XXXI

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No quería creerlo

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No quería creerlo. Desde luego, nadie en su posición querría creer que las palabras que salían de aquella boca maldita eran verdad. ¿Por qué creerle? Era una maldición, una cosa que disfrutaba engañar y lastimar a los humanos ¿No? ¿Por qué debería creerle que fue capaz de concebir una primogénita y que llegó a amar como cualquier otro humano? No, en realidad, en algún momento fue humano, así que las palabras correctas deberían ser; ¿Por qué debería creerle que fue capaz de volver a sentirse humano? ¿Qué es lo que ella había despertado en él para que volviera a sentirse de esa manera?

Yūji no podía digerirlo con facilidad, saber que los hechiceros iban tras ella, y sentir esa molesta sensación de que debía intervenir; la confusión y el sentimiento indeciso de debate lo carcomía de pies a cabeza.

— ¿Te sientes mejor? —preguntó Nobara, dejando un café en frente de Yūji, justo en aquella mesa redonda del café en medio de la calle.

— Uh... Algo —respondió, dando un sorbo del cálido líquido mientras observaba como llegaba Megumi con algunos pasteles en mano—. Sinceramente nunca había sufrido un ataque de pánico, no creí que fuera tan terrible —aunque "un ataque de pánico" era simplemente para encubrir el hecho de que de cierta manera se encontraba conectado con la primogénita de Sukuna, y podía sentir la manera en la que ella se sentía en determinadas ocasiones, no sabía si podía sentir cualquier dolor, o eran cosas precisas.

— Los ataques de pánico no son frecuentes, la mayoría de personas sufre al menos tres a lo largo de su vida... No te sientas presionado pensando en cómo pudo ocurrir, porque simplemente ocurre, sin previo aviso ni razón alguna... No lo pienses demasiado —comentó Megumi, tratando de darle algo de calma mientras dejaba el pequeño pastel de fresas y crema con un bizcochuelo de vainilla frente al pelirosa-palo.

— Sí... Creo que tal vez... El estrés de todo lo que ha ocurrido repentinamente en mi vida se acumuló y simplemente... Ya no di más —respondió este, con su mirada baja en el café, en la cuchara revolviendo el café, mientras Nobara y Megumi se miraban entre sí indecisos de lo que podían decir.

Desde dicha noche en la cual el muchacho llegó destrozado a rastras a la habitación de Nobara, Yūji se vio con notorias ojeras, una mirada caída y cansada. Sus ánimos no se encontraban como usualmente solía ser, animado y tenaz. Pero Nobara y Megumi no sabían exactamente como ayudarlo más que... Mimarlo y pasar tiempo con él. Su compañía era más que suficiente; Yūji lo valoraba, pero no podía quitarse de la cabeza los tormentosos pensamientos de la dura realidad que lo golpeó repentinamente: Ryōmen Sukuna tiene una primogénita.

— Iremos con Megumi de compras ¿Nos acompañarás? —preguntó la castaña, mientras el nombrado se levantaba, colocándose un chaquetón de cuero y soltando un suspiro.

— Me quedaré en el café... Tal vez vaya a dar una vuelta —fue Yūji, y Nobara solo asintió a sus palabras.

El chico quería su espacio, y ellos lo comprenderían.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Where stories live. Discover now