XII

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— ¡Bien! Repasemos antes de mandarlos a la misión, tengo veinte minutos para hablar con ustedes, tengo cosas que hacer en Singapur ¿Saben?

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— ¡Bien! Repasemos antes de mandarlos a la misión, tengo veinte minutos para hablar con ustedes, tengo cosas que hacer en Singapur ¿Saben?

Hablo el peli-blanco con la sonrisa leve de siempre, y aquel monótono ánimo inentendible mientras se sentaba en el sofá cruzando una pierna sobre la otra, y apoyando uno de sus brazos en el respaldo del mueble.
El pelinegro suspiró sentándose frente a él, la castaña sacudió su corto cabello lanzándose al mueble y cruzándose también de piernas.

— Ijichi será quien nos acompañe a lo largo de la misión, haremos lo posible por interrogar a los cuatro alumnos que estuvieron en el incidente, pero si no, entonces continuaremos el día siguiente —el pelinegro entrelazo sus manos y apoyó sus antebrazos en sus rodillas, inclinándose hacia adelante—. Luego, cuando el funeral de los estudiantes llegue, haremos lo posible por interrogar a los invitados luego del evento... En cuanto a nuestra identidad, hablaremos como investigadores privados del caso, aunque creo poco probable que pregunten demasiado sobre nosotros... Después de todo solo han pasado dos días desde el incidente y la depresión de la pérdida seguirá presente a flor de piel.

El mayor asentía ante sus palabras satisfecho. La castaña solo soltaba un leve suspiro y cerraba sus ojos por unos segundos.

— Al llegar informaremos a Itadori sobre el caso, también es nuestro compañero, y él realmente quería participar... Así que no lo dejaremos de lado —fue Nobara, soltando un suspiro y frunciendo su ceño para desviar su mirada algo avergonzada de sus palabras.

Gojō solo soltó una leve risilla.

— Si hay algo que no puedan controlar, haré lo posible por tomarme unos minutos, volver y ayudarlos, pero no prometo demasiado —comentó, levantándose con sus palabras y guardando sus manos en los bolsillos de sus pantalones—. Les deseo suerte.

La castaña esbozó un mohín, cruzada de brazos y sentada de piernas abiertas, o más que sentada en realidad parecía echada en su sofá. La pequeña frente a ella se encontraba sentada de piernas juntas, sus pies ni siquiera llegaban a tocar el suelo, su cabello largo y oscuro como la noche estaba tomado en dos trenzas desde la raíz de su cabellera, empezaban justo en el centro de su frente y se separaban poco a poco hacia atrás.

Maldita suertuda. Pensó, tras escuchar que el mismísimo Takeshi había hecho dichas tensas a la pequeña. Sí, estaba celosa de una niña de seis años.

— ¿Qué haremos hoy? —preguntó, su voz delicada, serena, infantil pero no chillona. Su imagen pura cegaba a la castaña que alguna vez también fue así, pero los recuerdos de aquella imagen eran realmente lejanos.

— Takeshi terminará su entrenamiento a las cuatro, luego tiene trabajo así que... Te quedarás a dormir hasta el domingo —parecía que todo el progreso de aceptación hacia la pelinegra había retrocedido apenas la vio nuevamente.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Where stories live. Discover now