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Los dedos pulgares de la castaña pasaron por los labios del pelinegro dormido

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Los dedos pulgares de la castaña pasaron por los labios del pelinegro dormido. Su labio superior fue levantado lentamente, dejando a la vista su dentadura de notorios colmillos, dentadura blanca y encantadora.

— ¿Qué... demonios haces? —fue el pelinegro, con su mañanera voz ronca, aun adormilado, pero su ceño se fruncía mientras su abrazo en la cintura de la muchacha se hacía más fuerte.

— Tus colmillos son grandes —respondió ella, y la yema de sus dedos pulgares hicieron presión contra los dientes mencionados.

— ¿Tiegnes cingco agños? —respondió de vuelta, sus palabras no se entendieron con claridad, mientras la muchacha dejaba en paz su boca y solo se dedicaba a observar su rostro—. Tú también tienes colmillos grandes.

— Es distinto, soy una maldición —comentó.

— Mitad maldición —corrigió el otro, soltando un gruñido mientras su rostro se refregaba en el pecho de la muchacha, como un bebé recién despertando en brazos de su madre. Le causó algo de ternura a la mayor, y sus manos acariciaron su cabello mientras soltaba un suspiro.

— Pero tus colmillos son demasiado notorios para ser un humano —continuó.

— ¿Qué insinúas? ¿Qué soy un vampiro? —respondió este, pero un largo silencio invadió, y el pelinegro se levantó de su lugar, quedando medio sentado en la cama. Su cabellera totalmente alborotada, sus ojos entrecerrados al recién encontrarse despertado, y un pequeño rastro de salvia en la comisura de su labio—. No existen los vampiros ¿Verdad? —se cuestionó algo sorprendido, pues el silencio de la castaña luego de su pregunta lo dejó algo desconcertado.

— No que yo sepa... —bostezó la otra, estirándose en su lugar mientras le dejaba dudas existenciales al muchacho, con la mirada perdida aún medio adormilado.

Ah~ Yashiro realmente adoraba despertar con esa vista; el pelinegro con su torso descubierto y pantalones de dormir. Su esculpido cuerpo parecía sacado de cualquier escultura griega.

— Tenemos veinte minutos antes de que las clases empiecen... —musitó el azabache, levantándose de la cama con pereza mientras la castaña simplemente continuaba estirándose y soltando bostezos en su lugar—. ¡Yashiro! —llamó, adentrándose al cuarto de baño con su bolso deportivo en mano.

— ¡Qué ya voy! —alzó de vuelta, frunciendo su ceño y soltando gruñidos—. Dios mío... —susurró, mientras se cubría de pies a cabeza dispuesta a volver a quedarse dormida.

No pasaron demasiados minutos en silencio para que los pesados y apresurados pasos del azabache se escucharan dirigiéndose hacia ella. Las mantas que la cubrían se le vieron totalmente arrebatadas, provocándole una corriente de frío que le erizó los vellos de los brazos, a la vez que soltaba sonoras quejas escuchando cómo el muchacho la regañaba a lo lejos, dirigiéndose a la cocina mientras hacía un esfuerzo por arreglar los botones de su camisa escolar.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora