Capítulo 35

709 44 47
                                    

Deciden esperar a Lía y Emma dentro, ya que han dicho que ambas llegarán un poco más tarde.

No puede negar que está algo nerviosa porque sabe que es muy probable que se vayan a cruzar con los amigos de Martín, no solo con Javier.

Sus respiraciones aún están agitadas y los brazos de Luna flaquean dejándose caer sobre el cuerpo de Martín. Su melena se esparce revuelta entre las sábanas y el pecho del chico, los dedos de él, aún juegan dejando un reguero de cosquillas a lo largo de su espalda.

- Creo que me puedo dar por compensada- bromea en un sonoro suspiro pero con una sonrisa en los labios.

- ¿De verdad piensas que la compensación por lo del otro día ha terminado ya?- reacciona Martín girando sobre su cuerpo terminando por colocarse sobre ella.

- Pues...- responde fingiendo duda llevándose un dedo a la boca- o tienes superpoderes que desconozco, o me parece que al menos vas a necesitar unos minutos- afirma con suficiencia dándole una palmada en el pecho.

- Eso de los superpoderes me gusta- dice a media voz mientras comienza a dejar suaves besos por el cuello de Luna descendiendo sobre su cuerpo.

- No empieces lo que no puedas terminar- ríe bajo su cuerpo mientras se estremece con la mezcla de sensaciones de labios, lengua y barba.

- No me subestimes, bichillo- rebate no cejando en su empeño.

Pronto el cosquilleo desciende por el cuerpo de Luna a la misma velocidad que lo hace la cabeza de Martín entre las sábanas. Los dedos de la chica se pierden difusos entre los rizos y las sábanas aún revueltas, buscando una estabilidad que su cuerpo no siente ante el juego de lengua con el que el chico se entretiene.

Un cúmulo de sensaciones la recorren buscando escapar. El cuerpo de Luna se arquea como respuesta provocando que Martín sonría orgulloso de sí mismo a pesar de que ella solo es consciente de cómo el calor invade sus sentidos, agitando su respiración que estalla en un sonoro suspiro que escapa de sus labios.

- Dios...- consigue verbalizar mientras Martín aún se ríe sobre su vientre.

- Solo he acabado lo que he empezado- se burla el chico.

A Luna le cuesta tomar aún el control sobre su cuerpo pero consigue con una caricia que Martín entienda que quiere que vuelva a su altura.

- Vas a acabar conmigo- bromea ella cuando Martín ya descansa sobre su pecho y puede hacer cosquillas en su cabello.

- ¿Sabes qué pasa?- cuestiona levantando ligeramente la vista hacia ella.

Es una sonrisa de Luna la que le invita a seguir hablando.

- Mi madre me ha contado que yo de pequeño siempre repetía una pregunta, incluso me compraron un cuento que hablaba de ello- explica despertando la curiosidad de Luna.

Aún no termina de entender qué curiosidad podría tener la versión infantil de Martín y que esté relacionada con esos juegos no aptos para todos los públicos a los que se someten bajo las sábanas.

- ¿Y qué pregunta es esa?- se atreve a cuestionar enternecida por la imagen de su novio que recrea su mente.

- Siempre, siempre le preguntaba a qué sabía la Luna y, ¿sabes qué?- pregunta no esperando una respuesta- Que ahora que lo sé, creo que es mi cosa favorita del mundo- afirma dejando un fingido mordisco sobre la piel de la chica.

La reacción de Luna no tarda en llegar pues en el mismo instante en el que Martín habla deja un suave manotazo en su espalda.

- Eres imbécil- se queja entre risas enzarzándose en una guerra de cosquillas en las que tiene todas las de perder.

El destino no siempre está escrito en las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora