25: Shen Lian y su bebé. Oh, y la llegada del médico extranjero.

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Lo que Shen Lian sabía de los embarazos, era lo poco que su madre le había dicho sobre ellos. Aunque Yanli le hablaba de muchas cosas, ella siempre actuaba de un modo extraño cuando tenía que hablar sobre los embarazos.

Esa conversación regresó a su mente un día después de enterarse del bebé que llevaba en su vientre.

—¡Mamá!— llamó un pequeño Shen Lian de apenas seis años.

El adorable niño vestía una túnica demasiado grande para su diminuto cuerpo, por lo que se tropezaba al caminar. Por la época, sus mejillas se encontraban cubiertas de un precioso color rojizo, al igual que su nariz y orejas. Había un puchero en sus labios como resultado de haber sido dejado atrás por su madre.

A su encuentro vino una mujer de edad adulta. Tenía el cabello oscuro, y su piel era ligeramente más tostada que la del infante, pero aquello se debía a los muchos años de trabajo en el campo que Yanli había tenido.

Shen Lian corrió a los brazos de su madre. Wen Yanli lo sostuvo y dejó un beso sobre su desordenado cabello con una risa.

—Mamá, me dejaste solo.

—Lo lamento, mi pequeño Lian. ¿Qué puedo hacer para que me perdones?

El niño cruzó sus diminutos brazos y se quedó pensando por un rato.

—Quiero un hermanito.

Yanli se rió con fuerza al oír a su hijo pedir algo tan serio luciendo completamente inocente. Sonriendo, cargó a Shen Lian y empezó su camino de regreso a la cabaña.

El pequeño Shen Lian se acomodó entre los brazos de su madre, sintiendo que su cuerpo se iba calentando de manera agradable. Suspiró, ganándose la atención de Yanli otra vez.

—¿De verdad quieres un hermano pequeño, A-Lian?

—Sí.

—¿Y sabes cómo nacen los bebés?

—Creo que sí— el niño hizo un puchero— Una mamá muy linda los lleva en su pancita, y cuando los bebés son muy grandes, ellos salen de sus madres.

—Muy bien. Pero para crear un bebé se necesita un papá muy bueno que se lo regale a la mamá. Y yo no conozco a ninguno.

Shen Lian frunció el ceño, su joven mente analizando todo lo que sabía hasta el momento.

—¿Pero quién es mi papá?

—Hijo, tu padre es un hombre malo. Él te regaló a mí porque no quería cuidarte.

—Oh.

—Así que no puedo darte un hermano. Pero podemos jugar cuando quieras hacerlo. Y yo te cantaré todas las noches.

—Gracias, mamá. ¡Te amo mucho!

—También te amo, hijo.

Pasaron varios minutos desde esa conversación hasta que Shen Lian, curioso como cualquier niño, siguió preguntando.

—¿Y por qué no puede haber dos papás?

—Hijo, todos necesitan una madre.

—¿Pero por qué debe ser una mujer?

Ante la pregunta, Wen Yanli le brindó una sonrisa muy extraña a Shen Lian. Casi parecía que ella pensaba en otra cosa mientras respondía.

—Shen Lian, siempre recuerda que vienes de una familia muy especial. Una familia con varios tipos de madres.

—¿Eh?

La esposa del soberano. (BL)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz