por la que se sentiría mal.

Tan sólo en segundos, el dolor aumentó hasta oscurecer su visión. Lo último que vio antes de desmayarse sobre la nieve fue a Shen Lian jugando con su bebé. A pesar del dolor, una solitaria lágrima bajó por su mejilla.

                            •••••••••••••

Antoine estaba discutiendo un tema de importancia con los médicos del palacio cuando de repente tuvo un mal presentimiento. Unos minutos luego, oyó los pasos apresurados de un sirviente acercarse hasta él.

Asumió que se trataba de Zhao Yuan, pero al voltearse se encontró a una chica que no conocía. Vestía la ropa de los sirvientes, sin embargo, el médico no recordaba haberla visto antes.

Rápidamente despejando sus pensamientos, Antoine observó a la sirvienta con una ceja alzada.

—Lamento interrumpir, pero su Alteza Imperial el Príncipe Mo Yang me ha enviado a buscarle. Es una emergencia.

—¿Le sucedió algo a Wangfei?— preguntó desinteresado. Ahora que Shen Lian había dado a luz, cualquier malestar que tuviera podía ser revisado por los otros médicos.

—No, es Zhao Yuan.

Sin necesidad de escuchar más, Antoine soltó todo lo que tenía en las manos y salió corriendo hacia el palacio del príncipe. No estaba seguro de lo que sucedía, pero si revisaba a Zhao Yuan correctamente podría confirmar la teoría que había estado formándose en su mente desde que conoció al pequeño sirviente.

Llegó a su destino en menos de diez minutos, y allí se encontró con un preocupado Shen Lian paseando frente a una puerta con su bebé en los brazos. Intentó preguntarle qué había sucedido, pero la puerta de la habitación se abrió repentinamente.

Antoine no perdió tiempo y se adentró en la habitación buscando a su amante. La preocupación latía en si pecho mientras evaluaba el estado de Zhao Yuan a simple vista.

El sirviente estaba acostado sobre una cama, sus manos a cada lado de su cabeza como si se hubiera movido durante el sueño. Antoine notó que estaba pálido, así que fue directo a comprobar su temperatura. La mano que colocó sobre la frente del muchacho permaneció a temperatura normal.

Tras aclarar su mente y dejar de lado cualquier pensamiento relacionado con el amor que sentía por Zhao Yuan, se dedicó a revisar su estado como lo haría un médico. No tenía fiebre ni tos. No parecía haber problemas con su estómago y el veneno había sido descartado debido a que no presentaba ningún síntoma.

Finalmente, dedujo que su desmayo no se debía a nada grave. Con esa conclusión en mente, Antoine se preguntaba si su teoría secreta era verdad.

Había una manera de comprobarlo, pero se sentía incorrecto hacerlo sin el consentimiento de Zhao Yuan. A pesar de eso, tenía que hacerlo.

Lo hizo, llegando a la conclusión de que su teoría siempre había sido cierta.

—¿Sabe qué le sucede?— preguntó Shen Lian con preocupación.

—Sí.

—¿Qué es?

Antoine pesó las palabras en su mente. Dirigiendo una mirada significativa a Shen Lian, el médico dió su diagnóstico.

—Zhao Yuan está embarazado.

La esposa del soberano. (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora