Extra: Los deseos del príncipe Mo.

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Crecer como el príncipe heredero y no tener el título era difícil. Muchos lo respetaban porqué sabían que poseía el favor del emperador, pero otros cuestionaban su posición cada vez que lo veían. Mo Yang no era el hijo del emperador, hecho que no podía ignorarse sin importar las palabras del emperador. Era el único heredero del linaje del emperador, y parecía obvio que todo el Imperio sería suyo cuando el emperador falleciera.

Mo Yang nunca tuvo interés en los problemas políticos del palacio. Prefería luchar en el lodo junto a sus soldados en lugar de soportar intrigas y traiciones en todos lados. Aunque era el favorito del emperador, rara vez se le veía cerca del palacio cuando no estaba en una misión. Para todos era un principio frío e indiferente, pero sus familiares sabían la verdad. El emperador lo conocía mejor que nadie, así que estaba al tanto de todos sus intereses.

A pesar de que era un joven fuerte y con vitalidad, Mo Yang nunca tuvo relaciones con alguien hasta que cumplió los dieciséis años de edad. Estaba en un campamento de soldados durante la noche, cuando escuchó que un grupo de tres se escabullia a medianoche. Los siguió con preocupación, pensando que tal vez irían a informar de sus planes al enemigo. Solo llegaron a un burdel, dónde vio desaparecer a los soldados.

Mo Yang entró por pura curiosidad, sin haber visto un lugar así en toda su vida. Había hombres y mujeres adentro, coqueteando o bailando de manera provocativa. Todos lo reconocieron de inmediato e hicieron una reverencia.

—Alteza, venga por favor— le habló el encargado, llevándolo hacia un grupo de mujeres hermosas. —Voy a mostrarle a mis más hermosas mujeres.

—No me gustan las mujeres— dijo sin ninguna emoción.

—Oh, le mostraré a nuestros chicos.

Cómo si no perdiera ni una sola respiración, el encargado del burdel guió a Mo Yang hacia una de las habitaciones más lejanas, dónde había varios chicos jóvenes vestidos con ropa reveladora. Mo Yang no se sintió particularmente atraído a ninguno de ellos, pero sabía que sus aspectos eran más agradables y compatibles con sus gustos que los de las mujeres. Una ligera chispa de deseo estaba enterrada en lo más profundo de su ser, lista para desatarse en cualquier instante.

El encargado pasó a señalar a todos los chicos, inventando talentos para hacerlos parecer más interesantes de lo que eran en realidad. Solo eran lindos, no había nada especial en ellos que Mo Yang pudiera ver.

Mo Yang era inexperto, pero supuso que si ya estaba ahí bien podría yacer con alguien por primera vez. No tenía ilusiones de casarse en el futuro, así que había poca culpa en su mente. Si nunca iba a casarse, entonces podría aliviar su tensión a través de actos impuros como aquellos. Todos los soldados lo hacían y él confiaba en todos ellos. Dejó que el encargado terminara de hablar antes de decidirse por uno de los chicos que le eran ofrecidos.

—¿Quién es el más experimentado?— preguntó, tan serio e imperturbable como siempre era.

—Eh…éste— el encargado señaló a un chico alto, el único que no estaba mostrando sonrisas falsas y practicadas frente a él.

—¿Cuánto?

—Ah, no le cobraría a su alteza…— el encargado sonrió nerviosamente.

—No quiero favores.

—Bueno, ya que es su primera vez aquí…eh, dejaré que lo haga sin pagar. Si le agrada, puede regresar, su alteza.

—Hmm.

Mo Yang no era fanático de perder el tiempo. Tan pronto como le dijo al encargado que quería estar con el chico más experimentado, fue guiado hasta el piso de arriba donde había varias habitaciones. El encargado no dejó de hablar sobre lo prestigioso que era su establecimiento, fastidiandolo luego de un rato.

La esposa del soberano. (BL)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum