Capítulo 37

598 39 60
                                    

Sigue mirando la pantalla pensando en que ese diseño podría haberlo hecho un niño de 3 años y probablemente le hubiera quedado mejor.

Apenas ha dormido un par de horas y aunque le gustaría achacarlo todo al dolor de ovarios que arrastra, sabe que no es solo eso. Ni siquiera es solo una noche.

Su madre se ha asomado preocupada hace una hora porque no se levantaba y Luna siempre es la primera en estar despierta en casa. Pero parece que no es la única que se ha dado cuenta de que algo no va del todo bien.

- ¿Andas mejor?- se sienta su padre junto a ella en la cama mientras espera que Álvaro y Ainara terminen de prepararse- Yo no tengo ni idea de moda, pero eso tiene muy buena pinta-apunta refiriéndose al dibujo.

No tiene claro si su padre es sincero o si simplemente está intentando que se sienta mejor porque la ve apagada.

- Es una basura, papá-asegura llevándole la contraria casi sin querer volver a mirar el boceto.

Luna no puede parar de darle vueltas a lo que dijo Alba y siempre acaba en la misma conclusión. No entiende por qué Álvaro y Alba se empeñan en asumir que ella no tiene problemas y que parece ser la única que sobresale para bien. Porque, en realidad, siente que no hace prácticamente nada bien, no para de meter la pata, incluso cuando se propone no hacerlo.

Ese boceto está muy lejos de ser algo bonito. Los tejidos no son los mejores para coserse juntos, esos botones son horrorosos y el color en realidad le parece feísimo, ni siquiera sabe por qué lo ha escogido.

- No nos importa quedarnos, de verdad-señala su padre al verla algo ausente y bastante pálida.

No es la primera vez que plantean esa opción. El plan es ir a comer con unos buenos amigos de la familia. Primero pensaron en posponerlo por la ausencia de Luna, pero fue la joven quien insistió en que se sumaría en la próxima ocasión. Pero ahora que Luna lleva varios días alicaída, quizá no es descabellado aplazarlo.

- No hace falta, en serio. Ya estoy mejor-le asegura con una sonrisa que no le llega a la mirada.

- No será una excusa para no ir a casa de Martín a comer con toda su familia, ¿no?-bromea Pedro haciéndole cosquillas en las costillas.

Está seguro de que no, pues aunque Luna no lo haya verbalizado, sabe que tiene una relación especial con ese chico y una relación envidiable con su madre en el trabajo. Pero solo pretende sacarle una sonrisa que no acaba siendo del todo sincera en el rostro de Luna.

- Anda, no te entretengas mucho con eso- dice señalando el boceto con el que su hija parece disgustada- que sino vas a llegar tarde- advierte Pedro ya en el marco de la puerta.

- Y si vuelves a encontrarte peor o ves que te mareas...-empieza a decir Ainara al escuchar la conversación cuando ya iba a despedirse de su hija.

- Os llamo-completa la frase de su madre tratando de tranquilizarla.

Una tranquilidad que no cala del todo en el cuerpo de Ainara. Porque aunque Luna se esfuerza, sigue sin tener buena cara y tiene miedo de que su tensión baja le pase una mala pasada como en otras ocasiones. Además, no sabe por qué, tiene la sensación de que hay algo más por el que la mirada de Luna, siempre llena de curiosidad y que hace esbozar al resto una sonrisa, la mira apagada y pareciendo estar muy lejos de allí.

- No hagas muchos esfuerzos y tómate la infusión que te he dejado preparada, ¿vale?- insiste preocupada apoyando las manos sobre los hombros de Pedro.

Luna suspira al oír por fin cerrarse la puerta principal, aunque sabe que sus padres no se han ido muy convencidos. De hecho, está convencida de que la llamarán varias veces a lo largo del día.

El destino no siempre está escrito en las estrellasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin