20: Consumar el matrimonio (Por fin algo de acción)

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La fiesta terminó más pronto de lo que Shen Lian habría querido, y para cuando fue consciente de lo que sucedía a su alrededor, ya se encontraba caminando hacia la habitación que compartiría con su esposo de ahora en adelante.

Como el único heredero al trono, a Mo Yang le habían otorgado un palacio pequeño cerca del hogar de su tío para que viviera allí cuando finalmente se casara. Ahora que lo había hecho, era correcto que empezara su matrimonio en la que sería su casa hasta la muerte del emperador o en todo caso el nacimiento de otro heredero, lo cual parecía poco probable debido a los múltiples intentos fallidos de la emperatriz por quedar embarazada.

La joven pareja caminaba hacia su nuevo hogar con pasos lentos, cada uno sumido en sus propios pensamientos sobre lo que iba a pasar en solo unos minutos. Para Shen Lian fue horrendo recorrer los pasillos recibiendo las miradas conocedoras de los sirvientes. Era como si todos estuvieran burlándose de él.

El joven Shen suspiró mientras dirigía sus tiernos ojos al suelo, analizando lo que debía hacer. Según el emperador, lo mejor sería dejar que Mo Yang hiciera lo que quisiera con él. Aún así tenía miedo de que el príncipe lo lastimara.

Su mente se había alejado tanto que ni siquiera notó que ya habían llegado a la habitación y que Mo Yang estaba esperando que entrara. Alterado tras darse cuenta, avanzó hasta la temida habitación con un sonrojo teñiendo sus pómulos.

La habitación estaba iluminado, pero no había ninguna apertura hacia el exterior, lo que tranquilizó a Shen Lian de inmediato. Si alguien llegara a verlo, la vergüenza sería demasiada.

-¿Te parece agradable la habitación?- preguntó el príncipe repentinamente, con un tono bastante peculiar.

-¿A-ah? Sí... e-esta bien.

Incluso si hubiera querido decir algo más, la voz se le atoró en medio de la garganta. No podía decir nada en ese momento, no cuando los nervios lo carcomían.

Estaba verdaderamente aterrado por lo que debía suceder esa noche. Él no tenía la confianza para hablarle a Mo Yang consciente de lo que iba a pasar en poco tiempo. Las dudas sobre que debería hacer le impedían pensar con claridad.

¿Debía decir algo o esperar a que Mo Yang tomara la iniciativa? ¿Y si decía algo, qué tal si se avergonzaba por completo? Tampoco estaba seguro de si el príncipe quisiera hacer aquello con él, un hombre que no se consideraba a sí mismo muy atractivo. Tal vez el príncipe se sentía asqueado por su cuerpo y por eso no había hecho nada. O tal vez el príncipe realmente no quería tomar a otro hombre. Aunque tal vez todas esas dudas eran producto de su imaginación. ¿Pero que tal si el príncipe lo lastimaba sólo por odiar la forma de su cuerpo?

No quería ni pensar en ello.

Había pasado mucho tiempo parado en medio de la habitación, simplemente analizando toda su situación e ignorando a la persona que dominaba la mayoría de sus pensamientos. Por más de dos minutos estuvo batallando contra el temor que se extendía a través de su cuerpo.

Las emociones que pasaban por él eran tan intensas que no pudo evitar sollozar en voz baja, sintiendo la opresión en cada músculo de su frágil anatomía. Tenía tanto miedo, y a la vez intentaba permanecer fuerte. Su madre le dijo una vez que no debía llorar por algo que no había pasado aún, pues eso sería desperdiciar sus lágrimas en algo innecesario, pero era imposible no hacerlo cuando sentía tanto temor.

El llanto se detuvo abruptamente cuando fue envuelto en un cálido abrazo de Mo Yang. Su cabeza se presionó contra el pecho del príncipe, y los latidos del corazón ajeno tranquilizaron la presión en sus ojos. Pudo respirar de nuevo, enfocándose solo en las pulsaciones que sentía junto a su rostro.

La esposa del soberano. (BL)Where stories live. Discover now