70: Tranquilidad.

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Los rebeldes ya no eran más que un recuerdo desagradable en las mentes de quienes vivían en el palacio. Libres de la amenaza silenciosa, finalmente pudieron regresar a su relajada rutina. Los bebés seguían creciendo del lado de Shen Lian y Zhao Yuan. Las esposas podían relajarse mientras sus esposos manejaban los asuntos importantes del palacio. Junto al travieso principito, todos los días tenían algo de diversión.

Shen Lian había decidido pasar menos tiempo en el interior de su habitación y dedicarse a fortalecer las leves interacciones que tenía con los otros habitantes del palacio. Por ejemplo, conoció a la emperatriz, de quien casi nunca oía por parte del emperador. Ahora sabía, gracias a las palabras del tío Zhang, que su relación no tenía nada de afecto en realidad. Solo estaban juntos porque la emperatriz era una fugitiva del Imperio Sur que logró entrar al palacio, dónde el emperador sintió compasión hacia ella y le propuso matrimonio para evitar que los sureños la persiguieran.

La emperatriz era bastante amable, descubrió Shen Lian después de algunas conversaciones casuales entre ambos. Venía de una familia humilde, y eso hacía que se llevara relativamente bien con el joven Shen. Ambos reían y bromeaban en susurros sobre lo extraño que era el palacio. Sobre todo, les parecía demasiado excesivo tener a tantos sirvientes para hacer cosas que  cualquiera sería capaz de hacer por su cuenta. Había muchas cosas que tenían en común, además de sus orígenes. Tanto Shen Lian como la emperatriz se habían sentido fuera de lugar cuando llegaron al palacio, por la diferencia tan grande en comportamiento que existía entre los nobles.

Ella era muy buena, pero Shen Lian no podía evitar pensar que su expresión siempre era una de tristeza. Aún cuando reía, el atisbo de una pena sofocante acechaba desde el fondo de sus ojos. Había una tristeza clavada tan profundo en su alma que no podía ser sacada.

Shen Lian pronto entendió que su tristeza se debía al hecho de que nunca fue capaz de darle un heredero al emperador. Aunque dudó mucho al hablar de éste tema, terminó confesándole a Shen Lian que el emperador nunca había dormido en la misma habitación que ella o consumado el matrimonio. Más adelante, le explicó que Zhang Liu todavía tenía ciertos sentimientos hacia un viejo amor, y que era por completo fiel a éstos. Shen Lian encontró éste hecho adorable.

La emperatriz, cuyo nombre era Song Qing, ayudó a Shen Lian hablándole sobre los deberes que tenía una esposa en el palacio Imperial. Ya que todos esperaban ver a Mo Yang como el futuro emperador, también era necesario que supiera cómo actuar si se convertía en emperatriz. Shen Lian era la única persona en la que Mo Yang había mostrado interés alguna vez, así que nadie siquiera consideró la idea de aue de Mo Yang encontrara concubinas u otra esposa.

Mientras ellos dos desarrollaban una amistad poderosa, los rumores de que Shen Lian estaba reuniéndose con la emperatriz emocionaron a la población de la capital. Todos habían visto al príncipe y a su esposa varias veces, las calles fueron suficiente para hacerlos adorar a la joven pareja. Como príncipe, Mo Yang era bastante bueno, sin crueldad o abuso hacia los de inferior puesto. Como esposo, todos estaban satisfechos con ver la manera en que defendían a su esposa de cualquier peligro. La gente de la capital esperaba con mucha ansiedad a qué Mo Yang y Shen Lian fueran coronados como emperador y emperatriz.

No faltaba mucho, pues se decía que la salud del emperador parecía pender de un hilo. Era un rumor, claramente, pero el emperador en realidad estaba pensando en pasarle su título a Mo Yang muy pronto.

Ajeno a todas las tramas políticas que lo involucraban a él y a su familia, Shen Lian descubrió que su madre no era muy buena socializando. No lo había notado antes debido a que vivían alejados de la civilización, pero ahora que estaban dentro de un palacio habitado por varias personas, Shen Lian notó que su madre en realidad no sabía cómo tratar a los demás. Se veía incómoda cuándo tenía que hablar con los demás, y rara vez lograba mantener una conversación.

La esposa del soberano. (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora