Capítulo 38

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Álvaro se levanta de su silla extrañado después de que suene el telefonillo y Luna no haya corrido por el pasillo para ser ella quien abra la puerta a Martín.

Solo aparece cuando Álvaro ya ha abierto a Martín el portal. Camina despacio con ese extraño aura que lleva pegado a su cuerpo desde hace unos días.

- ¿Puedes abrir tú?-indica Luna dirigiendo la mirada a la puerta.

- Pero si es tu novio-señala Álvaro contrariado porque aparentemente no quiera verle.

Es cierto que Luna no ha llegado a verbalizar esas palabras nunca, al menos no delante de él, pero para nadie es un secreto que mantienen una relación más allá de la amistad.

- Porfa-pide mirando al suelo sin desmentirle, preocupando inevitablemente a Álvaro.

-¿Todo bien?-insiste pensando que quizá que haya habido algún tipo de discusión entre ellos y esa sea la razón por la que Luna lleva días demasiado encerrada en sí misma.

Luna asiente débilmente con la cabeza convenciendo poco a Álvaro, pero no rechista. No sabe muy bien por qué, pero no quiere magnificar con piques absurdos el malestar de su hermana. Porque, por mucho que Luna lo niegue, está convencido de que algo pasa.

- Gracias-murmura justo antes de que el timbre suene alertándolos.

Álvaro espera a que Luna se meta en su habitación, casi escondiéndose antes de abrir la puerta.

Durante la clase, Martín se da cuenta de que Álvaro de vez en cuando le mira de reojo. A ojos del más joven, Martín no parece estar más raro que de costumbre, quizá incluso está inusualmente contento. Así que supone que, quizá está equivocado y lo que sea que le pasa a Luna, puede que no tenga que ver con él.

Acaba dejando de darle vueltas, porque esa es su última clase y quiere resolver las dudas que tiene para la recuperación del primer trimestre, que es el único que finalmente le queda pendiente.

- Mucha suerte-se despide Martín dándole una palmada en la espalda.

Realmente no cree que la necesite, porque, además de sabérselo bien, sus padres le han prometido dejarle ir un fin de semana al pueblo de un amigo si aprueba todo.

- Bueno, supongo que seguiremos viéndonos-se encoge de hombros Álvaro ya que no duda que volverá a ver a Martín aunque sea por otros motivos.

- Seguramente- le da la razón sin poder evitar que sus labios se curven- De todas formas, si tienes alguna duda me escribes - le recuerda- ¿Está tu hermana?-pregunta poniéndose de pie.

Álvaro duda unos instantes, pero supone que ver a Martín la animará, así que acaba asintiendo con la cabeza.

Luna traga saliva cuando oye los pasos de Martín dirigirse a su habitación. Solo tiene que decírselo y ya está. No es tan complicado, solo son unas cuantas palabras que aún no ha decidido en qué orden pronunciar. Pero está segura, o al menos quiere estarlo, que en el momento en el que lo suelte, el nudo del pecho que la lleva acompañando días se aflojará y la dejará respirar, aunque sea a medias.

Martín la encuentra delante de los apuntes con un lapicero sujetando a duras penas parte de su melena.

- ¿Cómo lo llevas?-pregunta dejando una caricia en su cabeza.

En cuanto la roza, Luna sabe que no va a ser capaz. No puede ni quiere hacerle daño, porque lo quiere. No quiere destruir las ilusiones que han creado juntos con un par de palabras. Y desde luego, no quiere que Martín piense que no puede ser una pareja increíble porque, aunque lleven poco tiempo juntos, lo ha vivido como un sueño. Un sueño demasiado corto, demasiado amargo, demasiado injusto.

El destino no siempre está escrito en las estrellasWhere stories live. Discover now