80: Una familia feliz.

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Shen Lian estaba feliz.

Sus tres hijos ya podían caminar por el palacio e incluso estaban hablando. No lo hacían muy bien, pero a Shen Lian le parecía tierno ver cómo intentaban decirle tantas cosas con palabras inexistentes. Después de una larga conversación con Mo Yang, no volvió a ignorar a su esposo cómo había hecho al principio. A pesar de lo difícil que era balancearse entre las labores de un padre y las de un esposo, Shen Lian logró encontrar un equilibrio tan solo después de unas semanas.

Zhao Jean se había convertido en una presencia constante dentro de sus vidas. De acuerdo con lo que se esperaba, a nadie le resultó una sorpresa cuando se dieron cuenta de que Zhao Jean y los tres príncipes eran inseparables. Su amistad nació tan pronto como fueron dejados en el mismo lugar.

Como madre, Shen Lian tendía a ser ligeramente sobreprotector con sus bebés. Los seguía a todos lados con una expresión preocupada en el rostro, atento a que no se lastimaran mientras jugaban. Éste lado sobreprotector solo aumentaba a medida que la curiosidad infantil de los tres bebés se iba haciendo presente con mayor frecuencia. Casi todo lo que veían les resultaba impresionante, así que Shen Lian debía perseguirlos mucho.

Tampoco ayudaba a su situación que los bebés heredaran la agilidad de su padre para deslizarse por los pasillos sin hacer el más mínimo ruido. Solo Mo Ting y Mo Tang podían hacerlo, en realidad. Mo Xian tenía la debilidad de ser tan torpe como su madre cuando se trataba de ser sigiloso. Sus hermanos eran muy silenciosos, pero casi siempre terminaban siendo atrapados debido a que Mo Xian tropezaba con muchos de los objetos en el palacio.

Shen Lian creyó que se calmarían después de un tiempo, lo cual demostró ser una creencia errónea al despertarse en la madrugada gracias a los sirvientes llamándole para qué buscara a sus hijos. Los príncipes eran un desastre, al igual que su único amigo Zhao Yuan. En solo una noche habían destrozado la mitad de la cocina, además de cubrir todas sus túnicas con comida.

Realmente, Shen Lian estaba empezando a comprender lo que había sentido su madre cada vez que se escapaba de su cabaña durante el invierno para ir a jugar conmigo con los animales del bosque. Antes no era capaz de entender por qué su madre lucía tan irritada cuando regresaba, pero ahora lo entendía a la perfección. Era demasiado preocupante no saber dónde estaban sus hijos.

Las temporadas fueron pasando con una rapidez que a Shen Lian se le hizo extremadamente agotadora. En menos de lo que esperaba, vio a sus hijos abandonar la etapa de bebés y convertirse en unos niños enérgicos y llenos de vida. Mo Ting era el líder de su pequeño grupo, Zhao Yuan el segundo al mando y los gemelos eran sus seguidores.

En realidad era muy agotador cuidarlos a todos.

—¡Mo Ting, ven aquí!— chilló Shen Lian mientras perseguía a su hijo por el bosque.

Estaban en el bosque detrás de la cabaña en la que Shen Lian creció. Se había convertido en una rutina familiar visitar esa cabaña desde que Wen Yanli regresó a vivir en ella para continuar con su trabajo de proteger a los hombres como Shen Lian. Ya no había separación entre ellos, se convirtieron en una unida familia.

Shen Lian se detuvo a recuperar el aire luego de perseguir a su hijo por unos minutos. Cubrió su boca para ocultar una sonrisa mientras se ponía de pie otra vez. La persecución continuó entonces.

Mo Ting estaba jugando, así que Shen Lian no pensaba regañarlo cuando lo atrapara. Su adorable principito era ahora un niño de aspecto serio que no podía romper ni una sola regla. En general era muy calmado, pero a veces no podía evitar ser como cualquier otro niño y escabullirse para jugar en el bosque.

También era rápido. Hecho por el que Shen Lian resentia a su increíble esposo. Era obvio que Mo Ting había heredado todas las aptitudes de su padre, incluyendo una velocidad imposible de igualar para Shen Lian.

La esposa del soberano. (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora