XXIII

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El ambiente se sentía sobrecargado, incluso cuando la sonrisa coqueta permanecía en su rostro

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El ambiente se sentía sobrecargado, incluso cuando la sonrisa coqueta permanecía en su rostro. Ni siquiera se encontraba mostrando el más mínimo rastro de energía maldita, su simple presencia imponían un temor dominante.
Había algo distinto que la primera vez. La muchacha no parecía tan malhumorada como entonces, de hecho, pareciera como si se tratasen de conocidos de toda la vida. Su forma de hablar, la expresión de su rostro: era simple y amable, pero todo lo contrario a la frívola e intensa mirada que les dedicaba.

— Podrían relajarse un poco, mientras ustedes no hagan nada entonces yo no haré nada —hizo un despreocupante ademán con su mano, intentando restarle importancia a la situación. Pero pareciera como si le causara gracia.

Los dos compañeros se miraron entre sí, con un nudo en la garganta y sus cuerpos tensos, incluso una fina capa de sudor que cubría sus frentes y las volvía brillosas. La brisa era fresca, el sol no era demasiado caluroso, pero no podían disfrutar de aquello con la chica allí.

"No intervenir aunque sea necesario", pero Nobara solo pensaba en atacar. En sí, la muchacha no había hecho nada más que sentarse de cuclillas frente a ellos para estar a su altura, y tal vez presionarlos un poco con "Hay muchas personas, sería problemático si les pasara algo", pero más allá de ello, no había hecho ni el más mínimo movimiento peligroso, ni mucho menos activar su energía maldita.

Parecía ser simplemente una persona más del lugar, pero para aquellos chicos que pueden diferenciar entre maldiciones y humanos, les hacía entrar en pánico el no poder diferenciarla en ninguna de las dos categorías.

— Bueno... —la muchacha se dejó caer al suelo, soltó un suspiro con sus rodillas un tanto extendidas, apoyando ambos brazos sobre estas y manteniendo ese despreocupado comportamiento—. La verdad es que yo termine por meterme en este lío —suspiró, rascando su nuca mientras esbozaba una mueca aproblemada.

Nobara y Megumi se miraron entre sí, pues la muchacha era impredecible.

— Tal vez si hubiera disimulado aunque sea un poco... Ustedes no estarían siguiéndome y... —su voz fue bajando gradualmente, hasta el punto en que su mirada se perdió en el suelo, su ceño se frunció con lentitud, y su mirada se alzó precipitadamente hacia los muchachos, quienes se exaltaron en sus lugares—. ¿¡Hasta qué punto me investigaron!? —los indicó amenazante, con una mueca de sorpresa y a su vez confusión.

— B-Bueno... —nuevamente, para Megumi, el hablar era difícil, mucho más difícil de lo que se había imaginado—. Fuiste abandonada en un orfanato inglés —el silencio entre ellos invadió por un tiempo, y Yashiro alargó un "Ah" como si estuviera recordando, para luego asentir sin preocupaciones.

— Solo desde allí eh, supongo que no hay nada por lo que deba preocuparme —suspiró, y volvió a moverse.

Apoyó ambas manos en sus rodillas dispuesta a levantarse, dispuesta a retirarse. Pero los muchachos entraron nuevamente en pánico.
Tenían una nueva oportunidad de hablar con ella, y aunque los diálogos eran difíciles por el pavor interfiriendo, lograron reconocer que la muchacha se encontraba notoriamente más razonable que antes.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Where stories live. Discover now