Capítulo 20

547 42 79
                                    

Después de casi dos semanas intensas de preparativos, a Luna le ha venido bien desconectar. O al menos hacerlo parcialmente, porque mientras estaba en esas masterclass obligatorias de la universidad, no podía dejar de pensar en su larga lista de tareas pendientes.

Lo único que no le ha gustado ha sido el hecho de haber pasado en la facultad desde las nueve de las mañana hasta las cinco de la tarde un viernes, pero siente que ha sido una buena inversión de tiempo. Al menos ha podido reencontrarse con sus amigas a las que este tiempo está viendo menos de lo que le gustaría.

- Ha estado bien, pero menuda paliza de día-suspira Cristina- Unas cerves, ¿no?- cuestiona a pesar de estar segura de que todas van a aceptar.

Hasta hace no mucho, los viernes después de clase siempre se quedaban a tomar unas cervezas en la taberna de la plaza de enfrente de la facultad. Y no falla en sus cálculos, pues todas contestan animadas y sedientas saliendo del edificio.

-Yo hoy no puedo, chicas- interrumpe Luna las conversaciones cruzadas- Aún tengo cosas que hacer-dice mirando alrededor en busca de Martín cuando alcanzan las escaleras principales, ya que quedaron en que vendría a buscarla.

- ¿Con el buenorro de allí?- reacciona Lucía al seguir la mirada de Luna cuando habla- No nos habías dicho nada-señala y Luna alza la mano para bajar la suya antes de que Martín se dé cuenta.

- ¿Nada de qué?-cuestiona nerviosa pasándose un mechón por detrás de la oreja- Es un amigo, de las prácticas- justifica encogiéndose de hombros-Tengo que revisar unas cosas que se nos quedaron pendientes-expone ante las risas incrédulas de sus amigas, que estudian de arriba abajo a Martín a las espaldas de Luna apoyado en su coche.

- Al que deberías revisarte bien es a él-sonríe Cristina- Va, Luna, nunca te habíamos visto así de tonta por un tío- intenta hacerle ver que ese comportamiento no es normal en ella- No es sólo un amigo.

No, claro que para ella no es sólo un amigo, pero tiene que conformarse con que lo sea. Su mirada cae inconscientemente a sus pies, porque esa es más o menos la altura de sus expectativas. Suspira apurada.

- Bueno-empieza a decir después de morderse el labio- Es verdad que es muy mono conmigo-cede sabiendo que probablemente solo la vea como su hermana pequeña, con la que la equipara constantemente- pero es que es imposible que yo a él le guste porque...- intenta explicarles algo de lo que luego probablemente se arrepienta.

- Osea que a ti te gusta-interrumpe Emma abrazando por el cuello a Luna provocando que ría.

- Un poco- confiesa sonrojada en un tono casi inaudible.

- Un mucho, guapa-replica su amiga.

Emma vuelve a mirar al chico que ya ha reparado en la presencia de Luna y espera con las manos en los bolsillos.

- Espera- reacciona agarrando ahora con fuerza el brazo de Luna-Si es el de la discoteca, ¿no?- le pregunta sorprendida al reconocerlo- Este era el tío que os dije-añade dirigiéndose al resto- No se comieron la boca por mi culpa- lamenta- Si hubiera llegado dos minutos más tarde aquel día habrías acabado en su cama-hipotetiza mientras las mejillas de Luna cada vez están más rojas- Lánzate- propone seriamente.

- ¿Qué?-cuestiona Luna con una risa nerviosa- No, gracias, no quiero hacer el ridículo-niega mientras se gira para mirar a Martín que estudia el edificio.

Sabe que detesta que la gente sea impuntual y probablemente esté empezando a odiarla por entretenerse con tonterías. Además, es viernes por la tarde e igual Martín tiene cosas más interesantes que acompañarla como favor para poder entrar al atelier que ya está cerrado.

El destino no siempre está escrito en las estrellasWhere stories live. Discover now