Capítulo 1

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Siempre le ha fascinado mirar las estrellas, parece que guardan algún mensaje o secreto. Sin embargo, nunca ha investigado a fondo sobre el tema. Quizás por mantener el misterio o tal vez por si, como dicen tantas leyendas, su destino está ahí escrito, frente a él, supervisando atentamente que haga todo lo que espera de él. Esa presión le gusta en lugar de intimidarle.

Tiene casi 26 años y siempre ha sabido que era un tanto peculiar. Por suerte, nunca le han faltado amigos a pesar de que no siempre ha tenido los gustos más populares.

Sabe valorar su soledad y, por eso, aprecia ese ratito cada noche en la terraza de su ático disfrutando por unos instantes del "silencio" de la ciudad.

Poco dura esa paz pues es el timbre el que suena intermitente y de manera insistente unos minutos después.

No espera a nadie, pero no le sorprende demasiado encontrarse la desordenada melena rizada de su hermana al abrir la puerta.

- ¿Se puede saber qué haces aquí?- pregunta algo cansado de que su hermana se presente en su casa día sí y día también sin avisar.

- Yo también me alegro de verte- dice con verdadero entusiasmo abalanzándose a su cuello en un abrazo efusivo que, aunque rompe la paz, siempre le recoloca por dentro.

No le deja otra alternativa que rodear su cuerpo con los brazos porque Lía es su máxima debilidad en el mundo.

- Ahora en serio, Lía- dice tras dejar un beso en su frente mientras la chica se abre paso desordenándolo todo según avanza por el piso de su hermano.

Abandona el bolso, abrigo y bufanda donde primero pilla, para hastío de su hermano.

- Es ya de noche y mañana es día laborable ¿Qué haces aquí?- pregunta de nuevo.

- No me quería quedar sola en casa, es demasiado grande y me da yuyu- explica con esa caída de ojos que ya usaba de pequeña para conseguir todos sus caprichos.

- ¿Sola?- pregunta extrañado, pues no le consta que sus padres estén de viaje.

- ¿En qué mundo vives?- se sorprende su hermana sentándose en el sofá a la par que se acomoda alzando los pies en la mesa de café.

- Al menos sácate los zapatos, Lía- le pide algo nervioso por el terremoto que siente que descoloca su orden cada vez que su hermana pone un pie en su piso.

La chica suspira sonoramente porque, después de 20 años conociendo a su hermano, no entiende que a veces sea más sieso que su propio padre.

- Los papas se han ido a casa de Laia- explica mientras se quita las botas tal y como le ha pedido su hermano.

- ¿A casa de Laia?- repite con el ceño fruncido.

- Sí, Samuel tenía guardia esta noche y la tati ya sabes que anda rara, además Siena está bastante nerviosa y... pues han ido a echarle una mano- expone la situación.

- ¿Y han ido los dos?- vuelve a preguntar sentándose a su lado en el sofá.

- ¿De verdad te sorprende?- contesta con otra pregunta sin esperar una respuesta acomodando la cabeza sobre su hombro.

La verdad es que no le sorprende para nada. Laia es hermana por parte de padre de Aitana, su madre. Sin embargo, tuvo la mala suerte de perder a sus padres demasiado pronto. Así que fueron sus padres los que tras una larga historia se hicieron cargo de ella. Por eso, no, no puede decir que le sorprenda, pues Laia es la mezcla perfecta entre tía y hermana para ellos y, al final, una hija más para sus padres.

- ¿Y por qué no te has ido con ellos?- se interesa haciéndole cosquillas por el brazo al deslizar por él las yemas de los dedos.

- ¿Por qué iba a desperdiciar yo la oportunidad de pasar una noche con el huraño de mi hermanito?- responde irónica abrazándose fuertemente a él.

El destino no siempre está escrito en las estrellasWhere stories live. Discover now