𝐓𝐅𝐁 (Pausada) | ❝ Un demonio en el útero de una mujer ❞
Por el corto tiempo que el grupillo de hechiceros había pasado junto a la atrocidad denominada Sukuna, comprendieron que el hombre, o actualmente mejor dicho el Rey de las maldiciones, no se...
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— U-Uh, se más suave.
La mirada intensa de color esmeralda subió rápidamente al rostro de la mujer adolorida. Vio su mirada y expresión de súplica. Continuó su hacer de manera más cuidadosa, vendó su muñeca por completo y formó un nudo en el final.
— ¡Ah! Fue más rápido de lo que creí, estimaba que llegaríamos a la noche —alargó uno de los hombres, mientras ella se colocaba de pie y ayudaba a la mujer a subir a su corcel—. ¡Tendrán que adelantar los preparativos! —dio un mordisco a su carne seca para saciar un poco el hambre que solía tener luego de cada misión.
— Advirtieron que sería una maldición de grado especial, pero, hombre, realmente esa cosa parecía de categoría cuatro —carcajeó otro—. ¿Creen qué tal vez la maldición inicial haya escapado?
— De ser así, La Madre debería ser capaz de rastrearla en caso de que se vuelva a presentar, pero se ha escapado antes de nuestra llegada, así que no podemos hacer nada al respecto —respondió ella con un tono moderado y poco interesado, como si más bien estuviera hablando para sí misma mientras de un salto se subía al corcel.
Entre el alta hierba de los gigantescos prados, el grupo de seis integrantes cabalgaba con lentitud, tranquilidad, sin apuro alguno, camino a casa, esperando a sus esposas, esposos e hijos de brazos abiertos, para comer una merecida cena y recomponer sus baterías de energía.
Ella al frente, como solía ser, al ser la más fuerte de todo el maldito clan. No solo cargando con la responsabilidad de sí alguno de los integrantes llegase a morir, sino también con la gran palabra "pecadora" sobre su espalda que cada persona de su tribu parecía poder leer.
Quiero llegar rápido. Pero no podía adelantarse. Quiero ver a Asuka. Pero no podía hacer que su corcel fuera más rápido, porque no podía dejar que su grupo quedará atrás, era la líder, no podía dejar a sus compañeros solos. Quiero... Su mirada se apagó, mientras vagaba en el pelaje del caballo.
— ¡Oi! —un silbido captó la atención de todos sus sentidos, desvaneciendo por completo cualquier pensamiento que la indujeran a alguna responsabilidad más sobre su espalda, y giró rápidamente deteniendo su caballo para ver qué ocurría.
Uno de los hombres extendió su brazo hacia sus espaldas. En el fondo, poco a poco se iba acercando a veloz cabalgada un corcel. El caballo marrón con blanco, con una trenza en su larga cabellera decorada por plumas azul marino.
Los ojos de la mujer se ampliaron con gran sorpresa, aunque mientras más se acercaba el caballo, la sorpresa se transformaba en pánico al ver como venía sin jinete sobre su lomo.
— ¿¡No es ese el caballo de Asuka!? —alzó uno de los hombres que se encontraba al fondo, ganando la mirada de la líder, quien rápidamente ganó una respiración agitada, y el caballo la pasó de largo adentrándose al oscuro bosque.
