9: Asesinos que tienen corazones débiles.

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La relación entre Shen Lian y Mo Yang finalmente se había calmado. No, no se habían convertido en una pareja amorosa que se mantenía unida a cada minuto del día. Pero al menos ya cumplían con una rutina para verse. Generalmente sólo se encontraban cuando el emperador lo ordenaba, y cuando lo hacían, intercambiaban un breve saludo y hablaban sobre los acontecimientos del día.

Shen Lian estaba feliz. El emperador le había dado permiso de dejar el palacio para ir a revisar los terrenos que le pertenecían a Mo Yang, y que luego se convertirían en pertenencia suya. El príncipe iba a acompañarlo, pero no tendría autoridad sobre él en caso de que Shen Lian decidiera explorar el lugar.

Era la máxima libertad que había tenido desde su llegada al palacio. No tenía que obedecer a nadie cuando saliera.

Mo Yang lo esperaba frente al palacio con el mismo carruaje en el que los habían atacado durante su última salida. Desde ese día, el carruaje había pasado por varios arreglos. Mo Yang dió órdenes específicas de que sólo podía ser usado por él mismo y por Shen Lian, pero nadie que conociera esa información podía difundirla.

Cuando Shen Lian vio al príncipe, no pudo contener su emoción por lo que ocurriría, así que lo abrazó de inmediato. El cuerpo de Mo Yang se tensó por unos segundos antes de relajarse y corresponder el gesto. Aunque duró poco tiempo, el contacto los llenó de alegría a ambos.

Al separarse, Shen Lian se sintió avergonzado de sus acciones. Se habría disculpado, pero Mo Yang no lo dejó, dándose la vuelta tan pronto como pudo. Resignado a la indiferencia del príncipe, Shen Lian se subió al carruaje. En el camino el príncipe le explicó que irían a visitar el campamento de soldados primero, ya que quería resolver un asunto con el general que dejó a cargo.

El campamento de Mo Yang estaba bastante alejado del palacio, pues los soldados debían entrenarse lejos de la capital para evitar conflictos con el resto de la población. Los soldados selectos de Mo Yang eran ciertamente un grupo peculiar. Él no elegía a sus soldados por su habilidad o destreza, sino por la complexión de su cuerpo. Escogía a los hombres más delgados, bajos y agraciados que pudiera encontrar, y los entrenaba bajo la filosofía de que los mejores guerreros eran aquellos que trabajaban desde las sombras. Ningún miembro de la nobleza lo entendía con exactitud, pero era imposible cuestionar la efectividad de sus asesinos, como él los llamaba. En total, los soldados de príncipe habían cumplido con ciento treinta y seis misiones en los cinco años desde que Mo Yang inició su entrenamiento. Para entrenar a los asesinos, el príncipe asignó a su maestro, el anciano Ip Chung, un famoso guerrero que sirvió al emperador anterior.

A Shen Lian está información no le importaba mucho, aunque Zhao Yuan de lo había recordado justo antes de salir. Para él, los soldados eran todos iguales, hombres valientes y honorables que luchaban por una causa. Y realmente era malo recordando nombres así que lo mejor era clasificarlos a todos como la misma persona.

El sol se había posicionado en lo más alto del cielo para cuando la pareja real llegó al campamento. A pesar del clima tan caluroso, los soldados se apresuraron en dirigirse hacia la entrada del campamento para saludar a su líder y a su futura esposa. A ellos no les importaba, pues varios habían intentado "entretener" al príncipe durante sus visitas y no pensaban mal de las relaciones entre hombres. De hecho algunos las disfrutaban.

Shen Lian observó con sorpresa mientras el gran grupo de soldados se acercaba. Por un breve instante sintió temor, pero al recordar que el príncipe seguía junto a él, el miedo se alejó velozmente. Confiaba en que Mo Yang lo protegería de cualquier peligro al que se enfrentaran.

—Señor Mo— llamó el joven, su tono lleno de emoción— ¿Todos éstos son sus soldados? ¡Son muchos!

Ciertamente, el ejército de Mo Yang era más grande que el de su tío, quién apenas y contaba con dos mil guardias imperiales mientras que el príncipe tenía más de tres mil quinientos hombres en el campamento. Cualquier hombre dudaría en enfrentarse al príncipe con éste ejército presente.

La esposa del soberano. (BL)Where stories live. Discover now