54: Los celos de Mo Yang.

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Mo Yang no sabía cómo lidiar con los celos.

Esa emoción en particular le parecía inútil e insensata, por lo que no se sentía muy familiarizado con ella. Dado que en realidad nunca había tenido sentimientos notables por otra persona, o al menos hasta que conoció a Shen Lian, jamás se había preocupado por tener celos de algo. No sintió esa excesiva posesividad hasta que vio como alguien intentaba halagar en exceso a su adorable esposa.

Puede que Shen Lian fuera demasiado inocente para darse cuenta, pero el príncipe definitivamente no lo era. Mo Yang podía ver las intenciones del sureño con claridad, y su ira crecía cada vez más.

Al principio Zhao Leung fue sutil, acercándose a Shen Lian solo cuando estuvieran visitando un lugar al mismo tiempo. Cualquiera podría pensar que eran coincidencias, pero era obvio que el príncipe sureño lo había planeado todo. Dónde estuviera Shen Lian, el sureño no tardaba mucho en aparecer.

Si no tuviera la obligación de quedarse ahí, Mo Yang habría tomado a su esposa y se habría largado del lugar mucho antes.

Mo Yang estaba alcanzando los límites de su paciencia a medida que el sureño pasaba más tiempo con Shen Lian. Los veía conversando, riendo e incluso bromeando cuando se presentaba la oportunidad. Y aunque la mayor parte de la conversación venía del príncipe sureño, todavía le molestaba saber que su esposa pasaba tanto tiempo haciéndole compañía.

No era que no confiara en su esposa. No, Mo Yang estaba seguro de que su amado Shen Lian ni siquiera pensaría en mirar al sureño como algo más que un amigo. Lo que le preocupaba e irritaba era que el sureño parecía ignorar el hecho de que Shen Lian no sentía atracción hacia él. Su falta de atención a los sentimientos de Shen Lian le daba un mal presentimiento a Mo Yang.

Los sureños habían compartido información sobre el paradero de los rebeldes, incluyendo a Shen Fu. Por eso Mo Yang había decidido quedarse más tiempo, ya que era su prioridad asegurar el bienestar de Shen Lian. Sin embargo, empezaba a cuestionar su decisión inicial ahora que veía las obvias intenciones del sureño.

Como Shen Lian aún no estaba familiarizado con el funcionamiento del imperio, era poco ético de Mo Yang intentar discutir con él asuntos del Estado. Lamentablemente eso significaba que debía soportar a los consejeros y generales del  desvergonzado Zhao Leung mientras éste hacía comentarios tras comentarios sobre la belleza de Shen Lian.

Mo Yang sólo pudo recordar una vez en la que sintió celos antes. Fue cuando Yin Jun se acercó demasiado a Shen Lian durante una cena en el campamento de soldados. Incluso entonces, el sentimiento no duró mucho pues sabía que el carácter de su esposa era muy inocente para entender lo que sucedía.

De hecho, Mo Yang podría haber soportado casi cualquier comentario desvergonzado hacia su esposa si fuera necesario, siempre que resultara inofensivo. Pero hubo un comentario que realmente, realmente, provocó una ira aterradora en él.

Sucedió durante la cena. Los dos príncipes y sus acompañantes cercanos, tales como Shen Lian, los consejeros y generales, se reunían en una tienda de tamaño regular que albergaba espacio suficiente para todos. Los sureños se sentaban de un lado, mientras que Mo Yang y su esposa ocupaban el otro lado. La conversación fluía a su alrededor con risas y bromas, mayormente gracias a la familiaridad entre los sureños.

Luego, Zhao Leung tuvo que abrir la boca.

—Shen Lian— llamó de repente, cortando las demás conversación tan sólo haciendo uso de su voz.

—¿Eh? ¡Oh! ¿S-si, príncipe Zhao?

—He querido hacerte una pregunta desde que llegaste, pero hasta ahora no había encontrado el valor de hacerlo— dijo Zhao Leung, aparentando una inocencia de la que Mo Yang sospechó al instante. —¿Me permitirías hacer mi pregunta?

La esposa del soberano. (BL)Onde histórias criam vida. Descubra agora