32: ¡Soy un cerdito!

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Shen Lian estaba mirándose en el espejo con un ceño fruncido tan grande que parecía totalmente ajeno a su delicado rostro. Estaba ligeramente enojado, pero el sentimiento era reemplazado por una inmensa disconformidad.

Estaba ya en esa etapa del embarazo dónde por primera vez se percatado de todo el peso que ha ganado desde que inició. Tenía una gran panza que sobresalía de todas sus túnicas. Era inútil tratar de ocultarlo en un estado tan avanzado, por lo que se veía obligado mostrar su abultado vientre.

Su esposo, sin embargo, parecía contento con el aumento de peso en su esposa. A sus ojos se veía tierno.

Suspirando tristemente, Shen Lian decidió que saldría de la habitación por un rato para tener un poco de libertad. Aunque adoraba su habitación, tras pasar varios días en ella empezaba a sentirse más como un prisionero que como un habitante del palacio. A pesar de sus protestas, Mo Yang había salido al campamento de nuevo. En ese momento Shen Lian estaba demasiado cansado para insistir en que se quedara, pero ahora, se sentía demasiado furioso.

Oh, Mo Yang no sabía lo terrible que era tener una esposa molesta.

Shen Lian tomó la impulsiva decisión de abandonar el palacio, decidido a hacer algo útil al menos durante un día. Su último deseo era excederse con sus actividades, y por ello se mantuvo lo más calmado posible. Iba caminando a paso lento, sujetándose el vientre para asegurarse de que baobao estuviera bien.

Su descuidado caminar lo llevó hasta la cocina, siguiendo el placentero olor que de allí emanaba. Parecía que los cocineros estaban preparando algo especial, pero Shen Lian no recordaba haber oído sobre algún evento particular en el palacio.

Luego recordó que se encontraba en el palacio del emperador, y no en el suyo, por lo que no debería sorprenderse de no estar al corriente con las actividades del lugar. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que habló con el emperador libremente, siendo su más reciente conversación aquella en la que descubrió el secreto de su familia.

Cuando empezó a preguntarse si alguien vendría a buscarlo, Shen Lian oyó unos pasos apresurados, seguidos de dos voces alteradas que se acercaban hacia él. Pronto se encontró con dos personas que realmente no esperaba ver juntas. Zhao Yuan y Antoine venían caminando, sus manos unidas entre sí.

Aunque el médico se veía feliz, la expresión en el rostro de Zhao Yuan era de completo desagrado. Al menos así lo vió el jóven Shen.

—¡Wangfei!— exclamó el médico, la sorpresa clara en su rostro.

—¿Eh? H-hola.

—¿Qué hace fuera de su habitación? Pensé que el príncipe estaría cuidandolo— habló Zhao Yuan, discretamente intentando liberar su mano del médico.

—Cierto— estuviera de acuerdo el médico, apretando su agarre sobre el pequeño sirviente, lo que le ganó una mirada fulminante —¿Donde está su amigable esposo?

Sólo con la mención de su negligente esposo, Shen Lian frunció el seño y fulminó con la mirada al suelo como si éste fuera el responsable de todos sus problemas. Estaba demasiado enojado con su esposo.

Para sus dos amigos, fue bastante obvia la animosidad que sentía hacia Mo Yang por el momento. Sin embargo, ninguno de ellos tuvo el valor para preguntarle qué sucedía entre él y su esposo.

Ignorando la pregunta del médico, Shen Lian se acercó a Zhao Yuan. Esperaba que su fiel amigo lo ayudara a distraerse del esposo que lo descuidaba tanto.

—A-Yuan, quiero hacer algo divertido.

—Disculpe, Wangfei— interrumpió el médico con una mueca —No quiero ser irrespetuoso, pero usted no debería esforzarse mucho. Su bebé consume demasiada energía. Lo mejor sería…

La esposa del soberano. (BL)Where stories live. Discover now