XIII

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— Te ves del asco

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— Te ves del asco.

Fueron las palabras castas y burlonas que espetaron dichos labios, palabras que resonaron en sus oídos mientras poco a poco comenzaba a recuperar sus sentidos. La sensación de estar sobre una superficie dura, pero un par de centímetros de... agua, le recorrieron todo cuerpo. La palma de sus manos apoyadas sobre la superficie, el agua cubría casi por completo el dorso de su mano, y era tan oscura que no se podían ver sus dedos, solo el reflejo de él mismo.
El costado derecho de su rostro parecía también estar húmedo, apoyado en la superficie y siendo hundido por los centímetros de aquel líquido.

— Si no te levantas tal vez te robe el trono.

— Inténtalo, bastardo —espetó él, entreabriendo sus ojos con lentitud, sintiendo sus párpados pesados tal como el resto de su cuerpo.

La presencia frente a él le miraba con aquella tenue sonrisa de siempre, y mirada neutra impredecible para cualquiera. Su pie derecho se levantó un poco y luego volvió a caer en la superficie, salpicando algo de agua al rostro del Rey de las maldiciones.

— ¿Quieres morir? —espetó nuevamente, irritado, incapaz de hacer algo al respecto, sintiéndose estúpidamente débil sin siquiera poder mover un dedo.

— Fue duro ¿No? Ha pasado un largo, largo tiempo, desde que no te veía así de inservible.

— Sigue hablando y te borraré de la faz de la tierra y el inframundo, escuincle hijo de... —en un intento de levantarse, un dolor agudo le recorrió la espina dorsal, y sus esfuerzos fueron en vano. El agua salpicó cuando su torso volvió a caer a la superficie de los pocos centímetros que había logrado levantarse—. ¿Cómo está?

— ¿Yashiro? Ah, como nueva~ —canturrió—. Ya sabes cómo es la juventud, les lanzan cinco cuchillas malditas de primer grado que les atraviesa el cuerpo y no les pasa nada —si, aquellas palabras no dejaron realmente muy tranquilo al mayor inmóvil en el suelo, pero nada podía hacer al respecto más que maldecir desde su posición a aquel subordinado frente a él que tampoco hacía un esfuerzo por ayudarlo.

Una vez más, soltó un suspiro, cerró sus ojos por un par de segundos, y nuevamente hizo un esfuerzo por levantarse. Apoyó ambas manos en la superficie, y con sus brazos doloridos, se comenzó a levantar con lentitud mientras una mueca de dolor se asomaba en su rostro. Su cabello húmedo caía sobre su rostro hasta la altura de sus cejas, y finalmente logró sentarse en su lugar y alzar la mirada.

— El rosa palo te sienta bien, admito que el nuevo recipiente es bastante atractivo... aunque siempre te preocupaste por tu imagen, solías buscar recipientes atractivos que demostrarán tu estatus.

— Hablas demasiado.

Sukuna estaba como la mierda, y tal como aquel subordinado había mencionado, habían pasado siglos desde que se encontraba en tal estado.
Su mano derecha pasó por su rostro intentando despejarse, para finalmente sacudir su cabello hacia atrás. La humedad lo ayudó a permanecer en su lugar, pero dos pequeños mechones fueron imposibles de mantenerse en su posición y cayeron sobre la frente del hombre.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Where stories live. Discover now