46: La Debilidad Del Príncipe y Wangfei.

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Shen Lian sólo podía describir los últimos días como llenos de felicidad. Estaba tan feliz que no podía dejar de sonreír. Lo que alguna vez se sintió como una fantasía, ahora se había hecho realidad. Tenía una familia propia. Una familia a la que amaba con todo su corazón.

Y un esposo que no parecía capaz de mantenerse alejado.

—¡Jejeje, señor Mo!— chillaba Shen Lian mientras su esposo le hacía cosquillas. —¡Detengase!

Mo Yang, el príncipe que anteriormente jamás en su vida había mostrado el más mínimo rastro de emoción, le mostró una gran sonrisa a su tierna esposa antes de aumentar la intensidad de sus movimientos.

¿Qué pasó con el indiferente príncipe Mo? ¡Éste hombre no se parece en nada!

—¡Señor Mo! ¡Y-ya basta!

Shen Lian tenía lágrimas en los ojos como consecuencia de sus continuas risas forzadas y su cuerpo se sacudía de manera errática para escapar de su esposo. Sus risas eran oídas por todo aquel que pasaba cerca del palacio del Príncipe.

—¡Señor Mo!— Shen Lian rió.

Desde que descubrió la debilidad de su esposa, Mo Yang había empezado a aprovecharse de ésta cada vez que tenía la oportunidad. Cuando regresaba después de atender asuntos importantes, lo primero que hacía era tocar los puntos sensibles de Shen Lian para oír su cálida risa.

—¡Esposo, detente!— chilló el joven. —¡E-es demasiado! ¡S-señor Mo, y-ya b-basta!

El príncipe sonrió al ver la alegría emanar de su esposa. Se sentía completo por fin.

—Esposo, detente— se quejó, ya adolorido de reírse tanto. —Me duele el estómago.

De inmediato Mo Yang soltó a su esposa, para luego pasar a examinar su cuerpo en caso de que se hubiera lastimado de algún modo. A pesar de que ahora mostraba más emociones felices, seguía preocupándose por su esposa todo el tiempo. Una sola queja era suficiente para hacer que frunciera el ceño y fuera a ayudar al joven Shen sin importar qué hacía.

Shen Lian dejó de reír tan pronto como percibió la preocupación viniendo de su esposo en oleadas. Para tranquilizar a su esposo, le brindó una cálida sonrisa que transmitía bienestar.

Ante el gesto, Mo Yang pudo calmar sus emociones.

—Esposa. ¿Te encuentras bien?

—Hmm. No debes preocuparte por mí. ¡Estoy muy bien!— terminó Shen Lian con una sonrisa.

—Esposa…

—¡Ahghsuwnsjehwnsba!— vino el chillido agudo de un bebé.

Shen Lian soltó una risita, y le dió una mirada al príncipe para que cargara a su hijo. Mo Yang entendió lo que pedía, así que fue rápidamente.

El pequeño principito Mo Ting ya tenía un mes de haber nacido. A diferencia de otros bebés, el principito rara vez lloraba. Solo lo hacía cuándo tenía hambre o cuando algo a su alrededor le parecía demasiado incómodo para soportarlo en silencio. En realidad, el bebé era bastante parecido a su padre. En cuanto a su madre…bueno, heredó su ternura.

Shen Lian sostuvo a su hijo con gentileza, manteniendo su frágil cuerpo en una posición sentada. Sabía que los bebés eran muy delicados, y no quería lastimar a su pequeño por accidente. Por ello, había pedido consejos a todas las sirvientas que tuvieran hijos.

—Señor Mo, nuestro hijo es muy lindo— Shen Lian sonrió. —¿No lo cree?

—Se parece a tí.

La esposa del soberano. (BL)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora