XV

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Sus ojos se abrieron lentamente, intentó adaptarse a la luz de la habitación pero le tomó unos cuantos minutos

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Sus ojos se abrieron lentamente, intentó adaptarse a la luz de la habitación pero le tomó unos cuantos minutos. Poco a poco fue totalmente consciente de su alrededor, el dolor en su abdomen ya no existía, sus párpados ya no pesaban demasiado, su garganta no se sentía seca, ni su boca pastosa.

La luz que entraba por la ventana de la habitación era tenue, como si el día estuviera nublado a pesar de encontrarse despejado.
Su mirada bajó a sus manos, una a cada lado de su cuerpo. Giró estas para ver la palma de sus manos, y luego volvió a girarlas para ver el dorso de estas mismas. Nuevamente algo había cambiado en él, podía sentirlo con claridad, y el hecho de volver a sentir su existencia lo dejaba un tanto tranquilo.

— ¿Me extrañabas mocoso inútil? —fue Sukuna, apareciendo como si nada por la mejilla izquierda del chico. Independiente de la situación, solo soltó una risilla leve, de aquellas que salen como un suspiro, dejando totalmente desconcertado al demonio en su interior.

— Creí que habías muerto, me sentí aliviado por un momento —mintió él con el mejor orgullo.

— Si claro, como si te fuera a dejar tan fácilmente. Ahora, levanta tu trasero de esta maldita camilla, tengo algo que hacer —ordenó, pero Itadori solo alzó una ceja incrédulo mientras se recomponía lentamente en su lugar hasta quedar sentado.

El silencio invadió por unos cuantos minutos. La boca de la maldición permanecía en su mejilla cerrada en una línea recta, y el joven chico traía una mirada cansada, unas leves ojeras se asomaban bajo sus ojos almendrados, y el silencio que Sukuna siempre deseo en el interior de aquel hablador pelirosa-palo ahora lo estaba matando. Estaba demasiado ansioso como para quedarse en su lugar.

— ¿¡Qué diablos haces!? ¡Muévete de una vez!

— Sukuna —llamó Yūji, y la maldición en su interior frunció levemente su ceño sin comprender el comportamiento del muchacho, realmente no le importaban sus problemas, solo necesitaba ese estúpido cuerpo de carne y hueso por al menos una hora—. ¿Por qué tú... puedes sentir desesperación de esa manera? —preguntó, dejando que el silencio hiciera de su parte luego de hablar.

El demonio en su interior alzó sus cejas un tanto sorprendido por unos cortos segundos, pero luego de un tiempo, su ceño volvió a fruncirse y su mirada se perdió en aquella oscuridad dentro de Itadori. Hincó su codo en el cráneo de un animal y apoyó su barbilla entre sus dedos pulgar, índice y corazón, cruzó una pierna sobre la otra, y su mano izquierda descansó en su muslo izquierdo.

— Oi, no tengo tiempo para oír tus problemas —refunfuñó, pues tenía prioridades, y estaba desesperado por ellas.

— Dime ¿Quién es ella?

Sukuna no quería admitir entender sus palabras, no quería hablar ni mucho menos si trataba de aquel chico. Pero acorralado en ese cuerpo no podía hacer nada. ¿Qué ocurría si hablaba demasiado? No podría mover ni un meñique si se veía rodeado de todos aquellos molestos hechiceros.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Where stories live. Discover now